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Entrevista: "Incluir a las personas refugiadas en las campañas de vacunación es clave para poner fin a la pandemia"

Historias

Entrevista: "Incluir a las personas refugiadas en las campañas de vacunación es clave para poner fin a la pandemia"

Mike Woodman, de la Sección de Salud Pública de ACNUR, explica cómo está trabajando la Organización para garantizar que millones de personas desplazadas por la fuerza reciban protección contra el virus.
14 enero 2021
Viales vacíos de la vacuna Pfizer/BioNTech contra la COVID-19 fotografiados en Bad Windsheim, Alemania, el 27 de diciembre de 2020.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, trabaja para garantizar que se incluya en los planes de vacunación y tratamiento frente a la COVID-19 a los aproximadamente 80 millones de personas desplazadas por la fuerza existentes en más de 100 países, entre las que se encuentran 29,6 millones de personas refugiadas. Mike Woodman, oficial sénior de salud pública de ACNUR, habló con el editor del sitio web global de ACNUR Tim Gaynor sobre algunos de los desafíos que esto supone.

¿Quién es responsable de vacunar a las personas refugiadas, desplazadas internas y apátridas?

Las autoridades nacionales son responsables de la respuesta de salud pública y de los esfuerzos de vacunación frente a la COVID-19. La coordinación de la entrega y administración de vacunas a la población refugiada y a otras personas de interés corresponderá a las autoridades nacionales de salud. Se puede solicitar a organizaciones nacionales e internacionales y asociados de la sociedad civil que presten su apoyo a estos esfuerzos.

¿Todos los gobiernos están comprometidos con la inclusión de las personas refugiadas en sus programas de vacunación?

ACNUR defiende constantemente a nivel nacional, regional y mundial la inclusión de personas refugiadas y otras personas de interés en las estrategias nacionales.

A día de hoy, de los 90 países que están desarrollando actualmente estrategias nacionales de vacunación contra la COVID-19, el 57% (51 países) han incluido a la población refugiada en sus planes de vacunación.

Estamos participando en discusiones y procesos de toma de decisiones en el seno de COVAX, la iniciativa mundial para garantizar el acceso rápido y equitativo a vacunas contra la COVID-19 para todos los países.

Trabajamos con asociados internacionales para asegurarnos de que “no dejar a nadie atrás” y “acceso equitativo a vacunas” no sean solo meras frases, sino que se llevan a la práctica.

¿Cuáles son los riesgos y las consecuencias en caso de que las personas refugiadas no se incluyan en los planes nacionales de vacunación?

Con un razonamiento de salud pública, es imposible romper o ralentizar sustancialmente la transmisión del virus a menos que un mínimo del 70% de la población esté inmunizada.

Incluir a las personas refugiadas en la implementación de la vacuna es clave para poner fin a la pandemia. Excluir a las personas refugiadas, otras personas desplazadas o no nacionales de los planes de vacunación conlleva el riesgo de una transmisión continuada en el seno de estas poblaciones, con efectos indirectos sobre la población nacional.

Existen riesgos de protección tangibles derivados de una exclusión de las personas refugiadas que tienen consecuencias para su salud, acceso a servicios, empleo, educación y medios de vida, libertad de circulación y ausencia de discriminación. 

¿Dónde se prevé que se vean las primeras vacunaciones a personas refugiadas?

Jordania ya ha empezado a vacunar a la población refugiada. Como parte del plan nacional de vacunación contra la COVID-19, que comenzó esta semana, cualquier persona que viva en suelo jordano tiene derecho a recibir la vacuna de forma gratuita, incluidas personas refugiadas y solicitantes de asilo.

En los próximos meses Jordania pretende vacunar al 20% de su población contra el virus, y ya ha adquirido tres millones de dosis para hacerlo posible.

Desde el comienzo de la pandemia, las personas refugiadas han estado incluidas en los planes nacionales de respuesta y han podido acceder a atención sanitaria y tratamiento médico en las mismas condiciones que los ciudadanos jordanos.

¿Quién tendrá prioridad dentro de la población refugiada?

Partiendo de la base de que la disponibilidad de la vacuna será limitada en un primer momento, el Grupo de Expertos en Asesoramiento Estratégico sobre Inmunización y las partes interesadas de la iniciativa COVAX acordaron un marco de asignación para garantizar que las vacunas y tratamientos eficaces contra la COVID-19 se repartieran de manera equitativa entre todos los países.

Este marco aconseja que todos los países reciban dosis de forma proporcional a su población para inmunizar a los grupos de máxima prioridad tales como adultos mayores, personas con enfermedades crónicas o con inmunodeficiencias. Otra prioridad máxima son los trabajadores sanitarios y otros con funciones críticas en el sistema.

Solo las personas refugiadas y otras personas de interés para ACNUR que se encuentren en una de las categorías nacionales prioritarias recibirán la vacuna en un primer momento. El resto la recibirá a medida que se amplíe la implementación de los programas de vacunación.

¿Existe un plazo objetivo para vacunar a la mayoría o la totalidad de la población refugiada?

No es realista fijar objetivos de plazos. La mayoría de los países aún no han recibido vacunas. Pero en muchos países las limitaciones en la capacidad de producción, el suministro y la logística se mantendrán hasta bien entrado 2021. Lo más importante es garantizar que las personas refugiadas acceden a la vacunación en paralelo con el resto de las poblaciones nacionales de acogida.

El 86% de las personas refugiadas viven en países en desarrollo. Algunos son estados frágiles con sistemas de salud pública muy limitados. ¿Qué desafíos concretos supone esto para el suministro de las vacunas?

La vacuna aprobada en la actualidad exige una cadena de frío continua a temperaturas extremadamente bajas incluso en el tramo final del transporte. Esto plantea un enorme desafío para la mayoría de los países que acogen personas refugiadas y supone que un enfoque descentralizado de vacunación como los que se utilizan para otras vacunas resulte aquí muy complicado.

La infraestructura de la mayoría de programas nacionales de vacunación sistemática se basan en permitir una gestión de la cadena de frío hasta el punto de administración de la vacuna, pero los equipos de cadena de frío existentes no son adecuados para gestionar la vacuna de COVID-19 disponible actualmente.  No obstante, se espera la aprobación de más vacunas de COVID-19 que puedan gestionarse con los sistemas de cadena de frío normales ya existentes.

ACNUR coordina las actividades de inmunización con los programas nacionales de inmunización, las autoridades sanitarias, asociados de la salud y con UNICEF y la OMS. Pero ACNUR carece de la capacidad técnica para implementar directamente actividades de vacunación. Por ello, colaboraremos con nuestros asociados nacionales para apoyar la implementación de campañas de vacunación.

Existe una minoría de personas que tiene cierta reticencia a vacunarse. ¿Cómo pretende ACNUR enfrentarse a esto?

Junto con nuestros asociados del campo de la salud y las comunidades refugiadas, nos encontramos en una posición única para comunicar, informar y educar acerca de la importancia de vacunarse y de cómo, cuándo y dónde acceder a las vacunas.

La clave es difundir la información. A tal fin, resultan vitales las aportaciones de miles de personas refugiadas de todo el mundo que trabajan en primera línea de la pandemia como médicos, enfermeros y trabajadores de divulgación en materia de salud pública.