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Los refugiados de Myanmar necesitan más apoyo en atención médica y seguridad

Notas de prensa

Los refugiados de Myanmar necesitan más apoyo en atención médica y seguridad

19 Diciembre 2017 Disponible también en:
Niños Rohingya sentados bajo una linterna solar, que se reparte como parte del paquete de ayuda que se da a los recién llegados al campamento de Kutupalong en Bangladesh.

Con la crisis de refugiados en Bangladesh en su cuarto mes, el ritmo de llegadas desde Myanmar se va reduciendo, aunque estas continúan teniendo lugar.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, estima que el promedio ha disminuido desde 745 llegadas por día en noviembre a 100 este mes (hasta la fecha). Dos tercios de los recién llegados durante la semana pasada dijeron provenir de Buthidaung, en el estado de Rakhine (norte de Myanmar).

Mientras tanto, una evaluación rápida de la situación de los refugiados por parte de ACNUR y 13 socios internacionales y locales en Bangladesh reveló que los refugiados han desarrollado fuertes redes de apoyo mutuo.

Para el estudio, se entrevistó a mujeres, hombres, niños, niñas, adultos mayores y personas con discapacidades en los campamentos de Kutupalong, Nayapara y Kerontoli / Chakmarkul. El objetivo era identificar sus preocupaciones y necesidades prioritarias, los mecanismos de adaptación a la situación que emplean y las posibles soluciones a sus problemas. Los hallazgos de la evaluación guiarán las intervenciones humanitarias en 2018 y ayudarán a mejorar las condiciones de vida de los refugiados.

Los refugiados encuestados pusieron de relieve una serie de preocupaciones, como la seguridad – especialmente por las noches – debido al escaso número de albergues y a la falta de iluminación pública. El acceso a instalaciones de higiene también fue considerado como insuficiente, factor que provoca largas colas frente a las letrinas. Las mujeres y las niñas dijeron acusar la escasez de espacios privados para el baño en los albergues, situación que hace que algunas tengan que lavarse en zonas exteriores de madrugada.

El estudio reveló que hay niños que caminan largas distancias para traer agua y leña, y que tanto padres como hijos desearían que los menores tuvieran acceso a educación y a lugares seguros para jugar.

Otra de las grandes preocupaciones son los servicios de salud, especialmente en materia de apoyo psicológico: la ayuda para quienes han presenciado homicidios, o han sufrido tortura o violación resulta crucial. Los refugiados manifiestan sufrir de continuos sentimientos de depresión y rechazo, sobre todo adultos mayores y discapacitados, y muchos jóvenes están preocupados por lo incierto de su futuro.

Además, algunos refugiados declararon haber pasado hambre durante días por causa de lo irregular de la distribución de alimentos y las largas colas.

Pero, a pesar de todas estas preocupaciones y dificultades, la evaluación ha encontrado que existe una gran solidaridad y apoyo mutuo entre los refugiados.

A partir de esta información, ACNUR perfeccionará y reforzará su labor de protección y asistencia. Las prioridades incluirán el establecimiento de más puntos de información, la orientación hacia servicios ya existentes y el fortalecimiento del programa de contacto con los refugiados.

La Agencia está mejorando ya sus sistemas de distribución, el refuerzo de asistencia directa a personas incapaces de moverse por sí mismas y la provisión de alternativas a la recogida de leña, de cara a evitar el trabajo infantil y cuidar el medio ambiente. También se están realizando esfuerzos para dotar de mejores medios para la higiene y material sanitario a mujeres y niñas, facilitar el acceso general a las letrinas, incluir más artículos en los kits de albergue, instalar más luces en espacios públicos, ofrecer formación y establecer más espacios aptos para niños.

De manera añadida, será necesario reforzar las instalaciones de atención médica básica, el área de salud mental y psicosocial, y la sensibilización y la respuesta a la violencia sexual y de género.