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El profesor voluntario refugiado que enseña inglés (y paz) en su campamento

Historias

El profesor voluntario refugiado que enseña inglés (y paz) en su campamento

Un veterano educador sudanés lanza su propia academia de inglés –y de paz – en un campamento de Etiopía.
27 Septiembre 2016 Disponible también en:
Alnur Burtel, de 71 años, ha dedicado sus días a darle eduación a los jóvenes refugiados con acceso a idioma y educación cívica.

Puede que Alnur Burtel sea ahora un hombre mayor, pero todavía recuerda como sus profesores universitarios en Sudán le inspiraron a vivir una buena vida y a estudiar duro para tener un futuro mejor.


Ahora, en el campamento de refugiados de Etiopía en el que ha vivido desde 2011, estehombre de 71 años quiere ser un guía similar para los jóvenes sudaneses que han acabado ahí. Un lugar donde la inspiración y la motivación pueden escasear.

"La educación contribuye a la vida y al desarrollo," dice Burtal, desde su centro Light Language Centre en el campamento de Sherkole, en el oeste de Etiopía. Él mismo construyó esta pequeña academia de una habitación, dónde enseña inglés y educación cívica a adolescentes y jóvenes adultos refugiados que carecen de estudios o formación profesional adecuada.

"La educación contribuye a la vida y al desarrollo."

"Los jóvenes refugiados están malgastando sus vidas, sin hacer nada," añade. "Es hora de terminar con ello, estos jóvenes son el futuro de nuestros países". En su hogar de Sudán, Burtel enseñaba inglés en institutos locales y en la Universidad de Omdurman. "Pensé: alimentemos sus mentes. Si consigo cambiar la vida aunque sea de uno solo, eso marcará la diferencia".

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados – que ayuda a dirigir el campamento de Sherkole, donde Burtel vive junto con más de 11.200 refugiados, en su mayoría sudaneses – hace lo que puede para proporcionar educaciónpero los recursos son escasos. El programa de ayuda de ACNUR para Etiopía solo está financiado en un 35%, con un déficit actual de 181 millones de dólares, lo que significa que la educación sale perdiendo frente a las necesidades básicas como refugio, alimento y atención sanitaria.

Alnur Burtel, de 71 años, ha dedicado su vida a proporcionar a los jóvenes refugiados con acceso a la educación de idiomas y a la educación cívica.

Él y otros dos voluntarios refugiados enseñan a 130 estudiantes inglés y educación cívica, transparencia, estado de derecho y lo que Burtel describe como "coexistencia pacífica". ACNUR y la agencia de refugiados del gobierno etíope, ARRA, les han proporcionado dos pizarras y tiza. Burtel es de Kauda, un pueblo en las montañas de Nuba, en la región de Kordofan, al sur de Sudán, donde el conflicto volvió a estallar en 2011 entre los rebeldes y las fuerzas gubernamentales.El día en que su mujer y él huyeron, en junio de ese año, fue "un día en el que la gente de Nuban fue masacrada," recuerda con lágrimas en los ojos.Sus dos tíos fueron asesinados y su hogar destruido.

"Lo dejé todo atrás excepto mi conocimiento" dice Burtel. "Tengo el sueño de desarrollar servicios de educación para la juventud. Les animo a aprender los unos de los otros. Les ayuda a aumentar su autoestima. Tengo muchos alumnos brillantes que lo único que necesitan es un poco de confianza".

"Tengo muchos alumnos brillantes que lo único que necesitan es un poco de confianza."

El Light Learning Centre solo lleva abierto desde enero de 2016, pero los estudiantes de Burtel ya ven el impacto de sus lecciones y se sienten comprometidos para seguir aprendiendo. "Antes no entendía del todo la importancia de aprender," dice Emoel Yakib, refugiado sudanés de 27 años. "Con Alnur no solo estoy aprendiendo a hablar inglés, también entiendo por qué tenemos que respetarnos los unos a los otros. Nos estamos convirtiendo en mejores personas, más responsables, para tener la oportunidad de un futuro mejor".

Yakub y otros graduados del Light Learning Centre utilizan ahora lo que Burtel les ha enseñado, y enseñan inglés a su vez a los niños del campamento. Sirak Sileshi, un oficial asociado de protección de ACNUR en Sherkole, elogia a Burtel por añadir tan valiosas lecciones a su programa básico de idiomas.

Alnur Burtel se pone frente a la clase donde enseña a la juventud refugiada.

"Alnur inspira a los refugiados a que sigan sus sueños a través de la educación, a la vez que devuelve el sentido de normalidad a sus vidas," dice Sileshi. "Debido a los problemas de financiación, ACNUR y nuestros socios no pueden proporcionar siempre educación secundaria o de idiomas a los refugiados. Dependemos del trabajo de los voluntarios como Alnur para desarrollar todo el potencial de los jóvenes refugiados, recuperar su esperanza en la vida y prepararles en la búsqueda de vidas productivas".

Los cinco hijos adultos de Brutel, con edades comprendidas entre los 21 y los 35 años, estudiaron todos en Kenia gracias a programas de becas. Están preparados para empezar sus carreras profesionales como profesores, enfermeras y trabajadores de ayuda al desarrollo.

La juventud refugiada de Sherkole constituye alrededor del 15 por ciento de la población y a menudo se encuentra en riesgo de verse afectada por la violencia y de adoptar dinámicas nocivas de supervivencia. Alnur espera animar a una generación entera de jóvenes refugiados en el campamento para que aprendan las habilidades necesarias para encontrar trabajo, una vez puedan volver a sus casas.

"Deseo que la juventud pueda transmitir mensajes de tolerancia, para que la paz se apodere de nuestros turbulentos países," dice. "La educación no es la única solución, pero es un principio para que nuestra juventud contribuya para con su comunidad".