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Indios se unen para ayudar a refugiados rohingya que fueron víctimas de un incendio

Historias

Indios se unen para ayudar a refugiados rohingya que fueron víctimas de un incendio

Después de que un incendio azotara un asentamiento en Nueva Delhi que dejó sin hogar a 219 refugiados, sus vecinos, organizaciones de ayuda y ONG les están dando apoyo para que comiencen de nuevo.
9 May 2018
Un vecino habla con una adulta mayor afectada por el incendio.

NUEVA DELHI, India - Después de que las llamas desgarraron las escuetas viviendas de Madanpur Khader, en el sudeste de Nueva Delhi, Meeran Haider se encontraba entre los lugareños que se apresuraron a ayudar a los refugiados rohingya que vivían allí.

"Cuando no enteramos sobre la discriminación y el sufrimiento que han soportado, sentimos que es nuestro deber ayudarlos", confiesa Meeran, estudiante de la vecina Universidad Jamia Milia Islamia en la capital india. "Habiendo perdido todo en el incendio, la preocupación más urgente para ellos era un albergue seguro".

 Muchos de los refugiados Rohingya ya sabían lo que era perder todo, después de huir de sus hogares en Myanmar. El incendio, que barrió el asentamiento improvisado el 15 de abril, fue así otro golpe cruel.

 No se perdieron vidas, pero varias personas sufrieron quemaduras y lesiones menores, además de que 219 refugiados perdieron sus hogares, ahorros, tiendas, libros de texto y herramientas. También perdieron sus tarjetas de refugiados, inmediatamente repuestas por ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados.

 "Sentimos que es nuestro deber ayudarlos".

 Las ONG, las organizaciones benéficas, los donantes privados y los vecinos se unieron en apoyo; estableciendo refugios de emergencia y proporcionando asistencia médica. También donaron ropa, ropa de cama y otros artículos para el hogar. ACNUR coordinó la respuesta de emergencia junto con otras agencias de la ONU, ONG y actores de la sociedad civil.  

Sameer, de 30 años, huyó de Myanmar en 2012 y había trabajado duro con la intención de reconstruir su vida en la India. Antes del incendio, se ganaba la vida reparando motores eléctricos en su pequeña tienda en el asentamiento.

 "Mi familia perdió todo, incluidos todos nuestros ahorros", dice. "Tenía 17 motores en mi casa que esperaba vender,  todos se han ido. Sin embargo, sentimos alivio de que los niños están a salvo”.

Madre de dos hijos, Fátima, de 25 años, perdió su pequeña tienda en el fuego. Pero con alguna asistencia en efectivo de ONG locales y pequeños préstamos de sus parientes, pudo reiniciar su negocio. "Me siento segura en la India. Es un lugar donde si se trabaja duro, es posible crecer ", dice ella.

La difícil situación actual de más de 670.000 refugiados rohingya que huyeron de la violencia dirigida y las graves violaciones de los derechos humanos en Myanmar para Bangladesh ha acaparado los titulares en todo el mundo. A menudo, las personas caminaban durante días por el bosque para llegar a la seguridad, incluidas las mujeres embarazadas, los niños pequeños, los enfermos y los ancianos.

 Pero incluso antes de que esta crisis más reciente comenzara en agosto del año pasado, cientos de miles de refugiados rohingya habían huido de previos episodios de violencia en Myanmar desde la década de 1970. Muchos están diseminados en países de Asia meridional y sudoriental.

 "Mi familia perdió todo, incluidos todos nuestros ahorros".

 La India alberga a 17.500 refugiados rohingyas y solicitantes de asilo registrados con el ACNUR. A pesar de los programas de asistencia del ACNUR brindando apoyo básico, muchos de ellos se mantienen pobres, trabajan en empleos mal pagados y viven en asentamientos abarrotados con acceso limitado a servicios esenciales como refugios seguros, agua, electricidad y baños.

"Es importante que los refugiados se sientan incluidos en las sociedades que los acogen", dice Yasuko Shimizu, jefe de misión del ACNUR en India."Estamos impresionados por el apoyo abrumador de la comunidad india. India y su pueblo demostraron una vez más su extraordinaria hospitalidad a los refugiados durante esta emergencia”.

La ayuda que recibió la comunidad después del incendio afectó especialmente al jornalero Amir, de 33 años, que utilizó un motoneta eléctrica de tres ruedas, donada por una ONG india para ganarse la vida modestamente transportando pasajeros y mercancías por el asentamiento.

"Personas de todas las religiones y orígenes se unieron para ayudarnos", dice. "No he experimentado esta calidad de amor y aceptación en mucho tiempo".