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Una familia judía encuentra el huésped perfecto en un musulmán de Siria

Historias

Una familia judía encuentra el huésped perfecto en un musulmán de Siria

Los Goldhills están acogiendo a Faraj, un joven de 21 años y devoto musulmán, quien los acompaña a la Sinagoga los sábados.
16 Enero 2018 Disponible también en:
Simón Goldhill, profesor en la Universidad de Cambridge, su esposa Shoshana, abogada, y su hija Sarah, estudiante, son anfitriones de Faraj, refugiado sirio.

CAMBRIDGE, Inglaterra, 16 de enero de 2018 (ACNUR) – Los Goldhills han tenido siempre un hogar de puertas abiertas, dando la bienvenida a estudiantes y amigos para que permanezcan allí. Sin embargo, por primera vez, esta devota familia judía está acogiendo a un refugiado, un conservador joven musulmán de Siria.

"Su formación islámica es muy ortodoxa, y después vino a una familia muy judía", dice Simon Goldhill, de 60 años, profesor de literatura griega en el Kings College, Universidad de Cambridge.

"Ora cinco veces al día y también nos acompaña a la sinagoga, donde ayuda al rabino. Esto da testimonio de cómo es Faraj. Reconoce nuestras diferencias, pero esto nunca presenta un obstáculo".

En 2012, Faraj, de 21 años, voló desde la ciudad de Alepo, arrasada por la guerra con su familia. Primero fueron a Egipto y unos meses después Faraj viajó solo a Turquía, donde tenía amigos y la posibilidad de trabajar en una fábrica en Ankara durante dos años.

"No soy un extraño aquí. Soy libre por fin."

Con escasísimos recursos, él y un primo partieron hacia Europa y llegaron al Reino Unido en agosto de 2015. Tres meses después se le otorgó la condición de refugiado y comenzó a realizar tareas de voluntariado y cocina en una iglesia cercana, donde hizo nuevos amigos.

Uno de ellos lo presentó a una organización llamada Refugees at Home, que empareja a refugiados con anfitriones, y en septiembre 2016 fue acogido por los Goldhills. El nerviosismo inicial se evaporó cuando conoció a Shoshana, la esposa de Simon.

"Este es mi hogar", dijo. "No soy un extraño aquí. Finalmente, soy libre. Aquí soy el Faraj que siempre quise ser".

Disfruta cocinando y siempre aporta nuevas especias con las que experimenta. Se siente muy cercano a Shoshana y a su hija Sarah, de 27 años, estudiante de medicina, quien dice que es emocionante tener finalmente un hermano menor.

"Siento que lo protejo", expresa. "Compartimos mucho tiempo y se adapta muy fácilmente a mis amigos. Es imposible no adorarlo. Me libera totalmente de mi superficialidad y mal humor. Siempre ve el lado positivo de las cosas. Y ni mencionar que probablemente hoy como diariamente tres veces el peso de mi cuerpo en hummus".

"Sus esfuerzos se han traducido en gentileza."

Simon y Shoshana nos comentan sobre la actitud positiva y apertura mental de Faraj, a pesar de sus experiencias.

"No son muchos quienes deambulan por Europa en calidad de refugiados y, realmente tiene toda la razón para sentir que el mundo lo ha tratado mal, pero aún así es positivo, abierto y optimista", nos dice Simon. "Sus esfuerzos se han traducido en gentileza."

Shoshana explica que se integró rápidamente a la famiia. "Por una parte, sabemos que tiene un interior muy fuerte resultante de todo lo que ha pasado y por haber estado por sí solo desde los 17 años; aún así, conserva una real inocencia", nos dice. "Me inquieto cuando sale".

Los Godhill le han dicho a Faraj que puede quedarse con ellos todo el tiempo que desee. Él y la familia esperan que continúe su aprendizaje del idioma inglés y llegue a la universidad. Faraj expresa que le agradaría llegar a ser psicólogo.

Este relato forma parte de la serie titulada No Stranger Place (No hay un lugar extraño) desarrollada y fotografiada por Aubrey Wade en colaboración con ACNUR, que muestra perfiles de refugiados y sus anfitriones en toda Europa. Más de un año después de morir ahogado el refugiado de tres años de edad Alan Kurdi, miles de personas se han unido para superar las divisiones culturales y las barreras idiomáticas, optando generosamente por la compasión, la esperanza y los sentimientos humanitarios – mientras algunos estados europeos continúan construyendo obstáculos. Su generosidad es un ejemplo para el mundo.

Por Nadine Alfa

Gracias a la Voluntaria en Línea Noemi Menteguiaga por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.