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Residentes del oeste de Mosul huyen en bote para llegar a campamento del ACNUR

Historias

Residentes del oeste de Mosul huyen en bote para llegar a campamento del ACNUR

Las familias arriesgan sus vidas para huir de un área dominada por los extremistas en la segunda principal ciudad de Irak, mientras el ACNUR se prepara para un éxodo ante la posibilidad de una nueva ofensiva.
9 Febrero 2017 Disponible también en:
Haytham* y su familia en su tienda en el campamento Hasansham.

CAMPAMENTO KHAZER, Irak, 09 de febrero de 2017 (ACNUR) -- Después de un ocaso a finales de enero, Haytham* de 44 años, se apresuró al margen del Río Tigris, donde logró romper el candado de un pequeño bote pesquero. Él estaba huyendo de las dificultades y los peligros de la región del oeste de Mosul, la cual está controlada por los extremistas; y sabía que si lo atrapaban, sería asesinado.

Después de romper la cadena, Haytham se trepó al bote y les dijo a su esposa e hijos que se tendieran en el piso del bote para evitar que les dispararan mientras él remaba, agachado, a través del amplio y plano río, cubiertos por la noche.

Cuando pasaban por el punto intermedio, grupos armados les comenzaron a disparar. De pronto, las ráfagas de disparos perforaron el bote, que empezó a llenarse de agua. Haytham remó tan fuerte y rápido como pudo y de alguna manera, logró llegar a la orilla antes de que el bote se hundiera. "Pensé que íbamos a morir", dijo él.

Inicialmente, las fuerzas iraquíes en el lado este del río levantaron sus armas, pero tan pronto como vieron que era una familia, corrieron a protegerlos. La familia se albergó en el este de Mosul, pero también allí se vieron atrapados por el fuego de los morteros. Cuando el hijo de Haytham quedó lastimado por un trozo de escombros que salió volando, ellos decidieron buscar albergue en el campamento Hasansham, administrado por el ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, en la región de Kurdistán Iraquí.

"Pensé que íbamos a morir"

"Estoy tan feliz que podría llorar", dijo él, hablando con el ACNUR en su tienda después de llegar al campamento. Dejando atrás su sufrimiento, la familia recibió una tienda que dejó libre otra familia de desplazados que retornó a su hogar en el este de la ciudad, que ahora está controlada por el Gobierno.

ACNUR apoya campamentos donde se encuentran la mayoría de las 153.714 personas desplazadas desde que iniciaron, en octubre de 2016, los combates para retomar Mosul, una ciudad de un millón de personas. ACNUR ha asistido a casi 9.000 familias con artículos de primera necesidad dentro de las zonas de reciente acceso.

Se estima que más de 750.000 personas continúan atrapadas en el oeste de Mosul, donde se enfocará la siguiente fase de la ofensiva. ACNUR está coordinando planes, junto con otras agencias y socios, para dar respuesta a una anticipada nueva ola de desplazamiento.

"Mientras muchas familias del este de Mosul están retornando a las zonas de reciente acceso, nos estamos preparando para un potencial éxodo a gran escala, el cual provendría del oeste", dijo Bruno Geddo, representante del ACNUR en Irak. "El lidiar de forma simultánea con nuevas familias desplazadas y otras retornadas pondrá a prueba nuestra capacidad de respuesta al límite".

"Al mismo tiempo, continuamos muy preocupados por la capacidad que tienen los civiles del oeste para acceder a la seguridad y a la asistencia una vez que inicie la siguiente fase de la ofensiva", añadió.

El oeste de Mosul está casi completamente sellado por un arsenal de fuerzas; y la densa población de civiles de la antigua ciudad se está quedando sin alimentos. Un kilo de cebollas ahora cuesta más de $10 dólares, un kilo de azúcar $18 dólares, un huevo $1 dólar, y 20 litros de gas para cocina cuestan $80 dólares, según varios residentes contactados en las áreas dominadas por los extremistas.

Estos precios dependen de la disponibilidad. Muchas tiendas están vacías y las familias no tienen dinero para pagar. Las familias están quemando muebles como leña debido a la falta de gas de cocina y están comiendo mayormente papas, que se pueden cultivar localmente y aún son relativamente baratas, a menos de un dólar por kilo.

Solo queda un hospital operando en el oeste de la ciudad, dijeron los residente que viven ahí, y los ataques aéreos están aumentando mientras la ofensiva para retomar ese lado de la ciudad se espera inminentemente. "Queremos que los aviones nos alcancen porque ya no podemos seguir viviendo esta vida tan miserable", dijo una mujer que vive en el oeste de Mosul con sus dos nietos.

"Queremos que los aviones nos alcancen porque ya no podemos seguir viviendo esta vida tan miserable"

Justo después de la media noche Mohammed*, de 42 años, salió de los arbustos y se subió a un pequeño bote pesquero de madera junto con su esposa y sus tres hijas. Él pasó los últimos dos años y medio ocultándose de los extremistas debido a su trabajo con las fuerzas de seguridad iraquíes.

"Tomé el riesgo de cruzar el río por mi familia. Por mí ya no me preocupaba más. Sabía que eventualmente me encontrarían para matarme", dijo él.

La corriente del Río Tigris era muy fuerte durante la helada noche de enero cuando huyeron, y Mohammed tuvo que luchar para que el pequeño bote no fuera barrido por la corriente.

"Solo tardamos 10 minutos en llegar al otro lado del río, pero se sintió como un año. Temí mucho", dijo él en el campamento administrado por el Gobierno, Khazer M1, en la Región de Kurdistán Iraquí, donde su familia ha encontrado la seguridad.

Mohammed y su familia se ocultaron en el este hasta que llegó la mañana y fueron rápidamente a la casa de su hermana. Poco después, él escuchó los sonidos de los combates y los grandes vehículos afuera, las fuerzas de seguridad iraquíes habían llegado.

* Los nombres fueron cambiados por razones de protección.

Por Cathy Otten e Ivor Prickett