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Proyecto Pacaraima, Brasil, acoge a refugiados y migrantes sin hogar

Historias

Proyecto Pacaraima, Brasil, acoge a refugiados y migrantes sin hogar

Las personas asistidas por la iglesia reciben tres comidas al día, clases de portugués y apoyo psicosocial familiar.
15 enero 2020
La Comunidad Bautista de Pacaraima, una pequeña ciudad en el norte de Brasil, en la frontera con Venezuela, ofrece tres comidas diarias a las 116 personas acogidas en sus instalaciones. El proyecto cuenta con el apoyo de ACNUR, la Unión Europea y la Operación Acogida.

La decisión de abandonar su país para sobrevivir siempre es difícil, y cuando se tiene que dejar todo atrás, las incertidumbres y los desafíos se vuelven aún mayores. Muchos venezolanos tienen que tomar esta difícil decisión y hacer largos viajes a países vecinos como Brasil.

Entre 2017 y 2019, más de 540.000 venezolanos ingresaron al país, y más de 129.000 de ellos solicitaron la condición de refugiado: aproximadamente 21.000 solicitudes fueron aceptadas recientemente por el Gobierno brasileño, y más de 123.000 venezolanos solicitaron la residencia temporal. La principal puerta de entrada en Brasil es la ciudad de Pacaraima, en Roraima, en la frontera con Venezuela. En promedio, alrededor de 500 venezolanos cruzan la frontera todos los días, y algunos terminan en la ciudad debido a su proximidad a su país de origen.

A pesar del alojamiento ofrecido por la Operación Acogida a las personas más vulnerables, muchos terminan quedándose en las calles.

Mientras que algunos ciudadanos eligen distanciarse de esta situación, los brasileños Gideão Ferreira de Vasconcelos y su esposa Sandra Santos de Vasconcelos abrieron las puertas de la Comunidad Bautista de Pacaraima para recibir a las familias venezolanas.

“Ya estábamos ofreciendo comida a algunas familias que vivían en las calles, pero después de algunos conflictos entre la población local y la comunidad venezolana decidimos abrir las puertas de la iglesia y albergar a la mayor cantidad de personas posible”, dice Sandra, contando cómo comenzó el proyecto en 2018.

Al principio, la pareja pastoral logró albergar a unas 60 personas. Actualmente, la acción, que se inició como una medida de emergencia, se ha consolidado en un proyecto regular y hoy da la bienvenida a más de 100 personas, incluyendo adultos y niños.

En el espacio comunitario, se sirven tres comidas diarias. Además, se ofrecen clases de portugués para adultos y niños, asesoramiento familiar y tutoría para menores en edad escolar. El pastor Gideão y Sandra también buscan apoyar algunas iniciativas que tienen las personas acogidas para producir y vender alimentos tradicionales venezolanos y generar sus propios ingresos.

“Muchos de ellos llegan bien desnutridos, a veces solos, a veces con toda la familia. Por lo tanto, lo primero que hacemos es procurar su alimentación”, explica Sandra. Con la creciente demanda de comidas, el pastor Gideão buscó el apoyo del ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, que opera en la ciudad, que ha logrado proporcionar desde cocinas hasta diversos utensilios de cocina para el proyecto.

Joseph, de 50 años, fue uno de los primeros en ser acogidos por la iglesia. El venezolano que llegó a Pacaraima en julio de 2018 pasó más de un mes en la calle hasta que lo atendieron. “Tuve que dejar a mi esposa y mis dos hijos y viajar 16 horas en autobús desde Maturín para llegar aquí. Estaba muy débil y desnutrido, pero hoy soy fuerte y ayudo en lo que el pastor y Sandra necesitan”, dice José, quien hoy es uno de los líderes del grupo de 16 voluntarios venezolanos que ayudan a la pareja a hacerse cargo del proyecto.

Sandra, quien también trabaja con la recepción de menores que llegan a la ciudad, recuerda que el proyecto guía a las familias a participar en la estrategia de reubicación interna, una iniciativa del Gobierno federal apoyada por agencias de la ONU y la sociedad civil para la reubicación voluntaria de refugiados y migrantes a otros estados brasileños. “Ya hemos ayudado a más de mil venezolanos a ser reubicados a otros estados. Esto es importante para que podamos seguir recibiendo a los que llegan aquí en Pacaraima”, dice Sandra.

Para el jefe de la oficina de ACNUR en Pacaraima, Rafael Levy, además de las personas en tránsito a través de la frontera, uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta es apoyar a las personas sin hogar que por alguna razón han decidido quedarse en la ciudad. “La creación de redes es fundamental y la Iglesia Bautista de Pacaraima es nuestro socio principal en este sentido. Con su trabajo y su red de iglesias, apoyan a las personas para reconstruir sus vidas e integrarse en Brasil”, señala Levy.

Este importante proyecto solo fue posible gracias al apoyo de la Unión Europea que, desde 2018, ha estado invirtiendo en fortalecer la respuesta a los venezolanos en la región norte de Brasil con proyectos que promueven la protección de las poblaciones más vulnerables y la convivencia pacífica con la comunidad local. En 2019, la Operación Acogida también comenzó a colaborar con esta actividad ofreciendo loncheras diarias y permitiendo la extensión y continuidad de esta acción y proporcionando mejores condiciones para cientos de personas que llegan de Venezuela.