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El Alto Comisionado António Guterres visita a los refugiados en el campamento de Azraq, en Jordania

Historias

El Alto Comisionado António Guterres visita a los refugiados en el campamento de Azraq, en Jordania

Tres días después de su inauguración oficial, el Alto Comisionado se reunió con los sirios en lo que pronto podría convertirse en uno de los campos de refugiados más grandes del mundo.
3 Mayo 2014 Disponible también en:
En el campamento de Azraq, en Jordania, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, António Guterres, conversa con refugiados recién llegados que describen su huida de Siria.

CAMPAMENTO DE AZRAQ, Jordania, 3 de mayo de 2014 (ACNUR) – El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, António Guterres, visitó el sábado el nuevo campamento de refugiados de Azraq, en el este de Jordania, reuniéndose con familias que han huido del conflicto en la vecina Siria.

Desde su apertura oficial, el 30 de abril, más de 1.000 refugiados han llegado al campamento. Con entre 400 y 600 sirios cruzando la frontera hacia Jordania cada día, se han establecido planes para que Azraq acabe acogiendo hasta 130.000 personas, convirtiéndolo así en uno de los campamentos de refugiados más grandes del mundo.

En un área de recepción a la entrada del campamento, familias exhaustas que acababan de llegar de la frontera descansaban en sillas de plástico a resguardo del intenso sol del desierto, aguardando a que los acompañaran a sus nuevos alojamientos. Guterres les preguntó sobre las penalidades que habían enfrentado en Siria, así como sobre su viaje hacia la seguridad en Jordania.

Una familia procedente de la sitiada Ciudad Vieja de Homs describió cómo se vio obligada a comer cualquier cosa que pudiera encontrar en el campo para sobrevivir, incluidas raíces y hierba. Habían escapado de la Ciudad Vieja en febrero, formando parte de una misión de evacuación organizada por la ONU, y consiguieron llegar finalmente a Jordania tras haber pagado a unos traficantes que les llevaron a pie desde las afueras de Homs hasta la frontera.

"Jordania cuidará de ustedes y el ACNUR y sus socios harán todo lo posible para apoyarlos aquí", Guterres les dijo. "Pero, por supuesto, lo que queremos es que la paz vuelva a Siria para que ustedes puedan volver a Homs".

El Alto Comisionado recorrió las instalaciones del campamento, que incluyen centros comunitarios y áreas de recreo para los niños en cada uno de los cuatro poblados que funcionan actualmente dentro del campamento.

Esto contrasta con el primer gran campamento de refugiados establecido en Jordania, el de Za'atari, donde alrededor de 100.000 personas comparten los mismos servicios centralizados. El enfoque en Azraq, basado en su división en diferentes poblados, está diseñado para fomentar un mayor sentimiento de propiedad y comunidad entre los residentes.

El campamento también presume de un gran supermercado donde los refugiados pueden cambiar los cupones facilitados por el Programa Mundial de Alimentos por cualquier cosa desde carne fresca a verduras, cereales para el desayuno o bebidas en lata. Cada refugiado del campamento recibe el equivalente a 33 dólares americanos en cupones, además del paquete de alimentos básicos que recibe a su llegada y que contiene artículos como aceite para cocinar, arroz, lentejas y azúcar.

Durante la visita de Guterres, un grupo de hombres sirios le invitaron a visitar uno de los alojamientos para que comprobase sus condiciones de vida y escuchase sus primeras impresiones sobre el campamento. En el exterior de la fila de blancas estructuras metálicas, uno de los hombres leyó un poema en un folio tamaño A4 describiendo el sufrimiento que habían enfrentado en Siria y haciendo un llamamiento al ACNUR y a las autoridades jordanas parar que hagan más para ayudarlos a adaptarse a la vida en el campamento.

Algunas de las mayores dificultades a las que se enfrentan los residentes en el campamento incluyen la falta de suministro eléctrico dentro de los alojamientos, la falta de acceso a servicios básicos como barberos o tiendas de ropa, y el duro clima del desierto, a menudo extremadamente caluroso de día y muy frío de noche.

Guterres manifestó que entendía que la vida en el nuevo campamento es difícil, pero subrayó que Jordania es un país pequeño, que cuenta con unos recursos limitados y que ya acoge a 1.700.000 refugiados palestinos y, como mínimo, 600.000 sirios que han huido de su país cruzando la frontera.

"Aunque estemos haciendo todo lo que podemos para establecer un campamento digno aquí, entendemos que no se puede comparar con la vida que llevaban en el pasado estas personas en sus propios hogares, pueblos y ciudades", dijo Guterres. "Pero haremos un esfuerzo para mejorar las cosas paulatinamente, y presionaremos cuanto nos sea posible para obtener apoyo internacional para mejorar sus condiciones".

El Alto Comisionado también se reunió con una familia que esperaba para que les asignaran un nuevo alojamiento después de que el primero que tuvieron se incendiara la noche anterior, supuestamente por un fallo en los hornillos a gas que se les facilitan a los refugiados a su llegada.

El servicio de bomberos del campamento está trabajando actualmente para confirmar las causas del incendio, pero Guterres ha prometido que todos los hornillos defectuosos serán sustituidos por nuevos modelos.

Por Charlie Dunmore, desde el campamento de refugiados de Azraq, Jordania

Gracias a la Voluntaria en Línea Esperanza Escalona por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.