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Una familia que huyó de la guerra en Sudán y acabó en Siria encuentra por fin la seguridad

Historias

Una familia que huyó de la guerra en Sudán y acabó en Siria encuentra por fin la seguridad

La familia sudanesa fue trasladada con urgencia de Siria a un Centro de Tránsito de Emergencia en Rumania, en preparación para el reasentamiento en los Países Bajos.
26 Agosto 2013 Disponible también en:
Tras huir de la guerra en Sudán y acabar inmersos en un nuevo conflicto en Siria, Mohammed y su familia, aliviados, disfrutan de su estancia en un centro de tránsito de Rumania antes de empezar su nueva vida en los Países Bajos.

TIMISOARA, Rumanía, 26 de agosto de 2013 (ACNUR) – Tras huir de la guerra en Sudán y verse atrapado después en el conflicto sirio, Mohamed* rezuma alivio y alegría mientras empuja a sus dos hijos en un columpio del patio de recreo de su refugio en Rumanía.

Aunque el Centro de Tránsito de Emergencia de Timisoara (ETC por sus siglas en inglés), en Rumanía, es sólo un refugio temporal antes de empezar su nueva vida en los Países Bajos, les ha ofrecido la seguridad que necesitaban. Mohamed no puede ocultar su alegría mientras sus hijas, Wjud, de 7 años, y Walla, de casi 2 años, ríen. Su madre, Muna, se abre paso a través del jardín con un plato de pasta para el almuerzo.

Llegaron a este centro el 3 de julio después de que ACNUR les identificara como una familia en necesidad urgente de protección. Con la asistencia de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), ACNUR ayudó a organizar su traslado al ETC de Timisoara.

Pueden quedarse un mínimo de seis meses antes de ser reasentados en los Países Bajos, Estado que les ha ofrecido asilo. Durante ese tiempo, la familia pasará controles médicos, mantendrá entrevistas con funcionarios holandeses y completará todos los papeleos necesarios para el traslado.

También están tomando clases de lengua, cultura y tradición holandesas. "Estamos aprendiendo cosas del país poco a poco" dice Mohamed, mientras saca de su bolsillo un pequeño reproductor mp3 con lecciones de holandés para principiantes.

Mohamed y Muna se sienten muy felices de haber llegado a este centro que sirve de puerta de entrada para los refugiados que han sido aceptados en países de acogida. Están lejos de cualquier zona de guerra y tienen previsto trasladarse a un país pacífico, lo cual significa que podrán construirse un nuevo futuro.

Pero la familia aún debe luchar contra los duros recuerdos del largo viaje que les ha traido hasta Timisoara. Mohamed escapó de la cárcel en Sudán y huyó a Siria en 2008, donde se reencontró con Muna y su hija Wjud, de tres años, un año después.

"Somos de Darfur, en Sudán" dice Muna. "Allí vivíamos en una zona de guerra. Huimos de una guerra para encontrarnos en otra". El conflicto sirio estalló en 2011, el mismo año en que Muna se quedó embarazada de Walla.

En aquel momento, la familia estaba viviendo en un piso en las afueras de Damasco. Cuando las bombas cayeron en su barrio y los muertos empezaron a amontonarse en las calles, huyeron a la ciudad de Damasco, donde las autoridades sirias les alojaron en instalaciones deportivas junto a unos 750 refugiados.

Muna cuenta que la vida en Siria era aterradora, sobre todo para las niñas. Cada vez que caía una bomba, el ruido hacía que Wjud entrara en estado de shock y se pusiera enferma. "Incluso ahora, cuando oímos un portazo pegamos un brinco, pensando que es un obús" dice Muna con lágrimas en sus ojos.

En otra ocasión, Mohamed, Muna y las niñas estaban en un taxi en un puesto de control militar dos motociclistas fueron abatidos y cayeron muertos. "Nuestro coche quedó atrapado en el fuego cruzado y fue acribillado a balazos", dice Muna. "Es un milagro que escapáramos. Desgraciadamente nuestra hija mayor lo vio todo . . . ".

Tras la violencia sufrida en el pasado, la familia está deseando dar el salto a un nuevo (aunque desconocido) futuro. "No quiero que pasen por las dificultades que hemos pasado nosotros", dice Mohamed. "Para nosotros lo más importante ahora es llevarlas a la escuela".

Mohamed, que era chófer en Sudán, querría convertirse en fontanero. Muna, ex profesora de árabe y religión, espera conseguir un trabajo en la comunidad de refugiados de los Países Bajos. Su futuro puede que sea incierto, pero ahora están a salvo y, desde su refugio en el ETC de Rumanía, tienen ante sí un sinfín de posibilidades.

* Nombre completo omitido por razones de protección.

Por Andreea Anca, en Timisoara, Rumanía