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Diálisis para refugiados sirios peligra por escasez de fondos

Historias

Diálisis para refugiados sirios peligra por escasez de fondos

El tratamiento que mantiene con vida a 97 sirios podría terminar a menos que se reciban fondos adicionales, ya que la mayoría de los refugiados no puede solventar los costos.
29 March 2018
El refugiado sirio Abdel Razzaq, de 14 años, podría dejar de recibir su diálisis debido a que las organizaciones no gubernamentales no contarían con los fondos que cubren el costo del tratamiento para él y para otros 96 refugiados sirios.

Tendido en una cama de hospital en el valle de la Becá en El Líbano, Adbel Razzaq de tan solo 14 años se obliga a tomar un sorbo de té dulce y de color ámbar. Los líquidos ayudan a su cuerpo desnutrido a sobrellevar las tres interminables horas de diálisis.


"Me canso y vomito", dice el joven refugiado de Alepo en Siria, cuyo cuerpo depende del tratamiento que realiza tres veces por semana para poder seguir viviendo. "Me mareo y mi presión baja a veces".

Abdel Razzaq sufre de insuficiencia renal, condición con la que nació. Durante la mayor parte de sus 14 años, sobrevivió gracias a la medicación. Sin embargo, desde que huyó de Siria junto con sus padres, su condición empeoró. Las duras sesiones de diálisis en el hospital local al norte de Becá lo mantienen con vida, pero ahora podría perder este tratamiento.

Cada sesión de diálisis en Líbano cuesta alrededor de 100 dólares, una cifra que resulta imposible de cubrir para la familia de Adbel Razzaq tres veces a la semana. Su padre, Mohamed, no puede trabajar debido a una condición médica que padece.

"Mi esposa trabaja limpiando casas y en el campo para poder alimentar a los niños", explicó Mohamed, "pero no nos alcanza". La Sociedad Médica Siria-Estadounidense (SAMS por sus siglas en inglés) financia el tratamiento de Abdel desde 2017, pero la ONG podría recortar gastos este año.

En Líbano, viven más de 990.000 refugiados sirios registrados, muchos de los cuales están allí desde los comienzos de los siete años que lleva el enfrentamiento sirio. Más de la mitad vive en la extrema pobreza con menos de dólares 2,87 por día, a pesar de que Líbano se esfuerza por cubrir los costos de una cantidad de refugiados que equivale a un cuarto de la población total.

Si bien ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, proporciona por medio de sus colaboradores una amplia variedad de servicios de atención médica para los refugiados sirios en Líbano, no puede cubrir los costos de los tratamientos para las enfermedades crónicas como el cáncer y la insuficiencia renal.

Un estudio reciente realizado por ACNUR reveló que 20% de los refugiados sirios en El Líbano que requerían de atención médica secundaria o terciaria no tenían acceso a la misma en 2017. Dos tercios de estos refugiados mencionaron como motivo principal que no podían afrontar los costos del tratamiento o el traslado hacia el lugar del tratamiento.

"No puedo regresar a Siria para tratarlo, es muy peligroso."

La posibilidad de perder la ayuda financiera con la que cuentan para el tratamiento de Abdel Razzaq es la peor pesadilla de su madre, Halime. "Pienso en él todo el día", dijo con lágrimas en los ojos. "¿Qué puedo hacer para ayudarlo? No mucho. No puedo volver a Siria para tratarlo. Es muy peligroso".

Actualmente, hay 218 refugiados sirios que necesitan diálisis en Líbano. Desde febrero de 2017, un pequeño número de ONG, incluyendo SAMS, y en colaboración con ACNUR, cubrieron los costos del tratamiento de aquellos con necesidad de ayuda.

Sin embargo, este año la financiación de las ONG se termina y solo 121 pacientes tienen el tratamiento garantizado hasta febrero de 2019. El resto podría perder el acceso al tratamiento a menos que se consigan otras formas de financiamiento.

"Hay 97 pacientes que se encuentran en situación de riesgo ya que podrían perder el tratamiento que hoy los mantiene con vida, si no se consiguen los fondos para cubrir el costo del tratamiento", explicó Mona Kiwan, funcionaria adjunta de salud pública de ACNUR. "Esto va a impactar de manera negativa en su salud y su vida, es una cuestión de vida o muerte".

De regreso en casa, Abdel Razzaq se niega a perder las esperanzas. A pesar de su débil condición, Abdel trabaja, con una máquina de coser que una señora libanesa le regaló, para poder ayudar a su madre a llegar a fin de mes.

"Coso fundas de almohadones y las llevo al mercado junto con mi hermano y las vendemos", dice orgulloso mientras cose un almohadón caoba. "Un día volveré a Siria y seré un sastre famoso".

Por Dalal Mawad

Gracias a la Voluntaria en Línea Bettina Gadea por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.