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¿Cómo puede ser mi hogar si nunca he visto mi país natal?

Historias

¿Cómo puede ser mi hogar si nunca he visto mi país natal?

Decenas de miles de niños nacidos refugiados en Tanzania enfrentan el desafío de regresar "a Burundi", un país que nunca han visto.
26 Diciembre 2012 Disponible también en:
Un bebé, nacido como refugiado en Tanzania, en su primera mañana en Burundi, su país natal, después de volver en un convoy organizado por ACNUR. La reintegración de los actuales refugiados será un reto.

CENTRO DE TRÁNSITO DE GITARA, Burundi, 26 de diciembre (ACNUR) – Con 16 años, Claudine* acaba de llegar al que supuestamente es su país natal, el cual, hasta hace 24 horas, no había visto nunca.

"Burundi es mi hogar, es lo que me dijo mi madre" afirma Claudine, nacida en un campo de refugiados de Tanzania.

En menos de seis semanas, entre finales de octubre y el 11 de diciembre, ACNUR y sus socios ayudaron a más de 34.000 refugiados burundianos a volver a este país desde Tanzania. Un 60 por ciento de ellos son niños menores de 18 años, la mayoría nacidos en el exilio de padres que huyeron del conflicto civil de Burundi en los 90.

"Su reintegración va a ser un gran reto" dice Maguelone Arsac, oficial de servicios comunitarios de ACNUR en Burundi. Mientras los burundianos regresaban, ella trabajó día y noche en un centro de recepción de ACNUR cerca de la frontera, recibiendo a los convoyes organizados que transportaban a aquellos cuyo estatus de refugiados había cesado y que tenían de plazo hasta finales de año para irse.

Los niños "nunca han oído hablar cosas buenas de ‘su país', si no sus padres hubieran vuelto antes" añade Arsac.

De hecho, cuando alguien de su familia hablaba de volver, Claudine siempre se oponía al traslado. "He oído que la gente de Burundi se matan unos a otros, se disparan unos a otros" dice.

Ahora que ha vuelto con su madre y su hermana pequeña, le parece difícil creer que Burundi de hecho sea un país en paz, después de todas las historias que ha escuchado en el campo de refugiados. En una edad en la que muchos adolescentes en otros países están esperando graduarse del instituto, Claudine, en cambio, nunca ha tenido una educación.

Como sus padres han vivido fuera de Burundi, muchos niños refugiados han perdido años de educación.

"Va a ser una gran reto," dice Arsac. "Las escuelas oficiales fueron cerradas hace tres años en algunos campos de Tanzania. Algunos niños, la mayoría chicos jóvenes, pudieron continuar estudiando el currículo congoleño, o pagar para ir a escuelas informales. Pero la mayoría de estos niños no han ido a ninguna escuela, y sabemos que para los adolescentes suele ser difícil entrar en la escuela de primaria por su diferencia de edad y su madurez".

De todas formas, dice Arsac, los jóvenes pueden ser más resistentes y adaptarse mejor que los retornados más mayores.

Para otros, la cura psicológica puede llevar más tiempo. Jules* de catorce años y nacido también en Tanzania de padres refugiados, parecía sorprendido al no haber encontrado soldados armados o disparos durante el viaje de 20 kilómetros desde la frontera al centro de tránsito.

"Lo que sé sobre Burundi es que la gente tiene hambre y roba cosas, la gente viene a tu casa y coge tus cosas, hay una guerra continua", dice.

Sus miedos crecieron por sus experiencias, no por la propaganda. Una vez durante el exilio, dice, su padre le llevó en secreto al otro lado de la frontera, sólo para alejarse de una disputa en la aldea, donde habían visto cómo su vecino era asesinado. Después, dice, su padre también fue asesinado en Burundi en circunstancias misteriosas.

Jules admite con sinceridad que tenía miedo de volver y que habría preferido quedarse en Tanzania como refugiado.

Después de 24 horas en Burundi, el lugar que ahora será su hogar, Jules reconoce con una sonrisa que "es un bueno volver", pero añade rápidamente:" el problema es que la guerra siempre puede regresar".

Arsac asegura que "la educación para la paz podría ser clave para ayudarles a sobreponerse de sus experiencias y para evitar la frustración, el enfado y la rebelión. Es realmente importante cuidar a los adolescentes tan pronto como sea posible porque son el futuro de Burundi".

Por Kitty McKinsey en el Centro de Tránsito de Gitara, Burundi

*Se omiten los apellidos de los menores por motivos de protección.