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Efi Latsoudi, quien ayuda personas vulnerables en Lesbos, gana Premio Nansen 2016

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Efi Latsoudi, quien ayuda personas vulnerables en Lesbos, gana Premio Nansen 2016

Efi Latsoudi, nombrada una de los dos ganadores del Premio Nansen Para los Refugiados de 2016, por su labor incansable para ayudar a los refugiados en la Isla Griega de Lesbos.
6 Septiembre 2016 Disponible también en:
Efi Latsoudi frente a la entrada del campamento PIKPA, en la Isla Griega de Lesbos.

Efi Latsoudi no tiene leche fresca en su casa. Con todo el tiempo que le toma ayudar a los refugiados, nunca puede usarla. "Está seca, espero que esté bien", dice disculpándose, poniendo el polvo en el café.


Hoy es una rara mañana fuera de su trabajo en el campamento PIKPA, en la Isla Griega de Lesbos, donde Latsoudi ha ayudado a recién llegados vulnerables, incluyendo niños, mujeres embarazadas y personas con discapacidad, a encontrar un lugar seguro desde 2012. En el punto alto del flujo en 2015, cuando más de 10.000 personas llegaban a la costa de Lesbos a diario, su iniciativa, manejada por voluntarios, se convirtió en cuerda de salvamento para miles de personas. Ahora que fue nombrada una de los ganadores del Premio Nansen 2016, sus esfuerzos extraordinarios finalmente están recibiendo el reconocimiento que merecen.

"El 2015 fue abrumador", recuerda Latsoudi. "Era un incidente tras otro. Hicimos mucho trabajo y cubrimos muchos vacíos. Después de eso, las autoridades entendieron que necesitaban hacer algo".

PIKPA solía ser un centro de vacaciones que ahora ofrece albergue temporal a refugiados vulnerables. Sus muchos voluntarios son quienes ofrecen acceso a atención médica, educación, asistencia legal, alimentación, ropa y crucialmente, a un sentido de dignidad y respeto.

Latsoudi de 48 años, es la activista con voz suave, pero poderosa detrás de PIKPA. Originaria de Atenas, estudió psicología, trabajando con personas con discapacidades, ofensores jóvenes y otras personas vulnerables, antes de mudarse a Lesbos en 2001. Allí, rápidamente se transformó en una voz líder en la comunidad, realizando campañas para proteger los humedales locales y presentando un programa de radio semanal.

Para el 2006, no solo el número de refugiados y migrantes que cruzaban a Lesbos aumentó, sino que Latsoudi vio con horror, cómo tantas personas morían en el esfuerzo de encontrar la seguridad. "Pensé, no es posible que esto esté pasando a nuestro lado y que no sepamos nada", recordó.

"El 2015 fue abrumador. Era un incidente tras otro"

Efi formó un pequeño grupo de activistas, que regularmente visitaba los centros de acogida que había en Lesbos, y ayudaba a los refugiados con sus necesidades básicas. Para 2012, los campamentos ya existentes se encontraban abarrotados. Ella vio la urgente necesidad de un espacio seguro, un albergue para los refugiados más vulnerables, los discapacitados, enfermos, embarazadas, jóvenes y mayores, y cuyas necesidades crecían rápidamente.

El sitio de PIKPA, un laberinto de edificios de madera y tiendas que se sombrean con árboles de pino, que abrió a los refugiados más tarde ese año y que inmediatamente se convirtió en un punto focal para esfuerzos voluntarios en Lesbos. Para 2015, estaba albergando a cerca de 600 refugiados cada día, muy por sobre de su capacidad de 150. Ofrecía lecciones de idioma, actividades para niños, oportunidades de medios de vida y más, fomentando un fuerte sentido de comunidad y distribuyendo más de 2.000 comidas diarias. Latsoudi estima que más de 30.000 refugiados han sido apoyados desde 2012.

Latsoudi también ayudó a arreglar entierros dignos para quienes perdieron sus vidas en el mar.

"Yo no me detuve", recuerda. "Estaba hablando con el juez, estaba hablando con la persona del cementerio, iba a la guardia costera, iba al hospital, me reunía con donantes. Estaba en PIKPA desde la mañana hasta la noche. Recuerdo que de junio a agosto de 2015, teníamos funerales todos los días. Era algo inhumano, no sé cómo lo logré".

"Hay una cara de Europa que es muy humana e increíble"

"Hay una cara de Europa que es muy humana e increíble", dijo Latsoudi, quien hace malabares para cumplir con las implacables demandas de PIKPA junto con Mihalis, su hijo de 15 años. "Puede hacer milagros. Y esto es un milagro".

Para miles de hombres, mujeres y niños que han arriesgado todo en busca de la seguridad, el albergue y el apoyo que ofrece PIKPA, demuestra que Europa es capaz de brindar seguridad. Su compasión cambió vidas y restauró la esperanza de quienes ya han perdido tanto.

La solidaridad es la clave, ella insiste. Pero no es la respuesta. "Creo que es algo simple y humano que tenemos que hacer, y si lo hacemos, las cosas pueden ser diferentes", dijo. "La solidaridad salvó vidas aquí. Pero no es suficiente. Debe haber decisiones políticas para que no volvamos a experimentar esto".

Por Kate Bond y Gordon Welters