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Mo Salah pide un esfuerzo en equipo para garantizar que la niñez desfavorecida reciba educación

Historias

Mo Salah pide un esfuerzo en equipo para garantizar que la niñez desfavorecida reciba educación

ACNUR advierte que la COVID-19 es una grave amenaza para las personas refugiadas más jóvenes.
3 September 2020
La estrella del fútbol egipcio Mo Salah pide un esfuerzo en equipo para garantizar que la niñez desfavorecida reciba una educación que les cambie la vida.

LONDRES / GINEBRA, 3 DE SEPTIEMBRE, ACNUR - La Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR publicó hoy un informe en el que advierte que, a menos que la comunidad internacional adopte medidas inmediatas y audaces para combatir los efectos catastróficos de la COVID-19 en la educación de los refugiados, el potencial de millones de los jóvenes refugiados de todo el mundo estaría en peligro.

En unas contundentes palabras finales del informe, titulado “Uniendo fuerzas por la educación de las personas refugiadas”, la Fundación Vodafone y el Embajador del ACNUR para el Programa de Instant Network Schools, Mohamed Salah, dijo que garantizar una educación de calidad hoy significa menos pobreza y sufrimiento mañana.

AQUÍ ESTÁ SU DECLARACIÓN COMPLETA:

En todo el mundo, la COVID-19 ha cerrado escuelas y universidades. Ha vaciado oficinas y hoteles, estadios, cafés, museos, cines: casi todos los lugares donde solíamos reunirnos.

Ha interrumpido no solo la educación de nuestros niños, niñas y jóvenes, sino también el trabajo de quienes les enseñan y el sustento de los padres que hacen todo lo posible para pagar libros, uniformes y viajes escolares.

Para muchos niños y niñas refugiados, la gran mayoría de los cuales viven en el mundo en desarrollo, el coronavirus ha agregado nuevos desafíos a sus vidas ya destrozadas por el conflicto y la persecución. Es posible que muchos nunca regresen a la escuela. Los logros obtenidos con tanto esfuerzo acumulados lenta y pacientemente durante décadas corren el riesgo de revertirse indefinidamente. Las vidas de los jóvenes podrían arruinarse para siempre.

Me convertí en embajador del programa Instant Network Schools solo unos días antes de que la pandemia de coronavirus cambiara radicalmente nuestra vida cotidiana. Como una alianza entre la Fundación Vodafone y el ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, el INS conecta a miles de estudiantes refugiados y del país de acogida con una educación digital de calidad.

Parte de mi nuevo rol estaba destinado a incluir la visita a las escuelas apoyadas por el programa del INS para crear conciencia sobre la importancia vital de una educación de calidad para la niñez refugiada. Como los planes de viaje de muchas otras personas, el mío tendrá que cambiar.

Pero el proyecto INS, como muchas de las iniciativas destacadas en este informe, muestra cómo podemos unirnos de nuevas formas para marcar una diferencia en las vidas de millones de jóvenes, que ahora más que nunca necesitan una mano amiga.

Los niños y niñas que han sido desarraigados de sus hogares necesitan libros, escuelas, maestros calificados y más. Pero también necesitan la tecnología digital que los conecte con el resto del mundo.

Eso significa mejores alianzas con el sector privado, que está avanzando para crear y ofrecer soluciones tecnológicas, proporcionando software, hardware y conectividad. Juntos, también debemos garantizar la financiación y la formación necesarias para que las iniciativas de educación conectada vinculadas a los sistemas educativos nacionales estén disponibles en todas las regiones del mundo.

No se trata solo de tecnología. Cada empresa puede marcar la diferencia; transporte, construcción, deporte, saneamiento, atención médica y más: llevar a los niños a la escuela, construir las aulas que necesitan, salvaguardar su bienestar físico y mental.

Me refiero a las oportunidades de aprendizaje y empleo que les darán a las personas refugiadas y no refugiadas un objetivo por igual y los medios para mantenerse a sí mismos y a sus familias.

A su vez, el sector privado debe basarse en las necesidades de los refugiados y las prioridades establecidas por sus gobiernos de acogida. Al aprovechar también la capacidad y aprovechar las aspiraciones de los refugiados y las comunidades de acogida, junto con los conocimientos y la experiencia de las agencias de ayuda, organizaciones benéficas, ONG y otros, estos proyectos pueden ser de propiedad local y ser lo más eficaces posible.

Garantizar una educación de calidad hoy significa menos pobreza y sufrimiento mañana.

Al enfrentarnos juntos a esta pandemia, la innovación desempeñará un papel crucial si los niños, niñas y jóvenes desplazados del mundo no quieren perder toda esperanza de obtener una educación acreditada y de calidad.

No solo la innovación medida en chips de silicio, sino también un pensamiento audaz e imaginativo en todos los ámbitos para hacer realidad esa educación.

A menos que todos hagan su parte, generaciones de niños y niñas, millones de ellos en algunas de las regiones más pobres del mundo, enfrentarán un futuro sombrío.

Pero si trabajamos en equipo, como uno, podemos darles la oportunidad que merecen de tener un futuro digno. No perdamos esta oportunidad.