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Los cursos de formación de ACNUR conducen al éxito a un joven mecánico en Myanmar

Historias

Los cursos de formación de ACNUR conducen al éxito a un joven mecánico en Myanmar

More motorbikes on roads of a remote, dusty town in western Myanmar – and training provided by UNHCR – spell business success for one daring young man. [for translation]
26 Abril 2012 Disponible también en:
Nyi Nyi Naing, de 18 años, repara una moto averiada frente a su taller mecánico.

MAUNGDAW, Myanmar, 26 de abril (ACNUR) – De niño, Nyi Nyi Naing soñaba con ser mecánico. Cuando sus padres murieron hace tres años, teniendo él quince, supo que tenía que convertir su sueño en realidad.

En la actualidad, gracias a la formación proporcionada por la Agencia de la ONU para los Refugiados, este joven emprendedor posee su propio taller de reparación de motocicletas en esta ciudad, pequeña pero de rápido crecimiento, de Myanmar occidental. Se cree que es el empresario más joven de la ciudad.

"Siempre me ha interesado la mecánica desde que era niño", dice Nyi Nyi Naing, que sólo completó ocho años de educación formal. "Antes sólo podía hacer pequeñas reparaciones, como cambiar bujías".

Su vida cambió cuando se enteró de los cursos de mecánica impartidos por Bridge Asia Japan (BAJ) y financiados por ACNUR. En estos cursos se enseña a chicos y chicas a reparar motocicletas y coches. El rápido crecimiento y el aumento de vehículos en esta zona del estado de Rakhine hacen que la demanda de servicios de reparación esté creciendo.

Than Htalk Win, instructor de BAJ y mecánico durante la mayor parte de su vida, se sorprendió de que Nyi Nyi Naign haya entrado en el curso con la firme determinación de abrir su propio taller. A día de hoy, de los 70 ex alumnos formados por BAJ, diez han abierto su propio taller y otros 35 han encontrado trabajo en otros centros de reparación. Sin embargo, Nyi Nyi Naing es con diferencia el dueño más joven de su propio negocio.

En un aula de BAJ de otra parte de la ciudad, la primera fila está ocupada por cuatro chicas, que afirman querer hacer algo más atractivo que las tradicionales clases de costura que suelen ofrecerles. Una confiesa que tuvieron que aprender a conducir motos antes de comenzar a repararlas.

"Estos cursos vocacionales son importantes por varias razones más allá del evidente propósito de capacitar a la gente para desarrollar su medio de vida", afirma Hans ten Feld, Representante de ACNUR en Myanmar.

"Varios cursos ofrecen a las mujeres un modo de escapar de las restricciones culturales, además de que reúnen a personas de orígenes, religiones y etnias diferentes", añade. "Ofrecen a los musulmanes, que suelen ser discriminados, una posibilidad de estudiar y trabajar con jóvenes de Rakhine como Nyi Nyi Naign, y por lo tanto promueven la buena convivencia entre la población".

Durante los 45 días del curso, de seis horas diarias de duración, Nyi Nyi Naing aprendió todo lo que hay que saber sobre el funcionamiento de una moto. Confiesa que el sistema eléctrico fue lo más difícil.

"Aprendí un montón" dice, haciendo un descanso de la reparación de una moto en la acera frente a su negocio, "antes, no sabía como funcionaban un motor o unas bujías, pero allí nos lo enseñaron todo".

Después de la graduación, sus amigos contribuyeron económicamente para conseguir el capital inicial necesario para su taller y ayudarle a alquilar el local. Ahora gana lo suficiente para devolverles el préstamo y pagar el alquiler.

Mantiene a su abuela y a su sobrino de diez años además de ayudar a sus dos hermanas casadas. Su hermano gemelo trabaja para él, cuidando del negocio mientras él sigue su formación por las tardes ya que ha vuelto a BAJ para aprender a conducir coches y camiones. Porque, a pesar de que ahora no consigue ahorrar nada de sus 10.000 kyats mensuales, ha tomado una firme decisión: "Un día tendré mi propio coche".

Por Kitty McKinsey en Maungdaw, Myanmar