Cerrar sites icon close
Search form

Search for the country site.

Country profile

Country website

Pasan los meses y las necesidades humanitarias siguen siendo elevadas en la RD del Congo

Historias

Pasan los meses y las necesidades humanitarias siguen siendo elevadas en la RD del Congo

ACNUR está preocupado por los miles de personas que han huido de los brutales ataques en la provincia de Ituri, en RDC, donde el acceso humanitario sigue siendo extremadamente limitado.
16 August 2019
Resina Love, de 52 años, huyó de la violencia en su aldea con sus nietos.

Resina Love tiene pesadillas recurrentes desde que huyó de la terrible violencia en su aldea en la provincia de Ituri, en República Democrática del Congo. El pasado mes de junio huyó con sus nietos, dejando todo atrás.

“Mataron a mi hija, a mi yerno y a dos de mis nietos ante mis propios ojos”, recuerda esta congoleña de 52 años.

Caminó con sus nietos a través de la maleza durante cinco días hasta alcanzar la seguridad en la ciudad de Kasenyi, a 35 kilómetros de su aldea.

“Estábamos agotados, pero teníamos que seguir caminando mientras oyéramos disparos”, añade.

“Teníamos que seguir caminando mientras oyéramos disparos”.

Junto con otras muchas personas, Resina y sus nietos duermen ahora a la intemperie junto a una iglesia en la comunidad de Kasenyi. 

Resina forma parte de los más de 360.000 congoleños que huyeron de sus hogares en el mes de junio como consecuencia de los brutales ataques en la provincia de Ituri. La mayoría de ellos anduvieron durante días entre la maleza hasta alcanzar la seguridad en Kasenyi, a orillas del Lago Alberto, fronterizo con Uganda.  

El reciente brote de violencia es el resultado de meses de crecientes tensiones. Cientos de miles de personas se vieron desplazadas a comienzos de año como consecuencia de las tensiones entre ambas comunidades.

Dheka Ndjengu huyó con sus ocho hijos. Perdió a su hijo de 25 años en los recientes enfrentamientos y no tuvo la oportunidad de enterrarlo.

“Huimos en un viejo cayuco en el que me tuve que pasar más de cuatro horas remando”, explica el hombre de 48 años.

Paró a descansar en la ciudad de Tchioma y después continuó hasta Kasenyi con la esperanza de encontrar más seguridad allí.

“No sé qué hacer ahora”, dice Dheka. “Estamos durmiendo en una iglesia con más de 400 personas. Es imposible tener un mínimo de intimidad”.

Sifa Dorika, de 18 años, está embarazada y muerta de preocupación por el futuro de su bebé que aún no ha nacido, así como por el paradero de su marido. También huyó en junio y encontró seguridad en esta iglesia, que hace las veces de albergue comunitario.

“Mi marido desapareció mientras huíamos de nuestra aldea”, nos cuenta. “No tengo ni idea de dónde puede estar, y temo que esté muerto”.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, ha expresado su grave preocupación por los últimos casos de violencia y desplazamiento. Más de 110.000 personas llegaron a los centros para personas desplazadas internas en los territorios de Djugu, Mahagi e Irumu entre los meses de mayo y junio. Además, decenas de miles de personas permanecen con comunidades de acogida en una región que se enfrenta a un brote de ébola. 

En junio, un asentamiento espontáneo que surgió el año pasado para unas 1.900 personas, recibió más de 4.000 nuevas llegadas en el plazo de tan solo tres semanas. Muchas de las personas desplazadas duermen al raso o en edificios públicos, expuestos a los elementos y a potenciales abusos. El desplazamiento masivo está estirando al máximo las instalaciones sanitarias, lo cual pone en riesgo la salud de las personas.

“El acceso humanitario sigue siendo un desafío de primer orden”, dice Marie-Hélène Verney, jefa de la suboficina en Goma, en la provincia de Kivu del Norte. “Las carreteras principales van volviendo a abrir poco a poco, pero las aldeas más hacia el interior siguen presentando un difícil acceso por la situación de inseguridad”.

“El acceso humanitario sigue siendo un desafío de primer orden”.

Añade que el nuevo brote de violencia está obstaculizando los esfuerzos por conseguir una paz duradera.

“Han pasado más de 18 meses desde el comienzo de la crisis y el nuevo brote de violencia plantea serias dudas acerca de las soluciones a largo plazo con que pueden contar los habitantes de Djugu”, añade.

ACNUR ha reforzado su respuesta ante la creciente crisis de desplazamiento en el este de la RDC.

Han llegado a Bunia, capital de la provincia de Ituri, camiones con 90 toneladas de ayuda cargados con láminas de plástico, compresas higiénicas, mantas, jabón, esteras para dormir y bidones, entre otros. La distribución a algunos emplazamientos ya ha comenzado.

ACNUR y sus agencias asociadas están levantando albergues de emergencia para 600 familias en Kasenyi, mientras que está previsto que la construcción de albergues de emergencia para 3.200 familias en Drodro dé comienzo en agosto.

Puesto que la población de los dos asentamientos de personas desplazadas internas existentes en Bunia se ha visto desbordada en las últimas semanas, se están llevando a cabo preparativos para abrir un nuevo asentamiento con capacidad para 10.000 personas a las afueras de la ciudad, con objeto de aliviar la presión sobre los asentamientos existentes.

La escasez de financiación está afectando gravemente a la capacidad de que las personas desplazadas cubran sus propias necesidades básicas. En julio, solo se había recibido el 28% de los 150 millones de dólares necesarios para la operación de ACNUR en Congo.

“Es preciso un apoyo económico urgente para dar cobertura a las necesidades básicas de las personas desplazadas”, dice Verney, de ACNUR.