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Un reconocimiento a las luchadoras colombianas

Historias

Un reconocimiento a las luchadoras colombianas

En el marco del Día Internacional de la Mujer, la Embajada de Canadá en Colombia entregó un reconocimiento a las líderes de derechos humanos que impulsan el empoderamiento de la mujer en sus comunidades. Teófila Betancurt fue la ganadora del premio gracias a su labor con la Fundación Chiyangua en el Cauca.
9 Marzo 2018
El embajador de Canadá en Colombia, Marcel Lebleu, entregó el reconocimiento de Lideresas en Derechos Humanos a Claudia Jimena Pai, Daniela Konietzko y Teófila Betancurt, y resaltó la importancia de la participación de los hombres en la defensa de los derechos de las mujeres.

BOGOTÁ, Colombia, 9 de marzo de 2018 (ACNUR) – "Del Pacífico vengo, guapireña soy, mar, selva y río, yo les traigo hoy. Soy mujer de sol y de lluvia, palenquera ancestral, transmisora de saberes y constructora de paz". Estas fueron las palabras con las que Teófila Betancurt comenzó su discurso para darles visibilidad a las mujeres de Guapi, un municipio ubicado en el departamento del Cauca al sur de Colombia.

Teófila, de voz dulce y tez negra, recibió un reconocimiento como "Líder de Derechos Humanos", por la labor que desempeña como cabeza de la Fundación Chiyangua, donde uno de los objetivos principales es empoderar a la mujer para que exija el cumplimiento de sus derechos y muestre al mundo su rol de lideresa natural.

Gracias a su trabajo, Teófila ganó un premio que le permitió recibir acompañamiento de otras organizaciones de mujeres y socializar los proyectos que actualmente trabaja junto con las lideresas de su región. Entre las iniciativas que compartió están los proyectos productivos y de formación política. La idea, cuenta, es poder fortalecer las actividades productivas de las mujeres para que ellas puedan tener autonomía y generar mayores ingresos para sus familias; así como una formación política que les permita conocer sus derechos y luchar por ellos.

El galardón, que fue entregado en el marco del Día Internacional de la Mujer, es una apuesta de la Embajada de Canadá para dar un paso adelante en la lucha contra la violencia de género y a favor del empoderamiento de la mujer. Según Candice Dandurand, Secretaria Política y de Derechos Humanos de la Embajada de Canadá, este es el primer año en que se entrega un reconocimiento a las lideresas de derechos humanos en 10 países de América Latina, como Colombia, El Salvador, Guatemala, Ecuador, entre otros.

En el caso de Colombia, el proceso para seleccionar las candidatas al premio no fue nada fácil, relata Dandurand, pues el trabajo que vienen haciendo las mujeres en las regiones es impresionante. Por ejemplo, en departamentos como Chocó, Putumayo, Cauca y Nariño hay muchas lideresas que trabajan por hacer realidad sus derechos.

"Lo que siempre me sorprende de estas mujeres es la determinación y la resiliencia, pues han vivido situaciones muy difíciles y han sufrido mucho en el marco del conflicto armado. Algunas son víctimas directas, otras indirectas, pero de una forma u otra están trabajando para mejorar sus comunidades", afirma Dandurand.

El Director Regional de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Diego Beltrand; el Director Nacional de Migraciones, Julián Curi; Esteban Tomé Fuentes de la Jefatura de Gabinete de Ministros de la Nación, y el Representante de la Oficina Regional del ACNUR para el Sur de América Latina, Michele Manca di Nissa durante la apertura del Primer Encuentro Nacional del Programa Siria.

Por eso, recibir este reconocimiento tiene un impacto no solo en sus vidas sino en las de toda la población. Puede que después de obtener esta mención no lleguen a tener una visibilidad nacional, reconoce Dandurand, pero lo más importante es que logren entender que no están solas.

Así sucedió con Teófila y las otras dos candidatas que fueron llamadas al reconocimiento, Claudia Jimena Pai, del resguardo Awá en Tumaco, y Daniela Konietzko, de la Fundación WWB en Cali, pues las tres comparten un mismo objetivo: hacer más visible el papel de la mujer en el país y reivindicar sus derechos.

Claudia Jimena Pai resalta la dificultad que tienen las mujeres Awá para desenvolverse en su vida diaria, pues no hablan castellano y eso obstaculiza su interacción con las instituciones y el gobierno. "Las compañeras que están en la selva hablan solo awa pit, ellas son diferentes a las mujeres urbanas. Por eso se tiene que mirar el contexto étnico y cultural de la población", señala Pai.

Daniela Konietzko, por otro lado, comparte la idea de que las mujeres deben estar capacitadas para generar desarrollo económico y social. Es así como, a través de la Fundación, se ha logrado alfabetizar digitalmente a las mujeres, así como darles educación financiera, empoderamiento y liderazgo. "Creemos en que puede lograrse un cambio en la medida en que los hombres y las mujeres trabajemos juntos de la mano. Invertir en la mujer es muy rentable, es un buen negocio y es sostenible. Además, es una estrategia porque el empoderamiento logra prevenir la violencia", cuenta Konietzko.

Y así como Claudia Jimena Pai con la comunidad Awá y Daniela Konietzko con la Fundación WWB, Teófila también ayuda a capacitar a las mujeres guapireñas, pues cree que es la única manera en que ellas pueden exigir el cumplimiento y goce de sus derechos. Y la forma de hacerlo, cuenta, es recuperando las prácticas productivas de las mujeres, creando espacios de incidencia y participación, y haciendo diagnósticos sobre el impacto que la violencia y el conflicto armado han causado en ellas.

Por eso, cuando habla sobre la mujer de Guapi dice que es emprendedora por naturaleza. "La mujer de Guapi es tan emprendedora que con un limón, una libra de azúcar y una olla, te montan una empresa. Sobre todo, es supremamente protectora de lo suyo, cuida de sus hijos y su familia. Ella es el pilar de la familia. Son responsables, cuidadosas y protectoras".

Y Teófila es un buen ejemplo de una mujer emprendedora. Estudió Educación en la Universidad del Cauca, es técnica especialista en desarrollo rural del SENA y logró crear, junto con un grupo de hombres y mujeres, la Fundación Chiyangua para reivindicar los derechos de la mujer en el país. Además, gracias a su formación, pudo darles un título profesional a sus hijas.

"Yo sueño la Fundación como una organización gestora de cambios en la mujer, que nos ayuda a empoderarnos y a ejercer nuestros derechos. Espero poder seguir con lo que se está haciendo, pues vamos por buen camino. La idea ahora es involucrar a más hombres, mujeres y jóvenes", concluyó Teófila.