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"Comiencen por demostrarnos que la paz es en serio"

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"Comiencen por demostrarnos que la paz es en serio"

Una delegación de refugiados sursudaneses le dice a los líderes del país qué esperan de las revitalizadas conversaciones de paz en Sudán.
5 Septiembre 2018 Disponible también en:
Refugiados sursudaneses recogen agua de un camión de agua en el campamento de refugiados Rhino, Uganda, Mayo 2017.

Jartum, Sudán – Expulsado de su tierra tras el conflicto en Sudán del Sur, el granjero Singira Mirihewari viajó por 18 horas para decirles a los líderes que negocian la paz en Sudán las necesidades de millones de refugiados como él.

“Hemos sufrido. Hemos sido los mayores afectados. El país está prácticamente vacío. Difícilmente alguien puede permanecer allá”, dijo después de su llegada a la capital, Jartum, desde la República Democrática del Congo (RDC) para reunirse cara a cara con las partes involucradas en las revitalizadas conversaciones de paz.

“Si los líderes de Sudán del Sur desean que volvamos, tienen que comenzar demostrándonos que la paz es en serio”, añadió.

Desde el inicio del conflicto en Sudán del Sur en el año 2013, unos 2,5 millones de personas como Singira han huido de la violencia extrema, los abusos de derechos y el sufrimiento inimaginable como refugiados, mientras que cerca de dos millones de personas más están desplazadas internamente dentro del país más joven del mundo.

Él es uno de los 16 representantes de refugiados que viajaron desde la RDC, la República Centroafricana, Etiopía, Kenia, Uganda y Sudán para compartir sus visiones, esperanzas y expectativas con los líderes de las facciones políticas quienes negociaron un acuerdo de paz en Jartum el mes pasado.

“Hemos sufrido. Hemos sido los mayores afectados. El país está prácticamente vacío”.

Conocido como el ‘Acuerdo de Paz Revitalizado’, el acuerdo promete los derechos de los refugiados a regresar de forma segura y digna a Sudán del Sur, y a recibir protección física, legal y psicológica.

Garantiza sus derechos a regresar a sus lugares de origen o a vivir en las áreas de su selección. Además, protege sus derechos a la ciudadanía y la documentación. Pero a algunos de los refugiados que viajaron a Jartum les preocupan las habilidades de Sudán del Sur de cumplir con estas promesas.

“Definitivamente deseamos regresar. Sudán del Sur es un país rico. Tenemos todo, petróleo, oro, minerales. Podemos sobrevivir. Pero los líderes deben parar los enfrentamientos”, dijo Margaret Wani Ambi, de 62 años y abuela de cinco.

Margaret y otro delegado viajaron al encuentro desde Bentiu, un asentamiento informal de refugiados a las afueras de Jartum, con más de 24.000 habitantes. Ella quería escuchar más detalles sobre cómo sería implementado el acuerdo de paz, incluyendo un rol claro para los mismos refugiados.

“Deseo conocer el proceso exacto para alcanzar la paz. [Los refugiados] deben tener voz en las leyes y en la estructura del país para que no haya más guerra. Estamos fuera de este país, pero es nuestro país y debemos tener un papel”.

Delegados refugiados sursudaneses Singira Mirihewari (derecha) y Cecilia Elia Ofowa (izquierda) asisten a las conversaciones de paz en Jartum, Sudán.

Por su parte, Simon Marot Touloung, esposo y padre de dos, quien viajó desde Uganda, donde ha vivido desde que huyó de su hogar hace cinco años, exigió garantías a los líderes de que los refugiados tendrán un país en funcionamiento a su regreso.

“Durante la reunión les expliqué que ningún refugiado regresará a Sudán del Sur hasta que las cosas no funcionen. Deben arreglar las vías, construir escuelas, poner en funcionamiento la economía. El poder judicial. Todo debe empezar de nuevo y esto tomará mucho tiempo”, dijo.

Mientras muchos desplazados se encuentran cansados de vivir como refugiados, dijo: “No vamos a volver a sufrir una vida peor. Ninguna de nuestras mujeres regresará porque en Uganda al menos pueden alimentar a sus hijos… Así que quiero escuchar el plan para arreglar las cosas. Entonces, volveré a Uganda y le diré a los demás refugiados lo que escuché”.

Peter Kuany Garang era un líder comunitario en Renk en Sudán del Sur cuando los enfrentamientos estallaron en el 2014. Debido a los asesinatos y mutilaciones indiscriminados, dirigió a 24.000 personas a pie hasta la seguridad del estado del Nilo Blanco en Sudán, donde ha sido refugiado desde entonces.

“Les expliqué que ningún refugiado volverá a Sudán del Sur hasta que las cosas funcionen”.

“Vine hoy. Escuché. Oí. Oímos sobre el acuerdo. En el campamento donde vivimos en el Nilo Blanco celebramos. Los refugiados quieren paz. Los refugiados quieren volver a Sudán del Sur”, dijo.

“Pero, por el otro lado, estoy un poco escéptico. Estoy un poco escéptico sobre qué tan comprometidos están con la paz. Pero estamos dispuestos a intentarlo y ver. Si este acuerdo de paz funciona, podemos volver mañana”.

Todas las partes del acuerdo, desde el gobierno y los grupos de oposición, se encontraban presentes en la reunión y escucharon las visiones de los refugiados. Dijeron estar comprometidos sobre el papel de los refugiados en el proceso de paz, en el cual les instan a confiar.

Coordinador Regional de Refugiados y Consejero Especial para la Situación de Sudán del Sur, Arnauld Akodjenou, señaló la importancia de la participación de los refugiados en el evento.

“Los representantes refugiados en Jartum cumplirán con recordarles a los líderes del país y al mundo de las pérdidas humanas que continúan todos los días que no hay paz en Sudán del Sur”, dijo.

Ellos “pueden también convertirse en fuertes defensores de la paz propagando la palabra a comunidades de refugiados donde viven, o a su regreso a Sudán del Sur si deciden volver voluntariamente”.

Gracias a la Voluntaria en Línea Luz López por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.