Cerrar sites icon close
Search form

Buscar el sitio de un país

Perfil de país

Sitio de país

El Líbano organiza un turno extra para que los refugiados sirios puedan ir a la escuela

Historias

El Líbano organiza un turno extra para que los refugiados sirios puedan ir a la escuela

Unas 350 escuelas en todo el país concentran dos días de clase en uno para proporcionar un recurso educativo vital a unos 150.000 niños refugiados sirios.
26 Junio 2018 Disponible también en:
Refugiados sirios asisten a clase en la escuela Bar Elias, sita en el valle del Bekaa, en el Líbano.

Todos los días de la semana, a la hora del almuerzo, las paredes de la escuela Bar Elias, en el valle libanés del Bekaa, retumban con el ruido que hacen los más de 1.600 niños que llegan a la escuela o salen de ella. De una flota de microbuses escolares emergen los alumnos preparados para comenzar las clases del día y los que ya han terminado se suben de nuevo rápidamente a los autobuses para regresar a casa.


Rodeada de fértiles campos sembrados de hortalizas y cereales, la escuela es una de las aproximadamente 350 escuelas del Líbano que cuentan con un “segundo turno”. El sistema consiste básicamente en concentrar dos jornadas escolares en una, para lo cual se ha organizado en todo el país un turno de tarde en el que se proporciona educación a unos 150.000 niños refugiados sirios.

El Líbano acoge a unos 987.000 refugiados que huyeron del conflicto que asola Siria desde hace siete años, de los cuales 490.000 son niños en edad escolar (de edades comprendidas entre 3 y 18 años). Cerca de 220.000 niños sirios asisten a clase –dentro del sistema del segundo turno o en las clases matinales con los alumnos libaneses– pero más de la mitad no están escolarizados.

En la escuela Bar Elias, 770 alumnos sirios asisten a clase en el turno de tarde distribuidos en aulas de unos 35 alumnos. El programa escolar, los materiales didácticos y la mayoría de los profesores son los mismos que tienen los niños libaneses que asisten a las clases matinales.

“Fue estupendo que nos dieran esta oportunidad de ir a la escuela”.

Moaed, de 13 años, es uno de los alumnos sirios que asisten al turno de tarde. Huyó de Raqqa hace cuatro años con su familia para escapar de los extremistas que controlaban la ciudad y todavía está intentando dejar atrás sus dolorosos recuerdos.

“Todavía recuerdo como decapitaban a las personas en mi ciudad”, dice. “Lo vi con mis propios ojos. Es algo que no consigo olvidar aunque intento borrar estos recuerdos”.

Poco tiempo después de llegar al Líbano, Moaed y su familia se enteraron de que los sirios podían matricularse en las escuelas públicas libanesas y que los certificados que obtuvieran se reconocerían en Siria. Moaed, que ha se había retrasado en sus estudios debido al conflicto, aprovechó esta oportunidad de volver a la escuela.

“Fue estupendo que nos dieran esta oportunidad de ir a la escuela. Estaba entusiasmado desde el primer día”, afirma. “Estuve dos años sin ir a clase por culpa de la guerra. Debería estar en el séptimo curso pero estoy en el quinto”.

Ehsan Araji, director del centro Bar Elias, dice que la escuela está funcionando a plena capacidad tratando de proporcionar educación al mayor número posible de refugiados sirios, pero incluso así a veces no pueden admitir a todos los que lo solicitan.

“Como la escuela está situada en una zona en la que hay una población numerosa de refugiados sirios, a veces tenemos problemas”, comenta. “Tenemos listas de espera y, cuando no tenemos espacio para más alumnos, los enviamos a otras escuelas cercanas”.

ACNUR, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, proporciona ayuda material al centro Bar Elias y otras escuelas del Líbano en forma de libros, mobiliario y otros suministros, y también financia la rehabilitación y ampliación de edificios escolares.

ACNUR también brinda asistencia financiera directa a las escuelas y pone en marcha programas para animar a los niños sirios a matricularse y seguir escolarizados, como por ejemplo, clubes para realizar las tareas escolares, grupos para la participación de los padres y voluntarios que actúan como enlaces entre las escuelas, los alumnos y los padres.

“Gracias a esta educación podrán construir algo en el futuro”.

Para cumplir su deseo de ser ingeniero, Moaed debe trabajar mucho las matemáticas. Según su profesor, Mohammed Araji, su capacidad y su entusiasmo son típicos en muchos de sus alumnos sirios.

“Aquí tenemos alumnos muy inteligentes”, explica. “Tienen buenas notas y aprenden rápido. Los estudiantes sirios tienen grandes esperanzas. A pesar de la difícil situación en la que se encuentran, algunos quieren ser ingenieros y también hay otros quieren ser médicos. A veces el campamento está lejos de la escuela pero los alumnos insisten en venir para poder obtener el certificado y sobre todo, para mejorar”.

Mohammed espera que algún día, cuando puedan regresar a su país, estos niños refugiados, a los que da clases en el turno de tarde, aprovechen lo que han aprendido aquí.

“Gracias a esta educación podrán construir algo en el futuro”. señala. “Les explicarán a sus hijos que hubo una época en la que eran estudiantes refugiados sirios en el Líbano, que estaban lejos del hogar porque había guerra pero tenían ambiciones y pudieron hacerlas realidad. Y esto animará a otros a hacer lo mismo”.

 

Gracias a la Voluntaria En Línea Luisa Merchán por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.