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COVID-19: las máscaras producidas por refugiados y migrantes benefician a los albergues públicos en São Paulo, Brasil

Historias

COVID-19: las máscaras producidas por refugiados y migrantes benefician a los albergues públicos en São Paulo, Brasil

Se han entregado alrededor de 1.000 unidades de equipo de protección a los residentes y profesionales que trabajan en estos lugares.
21 April 2020
Una funcionaria del ACNUR entrega máscaras de tela a refugiados venezolanos acogidos por la Misión de Paz en São Paulo, Brasil.

Durante la pandemia del nuevo coronavirus, se implementaron acciones dirigidas a la salud de las personas que se encuentran en una situación vulnerable en la ciudad de São Paulo, la ciudad que concentra el mayor número de casos confirmados en Brasil. Entre ellos, una actividad ha integrado a refugiados y migrantes en ambos extremos del proceso: la producción, distribución y uso de máscaras protectoras para mitigar los efectos de la transmisión del virus.

Bajo la coordinación del Ministerio Público de Trabajo (MPT) y la Universidad de Campinas (Unicamp), el colectivo Deslocamento Criativo está produciendo máscaras de tela que se distribuirán gratuitamente en los albergues en São Paulo que acogen a personas refugiadas y migrantes, y que actualmente están en cuarentena debido a la pandemia.

Se produjeron alrededor de mil máscaras y el pasado fin de semana se distribuyó un lote de ellas a los residentes y empleados de la Casa del Migrante, un albergue mantenido por Misión de Paz, la agencia socia del ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, que acoge a refugiados y migrantes. Actualmente allí viven 66 refugiados y migrantes de 16 nacionalidades.

A la vanguardia de la producción de máscaras está la siria Hayam Kasem, de 29 años. Es diseñadora de modas y llegó a Brasil hace siete años como refugiada, y hace dos semanas comenzó a aplicar su conocimiento y talento en la producción de las máscaras.

“La situación actual requiere que todos trabajemos juntos para ayudar a nuestros vecinos y a la ciudad donde vivimos. Logré traer la máquina de coser del estudio donde trabajaba a mi casa, y aquí la producción no puede parar”, dijo la diseñadora, quien, después de la pandemia, sueña con tener un desfile de moda en Brasil.

La compra de telas, la producción y distribución de las máscaras están bajo la responsabilidad del Colectivo Deslocamento Criativo, que cuenta con la participación directa de los refugiados en este proceso. Además de la diseñadora Hayam, el sirio Anas Obeid, graduado en periodismo, también participa en la iniciativa, trabajando en la entrega de este equipo fundamental de protección personal.

El refugiado sirio Anas, a la izquierda, explica a las personas que viven en la Misión de Paz cómo usar y manejar las máscaras. Es miembro del Colectivo Deslocamento Criativo.

Anas producía y vendía perfumes árabes por encargo y trabajó en una productora de video en São Paulo. Con la llegada de la pandemia, se está adaptando a la realidad y sigue dispuesto a ayudar. Además de entregar las máscaras a los albergues, explica a los refugiados y migrantes cómo manejar adecuadamente el equipo para garantizar la higiene personal de los usuarios y mitigar los riesgos de contaminación.

“Entre los muchos trabajos que hago, creo que es importante contribuir en este momento para garantizar el bienestar de los refugiados y migrantes que viven en albergues públicos, sin tener la posibilidad, en este momento, de conseguir un trabajo. Pero pronto saldremos de esto, fortalecidos”, dijo Anas.

El colectivo Deslocamento Criativo es un proyecto de impacto social que mapea y da visibilidad a la producción de refugiados que viven en São Paulo y trabajan en el área de la economía creativa, un sector empresarial dinámico basado en el capital intelectual, cultural y la creatividad para generar valor económico. La plataforma sirve como punto de encuentro para quienes desean conocer y contratar obras en este segmento, incluso durante el contexto actual de pandemia.

Entre los participantes del grupo se encuentran refugiados y migrantes cuyos negocios habituales se afectaron por la pandemia y decidieron unirse a esta acción social apoyada por ACNUR y UNFPA (Fondo de Población de las Naciones Unidas).

Los residentes del albergue agradecieron la acción el pasado fin de semana. La refugiada venezolana Asia Carreño, de 58 años, llegó a Misión de Paz a través del programa de interiorización del Gobierno federal y enfatizó la importancia de usar máscaras. "No hemos salido a las calles para evitar la contaminación, pero incluso aquí, porque vivimos todos muy cerca, las máscaras serán importantes para mantener nuestra salud", dijo. "Y todos nosotros, los adultos mayores, los niños y los adultos, vamos a superar esta crisis", agregó la residente.

Para el coordinador de la Misión de Paz, Padre Paolo Parise, las máscaras ayudarán a prevenir la propagación del COVID-19 entre los residentes y empleados de Casa del Migrante.

Las mil máscaras producidas por el Colectivo fueron limpiadas y empaquetadas para su distribución a los residentes de los albergues públicos en São Paulo.

“Estamos revisando nuestras actividades para reducir la exposición de las personas que viven aquí al ambiente externo tanto como sea posible y así, prevenir la propagación del virus. La entrega de las máscaras permitirá que se evite el contagio entre las personas residentes y el equipo de trabajo, incluso durante la distribución de cestas básicas que ya hemos hecho en el albergue”, dijo Parise.

La jefa de la oficina del ACNUR en São Paulo, Maria Beatriz Nogueira, fue a Casa del Migrante el sábado pasado para distribuir las máscaras hechas por refugiados y migrantes que forman parte del Colectivo.

“La pandemia del nuevo coronavirus es un desafío global que se debe enfrentar a través de la solidaridad y la cooperación de todos los sectores y esta acción refuerza la medida en que los refugiados están contribuyendo para proponer soluciones. Es esencial garantizar que cualquier persona, independientemente de su nacionalidad, pueda tener acceso total a la ayuda financiera y los servicios de salud, sin discriminación”, dijo Nogueira.

En los próximos días, ACNUR continuará llevando más máscaras a albergues públicos que sirven a refugiados y migrantes en la ciudad de São Paulo. Estos albergues tuvieron que adaptarse a la forma en que manejan sus servicios, comenzando a producir más comidas debido a la limitación de los movimientos externos de sus residentes. Como resultado, los gastos adicionales requieren donaciones de canastas básicas de alimentos y artículos de higiene para satisfacer la demanda existente.

ACNUR está recaudando donaciones financieras para comprar medicamentos, agua potable, artículos de higiene y kits de protección personal para familias y, especialmente, personas mayores y niños refugiados vulnerables. La Agencia de la ONU para los Refugiados ha estado trabajando para fortalecer la comunicación con los refugiados a través de la Plataforma de Ayuda y continúa trabajando en coordinación con los gobiernos para garantizar que las personas refugiadas se incluyan en la respuesta a COVID-19.