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Un campamento de verano ofrece alivio a los desplazados en Ucrania

Historias

Un campamento de verano ofrece alivio a los desplazados en Ucrania

A dos horas de la ciudad de Kharkiv, docenas de ucranianos desarraigados se encontraron volviendo a la infancia en un rincón que una vez estuvo reservado para los niños.
7 Octubre 2014 Disponible también en:
Niños con sus madres en un espacio de ocio del campamento de verano de Promotei. Estas personas se han visto obligadas a huir de sus hogares en Ucrania oriental.

CAMPAMENTO DE VERANO DE PROMETEI, Ucrania, 7 de octubre de 2014 (ACNUR) – En el corazón de los espesos bosques de Ucrania oriental, en las proximidades de un río serpenteante, se encuentra el campamento de verano de Prometei. Prometei nos traslada a otra época, la de la Unión Soviética, pero este verano el campamento ha servido de nuevo de refugio.

En este lugar, situado a dos horas en coche de la ciudad de Kharkiv, numerosos ucranianos desplazados internos han vuelto a revivir su infancia en un rincón que en una época estuvo reservado a los niños. Estos desplazados internos, la mayoría mujeres y niños, vivieron en módulos dormitorios, comieron en una cocina comunitaria y, en sus paseos por el campamento, contemplaron esculturas de tamaño real que representan a una niña con un cordero o a un niño con un bañador azul.

Las familias se han alojado y alimentado aquí gracias a una fundación benéfica ucraniana. Una existencia aparentemente idílica pero que también conllevaba una forma de estrés particular. "No tenemos dinero, nos sentimos aislados, aquí estamos en el limbo", decía uno de los residentes en nombre de muchos otros. Sin embargo, el limbo sigue siendo mejor que el pequeño infierno del que habían escapado.

Sus historias eran similares – conflictos, bombardeos, esconderse en los sótanos, tiendas vacías, ciudades desiertas y, finalmente, la huida – pero sus antecedentes eran a menudo poco corrientes. Anastasia celebró su 21 cumpleaños en el campamento. Su hermano telefoneó desde la ciudad de Makeevka en la que había decidido quedarse. Era todavía zona de combate pero tenía una esposa, un hijo y un piso que proteger.

Anastasia también tiene una niña, Polina, de tan solo 7 meses. Ella y su hermano son huérfanos. Ella, además, es madre soltera y, al igual que otras jóvenes con niños, huyó de un refugio para madres solteras huérfanas en Makeevka. Ha tenido una vida dura, de modo que el verano en el campamento fue casi como unas vacaciones.

"Aquí nos dieron pañales pero no tenían muchos y hay muchos bebés en el campamento", nos decía en la habitación que compartía con su hija. "La gente ha prometido ayuda, nos traen alimentos infantiles y agua potable. Nos ayudan todo lo que pueden".

Alexandr tiene 40 años y sufre una parálisis cerebral, al igual que su esposa Viktoria. Juntos han criado a su hija, Dima, que ahora tiene 20 años y vive independiente, y tienen otro hijo, Ivan, de 19 años. Vivían bien. Alexandr trabajaba como economista y Viktoria como contable en Donetsk.

El conflicto los obligó a huir, no sólo por los bombardeos sino también por la falta de medicamentos en las farmacias. Viktoria depende de los medicamentos para controlar su enfermedad. En el campamento pudieron conseguir los que necesitaban pero, al final del verano se les estaba acabando el dinero.

Alexandr había logrado reunir lo suficiente para comprar dos paquetes. "Pero con dos paquetes tenemos sólo para dos semanas", y Viktoria preguntó a su esposo: "¿Qué vas a hacer? ¿Puedes ir a Kharkiv?".

El campamento no está preparado para proporcionar alojamiento durante el invierno y además está aislado, a varios kilómetros de distancia de la ciudad más próxima, y el dinero ha empezado a escasear. Estas familias se arreglaron mejor que muchos de los cientos de miles de personas desplazadas a causa de este conflicto, pero aún así están deseando regresar a su hogar.

"Espero volver a Makeevka", dice Anastasia. "Prometieron comprarnos billetes gratuitos, de modo que no tendremos que gastar nuestro dinero".

El alojamiento temporal en el campamento fue una medida necesaria y ayudó a estas familias, pero Oldrich Andrýsek, Representante de ACNUR en Ucrania, advierte de que podría haber problemas si estas personas permanecen en los campamentos en los próximos meses.

"Así pues, a menos que el gobierno esté dispuesto a pagar a estas personas prestaciones de desempleo, proporcionarles beneficios sociales y, básicamente, alimentar a una gran parte [de su población desplazada], deberían trasladarlos a las ciudades, no sólo a Kiev... y ofrecerles la oportunidad de trabajar".

Unas vacaciones de la realidad del conflicto, pero no del estrés asociado al mismo. Incluso los niños lo percibían. Mientras trabajaban construyendo su casa provisional en los bosques, alguien dijo, "Tenemos que hacerla lo suficientemente grande para que quepamos todos en ella cuando nos vayamos". En su momento los residentes fueron trasladados a otros campamentos con calefacción, pero siguen atrapados, lejos de su hogar, lejos de su trabajo, todavía prisioneros del conflicto. A pesar del alto el fuego, se ha informado de que prosiguen los combates en Ucrania oriental.

Por Don Murray en el campamento de verano de Prometei, Ucrania