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Malasia: Un proyecto con los refugiados intenta eliminar prejuicios

Historias

Malasia: Un proyecto con los refugiados intenta eliminar prejuicios

Refugiados en Malasia participan en una iniciativa de limpieza colectiva de áreas residenciales, cuyo objetivo es cambiar el concepto que las comunidades locales tienen de ellos.
4 Abril 2013 Disponible también en:
Un día de limpieza voluntaria de un barrio: los refugiados de Myanmar llenan bolsas de basura con desechos de las calles de la zona de Kuala Lumpur en la que viven.

KUALA LUMPUR, Malasia, 4 de abril (ACNUR) – Ocuparse de las labores domésticas el fin de semana es en el mejor de los casos una tarea poco agradable. Entonces ¿por qué motivo querría alguien pasar su día libre limpiando lo que otros ensucian?

Se lo preguntamos a Thomas, líder comunitario de Myanmar que hace algunos fines de semana llevaba a unos cincuenta refugiados de Myanmar hasta la zona de Permai en Kuala Lumpur. Recorrieron los callejones traseros de una zona residencial vestidos con chalecos verdes reflectantes en los que se veía escrito: "A los refugiados nos importa Malasia" ('Refugees Care for Malaysia'); en las manos llevaban escobas, rastrillos y bolsas de basura. Impertérritos, bajo un calor sofocante, limpiaron las cunetas, quitaron la basura y arrancaron las malas hierbas.

Forman parte de una iniciativa de limpieza colectiva de áreas residenciales financiada por la agencia de Naciones Unidas para los refugiados, cuyo objetivo es cambiar el concepto que las comunidades locales tienen de ellos.

"Los malayos se quejaban de que los refugiados ensuciaban, escupían betel en las aceras y provocaban altercados y hacían ruido cuando se emborrachaban", indica Thomas. "La gente de aquí estaba empezando a sentirse muy molesta y se notaba una tensión creciente entre los refugiados y la población local. Queríamos impedir que la situación empeorase".

Inscritos en el ACNUR en Malasia hay unos 100.000 refugiados entre hombres, mujeres y niños, distribuidos por ciudades de todo el país donde conviven estrechamente con las comunidades malayas.

Desde 2011 ACNUR ha trabajado a través de su Fondo de Protección Social (SPF – Social Protection Fund) con varias comunidades de refugiados en proyectos de convivencia pacífica, como esta campaña de limpieza colectiva, para contribuir a aliviar las tensiones entre las comunidades locales y los refugiados que conviven con ellas.

Una de las principales causas de fricción es el prejuicio existente de que los refugiados ensucian y destrozan las zonas públicas. "En lugares donde la población local, los refugiados y los inmigrantes conviven estrechamente es habitual que los miembros de la comunidad local culpen a los extranjeros de los problemas que pueda haber en el barrio", afirma Letchimi Doraisamy el funcionario de ACNUR responsable del Fondo de Protección Social.

"Los proyectos de limpieza colectiva de zonas públicas ayudan a demostrar que a los refugiados les importa Malasia y los barrios en los que viven. Independientemente de quien sea el causante del problema, quieren ser parte de la solución contribuyendo a que esos barrios sean lugares agradables para vivir".

Desde que comenzó el proyecto docenas de comunidades de refugiados asentadas en el área metropolitana de Kuala Lumpur han participado en campañas de limpieza colectiva. Algunas comunidades han dado un paso más en este sentido, estableciendo turnos de vigilancia nocturna para evitar que los refugiados en estado de embriaguez alteren el orden público, ya que este comportamiento hacía que algunos miembros de la comunidad local se sintieran amenazados.

Los refugiados de Myanmar de la etnia chin que viven en la zona de Loke Yew de Kuala Lumpur fueron los primeros en llevar a cabo una campaña de limpieza colectiva comunitaria.

El coordinador, Kennedy, dice que querían demostrar que los refugiados no constituyen una amenaza para las comunidades locales y que además pueden contribuir a la mejora de la sociedad en la que viven. "Nuestros esfuerzos dieron resultado, porque después de una semana de limpieza de las áreas públicas, la gente del lugar empezó a sonreírnos y a mostrarse más amable", dijo Kennedy.

Joshua es un líder comunitario de los refugiados de Myanmar de la etnia kachin residentes en la zona de Setapak, también en Kuala Lumpur. "Tuvimos problemas con matones malayos en el edificio de apartamentos en el que vivimos. Entraban en el ascensor con nuestra gente y les golpeaban, les robaban o simplemente les insultaban", dice Joshua. "Desde que empezamos la campaña de limpieza colectiva, empezó a resultarnos más fácil hablar con la asociación de vecinos sobre las agresiones y el acoso comenzó a disminuir".

Un beneficio claro de esta iniciativa es cuando las comunidades locales reconocen los esfuerzos realizados.

Muhammad Basir es un vecino malayo de uno de los bloques de viviendas, situado en la zona de Cheras de Kuala Lumpur, donde una pequeña comunidad de refugiados convive con población local. Al principio decía que había peleas y que los refugiados se comportaban de forma molesta al emborracharse cuando los hombres se reunían por las noches.

"Entendemos que el no poder trabajar les hiciera sentirse impotentes", dice Muhammad, "pero desde que empezaron las acciones de limpieza colectiva y la vigilancia nocturna, las cosas han mejorado".

Muhammad y un grupo de unos doce malayos colaboran con los refugiados en la limpieza colectiva proporcionándoles el desayuno, un refrigerio mientras trabajan y participando en las tareas con ellos. "Hasta los niños de la comunidad de refugiados ayudan a limpiar el vecindario, pero es verdad que no se les han unido muchos malayos y menos aún niños. Respetamos a los refugiados por lo mucho que trabajan en esto", afirma Muhammad.

Al volver a Wangsa Permai, la actitud de Thomas es realista con respecto a lo que queda por hacer. "Sabemos que habrá problemas porque nuestra cultura es diferente de la de los malayos", afirma. "Esperamos que poco a poco la gente de aquí deje de tener resentimiento hacia nosotros y que nos acepte como miembros de la comunidad. Se necesita tiempo para que la gente cambie, pero lo estamos intentando."

Por Yante Ismail desde Kuala Lumpur, Malasia

Gracias a la voluntaria de UNV Online Ana Muñoz Pérez por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.