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Myanmar: Carrera por cobijo mientras comienzan las lluvias en el estado de Rakhine

Historias

Myanmar: Carrera por cobijo mientras comienzan las lluvias en el estado de Rakhine

La tormenta tropical Mahasen puede haber pasado, pero no hay interrupción en la construcción de refugios para miles de personas desplazadas a medida que comienza el monzón.
3 Junio 2013 Disponible también en:
Una mujer se prepara para la temporada de lluvia en Sin Tet Maw, estado de Rakhine, Myanmar occidental. El ACNUR y sus socios trabajan contrarreloj para finalizar refugios elevados en zonas planas antes de que éstas se inunden.

SITTWE, Myanmar, 3 de Junio (ACNUR) – Cuando la tormenta tropical Mahasen pasó sin provocar daños graves el 16 de mayo, mucha gente en el estado de Rakhine se dejó escapar un suspiro de alivio. Acto seguido, respiraron hondo y comenzaron a empacar de nuevo.

Según fuentes estatales de Myanmar, cerca de 120.000 personas (muchas de ellas ya desplazadas en el año anterior debido a la violencia intercomunitaria) han sido evacuadas de zonas vulnerables antes de producirse la tormenta.

La mayoría de ellos han abandonado desde entonces el lugar de su reubicación. Uno de los directores de escuela del área de Thet Kay Pyin de Sittwe ha declarado que 4.500 desplazados internos que buscaron refugio temporal en su colegio volvieron el día posterior a la tormenta a sus lugares de procedencia en Hmanzi Junction.

Pero los bolsillos más modestos no pueden permitirse o no quieren volver a la ubicación en la que se encontraban antes de la tormenta debido a falta de seguridad y a la preocupación por un posible riesgo de inundación.

Sukina Khaton, de 70 años, vio su casa arder en el municipio de Pauktaw el pasado octubre. Ella y el resto de su familia tuvieron que buscar refugio en un criadero de gambas cercano llamado Nget Chaung, teniendo que abandonarlo apenas meses más tarde, a mediados de mayo, cuando oyeron hablar de la tormenta.

"Pagamos 10.000 kyats (cerca de 11 USD) cada uno por un viaje nocturno en barco con destino a Sin Tet Maw", declaró Khaton, refiriéndose a una ciudad ribereña situada a varias horas de navegación. "Escuché que uno de los barcos se volcó la noche anterior y mucha gente se perdió".

En Sin Tet Maw, Sukina vive ahora en un palafito de bambú junto con otras familias recién llegadas. Está oscuro, abarrotado y tiene que mantener una posición incómoda para evitar el agua de lluvia que gotea durante la noche. Aun así, no quiere volver a Nget Chaung.

"Nget Chaung está en las planicies. No tiene ni sombra ni árboles. Si llueve, se inunda", dice la abuela de 70 años. "Lo perdimos todo. Me quiero quedar aquí por el momento".

Pero la capacidad de Sin Tet Maw está al límite debido anteriores llegadas de desplazados. Las familias de acogida se están quedando sin recursos y las tiendas de campaña escasean. En la ciudad vecina hay descontento con las nuevas llegadas y la tensión va en aumento.

Con limitada disponibilidad de terreno y la temporada de lluvias comenzando, las autoridades están ofreciendo una solución de compromiso: regresar a Nget Chaung, donde se están construyendo nuevos alojamientos para proteger a la población de la lluvia.

Como parte de los planes de contingencia para la temporada de monzones, el gobierno estatal de Rakhine se ha comprometido a construir refugios temporales para 45.000 desplazados en los alrededores del estado capital, Sittwe, mientras el ACNUR está preparando alojamientos temporales para 25.000 personas en los municipios de Pauktaw y Myebon. Construidos a partir de materiales locales (bambú y madera), estos alojamientos de estilo comunal están pensados para dar cobijo a 8 familias con una media de 6 miembros cada una.

"Dado que el gobierno no ha podido ofrecer un terreno más apropiado para la construcción de los alojamientos, el ACNUR no ha tenido más opción que levantarlos sobre arrozales", destacó el experto en alojamientos de emergencia del ACNUR en Sittwe, Richard Tracey.

Los pilotes se clavan 3 pies bajo el suelo (casi un metro) y sobresalen otros 3 pies. Estos palafitos estarán conectados mediante pasarelas elevadas que serán aseguradas con arriostramientos transversales complementarios para estabilizar la estructura y evitar el colapso. Una de las amenazas es que los vientos puedan arrancar los tejados, de metal corrugado. Para reducir el riesgo, los constructores doblarán los bordes para fijarlos al marco de madera.

Las primeras lluvias de la temporada ya han comenzado, pero el trabajo continúa. Los desplazados de las zonas bajas y los alojamientos más endebles están siendo reubicados tan pronto como el trabajo acaba en cada zona.

La prioridad es sacar a las personas de los terrenos inundados para ofrecerles un techo robusto bajo el que protegerse. Pero no es la única necesidad.

"Los alojamientos solos no son suficientes", expplicó Tracey. "Los desplazados necesitan urgentemente mejores oportunidades de medios de vida, atención médica y educación para volver a ser autosuficientes".

Casi un año después de que estalló la primera oleada de violencia intercomunitaria, se calcula que las personas desplazadas internamente en el estado de Rakhine son aproximadamente 140.000.

Por Vivian Tan en Sittwe y Pauktaw, Myanmar

Gracias al Voluntario en Línea Nicolás Borja por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.