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Decenas de miles de refugiados que huyen de la violencia en Sudán llegan a Chad

Historias

Decenas de miles de refugiados que huyen de la violencia en Sudán llegan a Chad

Los enfrentamientos en Jartum, la capital de Sudán, se extendieron rápidamente por la región de Darfur provocando que de miles de personas crucen la frontera con Chad para salvar sus vidas.
24 May 2023
Una mujer frente a un albergue hechizo

Haweya huyó de Sudán luego de un ataque que sufrió su familia por la noche.

Haweya y su familia dormían en su casa en Tendalti, en la región de Darfur (al oeste de Sudán), cuando un grupo de hombres armados irrumpió en su hogar.

“Un disparo alcanzó a mi marido... Al mismo tiempo, una bala perdida hirió a mi hijo. A mí me torturaron porque me negué a denunciar [a mi marido]”, contó Haweya. 

“Me golpearon con un palo; desde entonces, mi oído izquierdo no funciona del todo, así que no oigo bien”.

El esposo de Haweya murió por las heridas de bala; ella huyó a pie, con su hijo herido, en dirección a la frontera con Chad. 

“Tuve que dejar al resto de mis hijos allí; otras personas los trajeron consigo porque yo no podía quedarme... Lo dejamos todo atrás”.

Haweya y sus cuatro hijos se encuentran entre las 90.000 personas refugiadas de Sudán que han huido a Chad desde que, hace un mes, los enfrentamientos entre las facciones militares rivales que comenzaron en Jartum se extendieran a diversas partes del país.

Las tensiones étnicas se reactivaron 

Darfur del Oeste ha sido especialmente afectada por el conflicto, que ha reavivado las tensiones étnicas e intercomunitarias existentes. Se han reportado importantes pérdidas de vidas civiles, así como saqueos e incendios de instalaciones públicas y humanitarias, incluidos los campamentos para personas desplazadas internamente.

"En Tendalti, hay diferentes comunidades étnicas que temen ser atacadas", explicó Brice Degla, coordinador principal de emergencias de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, en Chad. "Incluso en el lado [chadiano] de la frontera, continúan sintiéndose inseguros porque saben que la ciudad no está muy lejos de aquí".

La llegada de refugiados está contribuyendo a una crisis humanitaria que ya era grave en Chad, un país sin acceso al mar que lucha contra la inseguridad alimentaria generalizada, los efectos del cambio climático y el conflicto intercomunitario. Según la ONU, 6,9 millones de personas, más de un tercio de la población chadiana, necesitan asistencia humanitaria. Mientras tanto, incluso antes del flujo actual, el país ya albergaba a más de un millón de personas desplazadas forzosas, incluidos 400,000 refugiados sudaneses en el este.

Las mujeres y los niños constituyen el 90% de las personas refugiadas que ingresan a Chad cada día para huir de la violencia. Muchas de ellas no tienen más opción que permanecer a la intemperie, debajo de los árboles, o bien duerme en refugios improvisados cerca de la frontera.

“Necesito comida, ropa y albergue”, dijo Haweya. “No tengo con qué refugiarme. Voy a ir a buscar paja; si encuentro un poco, podré construir un albergue”.

La población de Chad recibe a las personas recién llegadas

ACNUR está colaborando con el Gobierno de Chad y otros socios para registrar a las personas recién llegadas, así como brindarles la asistencia vital que ha llegado por vía aérea al este de Chad, incluidas colchonetas, mosquiteros, jabones y utensilios de cocina. Asimismo, está ofreciendo servicios de protección, como la prevención y la respuesta a la violencia de género, la identificación de niñas y niños en situación de riesgo y la asistencia a personas con necesidades específicas.

A pesar de vivir en duras condiciones, la población chadiana local ha abierto sus puertas a las personas sudanesas refugiadas. En semanas recientes, por ejemplo, Fatna Hamid, una mujer de 44 años que es madre de cinco, ha recibido a unas 50 personas en su casa en la aldea de Koufroune.

Me conmueve ver a estas personas.

“Me complace acogerlas, porque su situación es muy precaria”, señaló. “Muchas de ellas llegan con sus hijos, están enfermas o no les es posible construir un refugio para guarecerse. Por eso les abro las puertas de mi casa”.

Como madre sola, Fatna confesó que empatiza con la situación que atraviesan otras mujeres que huyen con hijos. Además, conoce a algunas de las personas que han estado llegando porque comercia con comunidades cercanas a la frontera.

“Me conmueve ver a estas personas. Nos conocemos porque somos comerciantes. En ocasiones vamos a Sudán a comprar mercancía, así que saben que mi casa está aquí”, contó.

Entre las personas sudanesas refugiadas que se han hospedado con Fatna se encuentran Fatime Mahmoud Adoum, de 30 años, su esposo y sus cinco hijos.

“Ella siempre está buscando con qué alimentarnos”, declaró Fatime. “Sin embargo, permanecer aquí una o dos semanas es demasiado, así que debemos empezar a pensar en irnos”.

Frente al próximo comienzo de la temporada de lluvias, además de brindar asistencia de emergencia, ACNUR y el Gobierno de Chad han empezado a reubicar a las personas refugiadas en un campamento ya existente, a unos 50 kilómetros de la frontera.

Si no hacemos algo ahora, pronto será demasiado tarde.

“Si no hacemos algo ahora, pronto será demasiado tarde”, declaró Brice Degla. “La temporada de lluvias empezará en apenas unas semanas, y si no brindamos asistencia, los caminos quedarán bloqueados y las personas refugiadas se quedarán bloqueadas”.

Después de perder amigos y familiares a causa de la violencia en Darfur, y de presenciar como sus hogares eran reducidos a cenizas, Fatime no esperanzas de regresar a Sudán en un futuro cercano.

“El conflicto no ha terminado aún. No parece que vaya a haber una reconciliación, y las personas tienen miedo de volver a casa”. “Ruego a Dios que traiga el entendimiento entre las partes, y que quienes deseen volver a casa puedan hacerlo en el futuro”.