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La nadadora siria Yusra Mardini se sumerge en la vida tras los Juegos de Río

Historias

La nadadora siria Yusra Mardini se sumerge en la vida tras los Juegos de Río

Tras su notoria aparición como parte del Equipo Olímpico de Atletas Refugiados, la adolescente estudia duro y habla a favor de la causa de los refugiados.
24 enero 2017
Yusra Mardini cuenta su historia en el Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza.

Ha sido un año de vértigo para la nadadora siria adolescente Yusra Mardini. Tras su notoria aparición en Río como parte del Equipo Olímpico de Atletas Refugiados, ha hablado en nombre de los refugiados ante las Naciones Unidas en Nueva York y ante el Foro Económico Mundial en Davos.


De vuelta en la piscina, su objetivo ahora son los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020. También está estudiando duro para ponerse al día en su educación, interrumpida por la guerra. Con todo, aún encuentra tiempo para abogar por la causa de los refugiados.

"Tengo diez sesiones de entrenamiento cada semana, ahora mismo centro mi vida en eso", dijo Yusra, de 18 años, al ACNUR en Berlín. "Pero también tengo muchas cosas rondándome por la cabeza relacionadas con los refugiados y con el hecho de ayudar a la gente. Quiero cambiar la percepción que tienen las personas acerca de lo que es un refugiado".

Yusra dice que su propia experiencia de haber tenido que huir significa que está decidida a mantener el tema de los refugiados entre las prioridades mundiales. Se ha propuesto desarrollar sus habilidades como conferencista motivadora, aprovechando sus apariciones públicas, como su intervención en la Cumbre de la ONU sobre Refugiados y Migrantes que se llevó a cabo en Nueva York en septiembre.

En el presente mes ha intervenido en un acto paralelo de gran notoriedad en el Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza, donde el que fuera atleta olímpico estadounidense Michael Jonson la presentó como "una de las mujeres más valientes".

"Quiero cambiar las percepciones de las personas"

Sobre todo, quiere utilizar su voz para mostrar al mundo que los refugiados son personas normales en circunstancias extraordinarias, obligados a huir de la muerte y de la destrucción en su tierra. Yusra se ha propuesto abordar los conceptos erróneos, como la opinión de que los refugiados son personas sin estudios o que migran por motivos económicos.

"La gente piensa que los refugiados no tienen nada, que no saben nada o que han venido para apropiarse de algo", dice. "Pero muchos refugiados son médicos, muchos otros son ingenieros".

"Tuvimos que huir de nuestros hogares. Vinimos aquí porque queríamos paz, porque no podíamos soportar la guerra por más tiempo".

En un blog que escribió coincidiendo con la reunión anual del Foro Económico Mundial, apeló a sus compañeros refugiados: "Esta es mi llamada para que todos nosotros luchemos ahora, juntos, bajo ese nombre que compartimos: el de refugiados. Yo soy Yusra. Soy refugiada y estoy orgullosa de defender la paz, la decencia y la dignidad para todos los que huyen de la violencia".

Yusra se jugó la vida el año pasado cuando huyó a Europa para escapar del conflicto sirio. "Para nosotros era: o te vas y quizás mueras durante el camino, o te quedas aquí y mueres cada día".

Yusra dice que su propia historia es un ejemplo de la realidad de la vida para muchos refugiados en Europa occidental. Muchos quizás la conozcan como la chica que saltó al Mar Egeo desde una embarcación que se hundía, con su hermana de 21 años Sarah y ayudó a llevar a la embarcación y a sus desesperados pasajeros a alcanzar un lugar seguro.

Ser un refugiado es algo más que peligrosas huidas cruzando el mar y encuentros cercanos con la muerte. Para muchos de los recién llegados a Europa, la vida se centra en la espera de una decisión sobre su solicitud de asilo, una batalla frustrante por la reunificación familiar o una lucha para conseguir una educación o encontrar un trabajo.

Yusra no es una excepción. En una escuela de Berlín se esmera cada día en sus clases de alemán en un esfuerzo para acabar, en una lengua extranjera para ella, su educación secundaria, que se vio interrumpida. Como muchos otros refugiados de su edad, dejó el instituto antes de acabar sus estudios y ahora no puede asistir a la universidad hasta que los complete en una escuela de secundaria de su país de acogida.

El idioma ha sido una barrera todavía mayor para sus padres, que también viven en Berlín, dice Yusra. Ambos habían trabajado mucho en Siria y no están acostumbrados a la inactividad forzosa.

Yusra alaba la decisión de Alemania de abrir sus puertas a los refugiados, pero añade que no saben qué hacer con ellos una vez han llegado.

"Estoy orgullosa de defender la paz, la decencia y la dignidad para todos los que huyen de la violencia"

Pero esperar con poco que hacer no es nada comparado con las dificultades a las que la mayoría de los refugiados se enfrentan en todo el mundo. Yusra teme por los amigos y los miembros de su familia extendida que dejó en Siria.

"Quiero explicarle al mundo lo que está pasando en Siria y que la gente se ha quedado atrapada allí", dice. "Veo muchos videos malos y pienso: "¿Por qué estoy yo aquí, a salvo, mientras los sirios están muriendo en Alepo y en otros sitios? Podía haber sido yo, o mi madre, o mi hermana, las muertas".

Con crisis humanitarias desarrollándose en todo el mundo, Yusra sabe que hay un trabajo enorme por hacer para mejorar la suerte de los que se han visto obligados a huir. Dice que cree que el mundo está listo para oír su punto de vista.

"Tenemos que captar su atención", dice. "Quiero hablar de ello. Dime lo que tienes en contra de los refugiados y yo te puedo explicar, incluso te puedo mostrar, cómo y por qué estás equivocado".

Gracias a la Voluntaria en Línea Esperanza Escalona Reyes por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.