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La falta de fondos provoca recortes en la ayuda para los congoleños desesperados

Historias

La falta de fondos provoca recortes en la ayuda para los congoleños desesperados

Con la violencia y el desplazamiento afectando partes de la región oriental de la República Democrática del Congo, la falta de recursos está obstaculizando la respuesta del ACNUR
9 October 2018
Jeanne, de 40 años, es viuda y vive en el barrio de Madiabuana en Beni con sus 3 hijos y 3 hijas. Ella recibe a alrededor de 80 personas en su parcela.

GOMA, República Democrática del Congo - Cuando atacantes armados tomaron su aldea en el Territorio de Beni en la República Democrática del Congo en octubre, lo único que pasó por la mente de Agnes, de 42 años, fue poner a sus seis hijos a salvo.

“Los atacantes llegaron a la aldea de Kamambia por la noche”, recordó. “Una de mis hijas huyó de antemano con su hermana, y yo hui a pie con mis otros cuatro hijos. Dormimos en el monte, en el suelo. Fue tan aterrador”.

El desplazamiento continúa aumentando en la región de Beni de la República Democrática del Congo, en la frontera nororiental del país con Uganda, provocado por una serie de ataques mortales de los grupos armados contra civiles.

En la provincia de Kivu del Norte, se estima que más de medio millón de personas han huido de sus hogares solo este año, creando la mayor concentración de desplazados internos en el país centroafricano afectado por el conflicto y el ébola.

Decenas de miles de personas en Beni y sus alrededores ya han abandonado sus hogares en busca de seguridad, y el total sigue aumentando. Al mismo tiempo, muchos de los desplazados de hace un año, como Agnes, todavía no tienen un lugar adecuado para quedarse.

“No sé cómo criar a mis hijos viviendo así”.

Incapaz de regresar a casa debido a la violencia, Agnes y sus hijas pasan cada noche de cuclillas en una escuela de la ciudad de Oicha, junto con docenas de otras familias desplazadas.

“Tenemos que recoger nuestras pertenencias todas las mañanas y abandonar las instalaciones cuando comienzan las clases. Nos quedamos sin albergue, incluso si está lloviendo”, explicó Agnes. “No tenemos acceso a leña o agua limpia. No sé cómo criar a mis hijos viviendo así. Es imposible vivir de esta manera”.

A través de este vasto país, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, está haciendo todo lo posible para ayudar a las familias más vulnerables, a través de proyectos de vivienda, asistencia en efectivo a pequeña escala, monitoreo de protección y apoyo a sobrevivientes de violaciones de derechos humanos. Agnes y su familia pronto serán trasladados a un compartimento familiar en un albergue colectivo establecido por la Agencia.

Pero se encuentran entre los pocos afortunados, y los esfuerzos de socorro del ACNUR se ven reducidos por la severa falta de fondos. Hasta el momento, la Agencia ha recibido solo el 31% de los 369 millones de dólares solicitados para la respuesta en la República Democrática del Congo y para los refugiados congoleños en otros países africanos este año.

“Nuestro principal reto es la falta de recursos”.

Como resultado, la situación congoleña es una de las seis crisis de refugiados y desplazados más afectadas a nivel mundial por la actual crisis de financiamiento del ACNUR, según mostraron nuevas cifras publicadas hoy.

“El trabajo en la República Democrática del Congo trae muchos desafíos”, dijo Ann Encontre, Representante Regional de ACNUR y Coordinadora Regional de Refugiados para la situación congoleña con sede en la capital de la RDC, Kinshasa. “Necesitamos operar en zonas de guerra y áreas controladas por grupos armados. En muchas zonas, casi no hay carreteras. Aun así, encontramos una manera de llegar a las personas que necesitan nuestra ayuda”.

“Pero nuestro principal desafío es la falta de recursos”, agregó. “Nuestro dedicado personal en el terreno podría hacer mucho más para apoyar a los desplazados por el conflicto si solo hubiera más medios”.

Como resultado, ACNUR se ve obligado a tomar decisiones difíciles que dan como resultado que muchas de las personas en necesidad no obtengan la asistencia que necesitan.

“Sólo quiero que la guerra termine”.

De acuerdo con un estudio que abarca los primeros nueve meses de este año, solo una de cada once de las familias más vulnerables en la RDC recibe asistencia de albergue. Quienes viven en albergues improvisados ​​o con familias de acogida en condiciones de hacinamiento se ven obligados a valerse por sí mismos.

Una de esas personas es Paluku, de 38 años, quien huyó de su hogar en Kiharo en las afueras de la ciudad de Beni hace cinco meses, cuando la violencia estalló de repente una noche. Ahora se está quedando con otras 80 personas en una parcela en otra parte de la ciudad, propiedad Jeanne, de 40 años y residente de la zona.

“Ellos vinieron y atacaron a dos ancianos con machetes una noche en Kiharo”, dijo Paluku. “Todo el barrio huyó a otras partes de la ciudad. Todavía tengo mi casa allí, pero es demasiado peligroso volver. Así que nos quedamos con Jeanne, que tiene la amabilidad de recibirnos”.

“Sería la persona más feliz de la tierra si regresara la paz”, agregó. “Podemos lidiar con cualquier otro problema, siempre y cuando tengamos paz. Solo quiero que la guerra termine”.