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Afición por el Flamengo produce empleos para los refugiados congoleños en Rio de Janeiro

Historias

Afición por el Flamengo produce empleos para los refugiados congoleños en Rio de Janeiro

Para diez refugiados congoleños que viven en Rio de Janeiro, el pasado, el presente y, ahora, el futuro están teñidos de rojo y negro.
23 October 2015
Orgullosos, los refugiados congoleños que viven en Rio de Janeiro muestran con satisfacción sus relucientes camisetas rojinegras del Clube de Regatas de Flamengo, donde irán a trabajar en las tiendas de artículos deportivos.

RIO DE JANEIRO, Brasil, 23 de octubre de 2015 (ACNUR) – Para diez refugiados congoleños que viven en Rio de Janeiro, el pasado, el presente y, ahora, el futuro están teñidos de rojo y negro. Admiradores del club de fútbol Flamengo desde que vivían en sus países, se tornaron aficionados del equipo brasileño y, gracias a esa afición, fueron contratados para trabajar en diez de las 50 tiendas oficiales del club, distribuidas por el país.

Esta historia no podría tener un mejor punto de partida que el Estadio Maracaná. Todo empezó en agosto, durante el lanzamiento del proyecto "Fútbol de las Naciones". El proyecto desarrollado en el templo del fútbol brasilero por Cáritas Arquidiocesana de Rio de Janeiro y por el Complejo Maracaná, en conjunto con ACNUR. En esta ocasión, el presidente del consorcio que administra el estadio, Silvan Andrade, invitó a cerca de 30 refugiados para ver el juego en el palco VIP entre Flamengo y Vasco, que iba a ser disputado el día siguiente.

Por medio de una iniciativa espontánea, algunos de ellos, que ya conocían y apoyaban el equipo rojinegro en la República Democrática del Congo, decidieron organizar una hinchada para animar el equipo. Así, nació la Fla-Refugiados, cuyo éxito fue inmediato.

Un mes después, en otro partido entre Flamengo y Vasco, nuevamente en el Maracaná, la Fla-Refugiados fue reconocida oficialmente por el club. Representantes de la hinchada recibieron un reconocimiento y una camiseta personalizada de las manos del presidente del Flamengo, Eduardo Bandeira de Mello.

La acogida parecía completa, pero un nuevo gesto la volvió aun más especial. Al tener conocimiento de la Fla-Refugiados, el director de la empresa que administra las tiendas oficiales del Flamengo, Marcelo Plaisant, entendió que también podrían contribuir. "Por medio del club, conocí un poco de las historias de los refugiados y, entonces, empezamos a hablar con algunos franquiciadores. Esta es una época para contratar vendedores. Ya estábamos admitiendo brasileros y resolvimos abrir cinco vacantes más para los refugiados", explicó.

Después de ser informada de las oportunidades de empleo, Cáritas de Rio de Janeiro encaminó a diez refugiados para el proceso de selección. Lo que ocurrió después fue sorprendente. "Todos hablaban portugués, estaban muy entusiasmados y eran extremadamente profesionales. Además, tienen historias de vida muy impresionantes", contó Marcelo Plaisant. "Era difícil seleccionar solo cinco. Decidimos contratar a los diez. Las tiendas que no necesitaban vendedores, ofrecieron vacantes para que trabajasen en bodega o en la personalización de las camisetas".

El propio Marcelo quiso llamar a cada uno de los candidatos para decirles que habían sido seleccionados. Uno de ellos fue Prince Mbeko, profesor de matemática que ahora será vendedor en una de las tiendas oficiales del club.

"No es fácil cambiar de profesión", dice el congoleño de 29 años. "El inicio será un poco diferente, porque estaba acostumbrado a tener una tiza en la mano y ahora tendré que convencer a los clientes de que compren nuestros productos, pero pronto será más fácil. Para mí, esta oportunidad representa un cambio de vida, porque sin empleo, uno no puede realizar sus sueños".

Nadie entiende esto mejor que Miguel Mpanzu. El congoleño, que trabajaba como fotógrafo en su país, estaba desempleado desde su llegada a Brasil hace un año. "La persona que no trabaja, no se siente bien. Sin trabajo, uno no puede comprar pan. Ahora, estoy muy feliz porque el Flamengo me está dando una oportunidad".

Miguel ya tiene planes para el dinero que va a recibir en su nuevo empleo. "Tengo una esposa y tres hijos, pero cuando mi ciudad fue atacada, cada uno se fue para un lado diferente. Todavía, no sé dónde está mi familia. Voy a guardar el dinero para conseguir encontrar a mi familia y traerla para acá", comentó el fotógrafo, que ahora se siente más rojinegro. "Hice la elección correcta, nunca voy a cambiar de equipo. Se pierda o se gane, siempre Flamengo".

Por Diego Felix, del Rio de Janeiro

Gracias a la Voluntaria en Línea Elisa Moretti Pavanello por el apoyo ofrecido con la traducción del portugués de este texto.