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Mujeres empoderadas: Solicitante de asilo nicaragüense impulsa su pequeña empresa en el exilio

Historias

Mujeres empoderadas: Solicitante de asilo nicaragüense impulsa su pequeña empresa en el exilio

En Panamá, Heily ha encontrado un lugar seguro para seguir construyendo un futuro prometedor para su familia.
7 March 2020
Para Heily su trabajo con ArteSol en Panamá significa mantener un lazo con su país de origen, Nicaragua. Heily es una mujer artesana, empresaria y solicitante de asilo. Ella usa su talento para hacer y vender bisutería y con su trabajo sostiene a toda su familia. ACNUR apoya a las personas refugiadas y solicitantes, como Heily, a reconstruir sus vidas en el exilio.

Cuando Heily Mejía*, 29, empacó la maleta con la que huyó de su país nativo, Nicaragua, lo primero que guardó fue un carrete de manila, un hilo de algodón orgánico. Puede parecer una elección extraña para quien se ve obligada a abandonar su vida entera con solo dos maletas, pero para Heily, la manila constituía la materia prima del negocio que llevaba años creando.


Heily, una publicitaria de formación creó la empresa, ArteSol, en 2016, junto a cinco artesanas de Monimbó, una comunidad indígena al suroeste de Nicaragua. Juntas, diseñaban y elaboraban productos como hamacas, sombreros, abanicos, tapetes y collares, hechos de palma de coco, fibra de plátano, por supuesto, manila.

A raíz de la calidad de los productos, además de la persistencia de Heily, quien tocó a muchas puertas para lograr montar un montar un canal de distribución de diez tiendas a nivel nacional, ArteSol fue un éxito.

La pequeña empresa estaba en pleno crecimiento cuando, en abril de 2018, estallaron las protestas que les cambiaría la vida a Heily y su esposo, Emilio,* además de decenas de miles de otros nicaragüenses. Las protestas comenzaron en respuesta a reformas al sistema de pensiones, y contaban principalmente con jubilados y estudiantes. Pronto derivaron en manifestaciones, bloqueos de carreteras, y barricadas en las participaron que miles de personas de varios sectores, incluyendo a profesores y maestros, médicos, abogados, y campesinos.

El Gobierno nicaragüense no tardó en responder. En junio y julio, el gobierno y grupos aliados desmantelaron los bloqueos, y en los siguientes meses, grupos progubernamentales perseguían y amenazaban a las personas que habían participado en las marchas y a sus familiares. A finales de 2019, más de 90.000 nicaragüenses habían huido, la mayoría cruzando por vía terrestre al país vecino, Costa Rica, y otros yendo más al sur, a Panamá.

A pesar de que asistían a las protestas de rostro cubierto, por miedo a ser identificados, Heily y Emilio fueron blanco de amenazas tras participar en algunas de las protestas en la capital, Managua.  

“Una de las primeras amenazas fue que publicaron los datos de mi esposo en las páginas de Facebook por traidor”, recuerda Heily. “Las motos pasaban por las noches por nuestra calle, es una señal de asedio”.

Emilio eventualmente sería forzado a renunciar a su trabajo, en un instituto del gobierno. Un día, el bus colegial donde viajaba Javier, de 11 años, el mayor de los dos hijos de la pareja fue bloqueado por fuerzas militares armados, quienes revisaron los documentos de identidad de cada niño. Cuando Emilio y Heily se enteraron de que sus nombres habían aparecido en unos listados publicados por grupos afines al gobierno, y que otras personas cuyos nombres salieron en la misma lista habían sido secuestradas, supieron que no les quedaba más remedio que irse.  

“Al darnos cuenta de que ya iban a empezar a pasar cuentas, como dicen ellos, decidimos salir lo antes posible del país”, dice Heily.

Resolvieron huir a Panamá en febrero de 2019.

Con un boleto hacia la Ciudad Panamá en su mano, Heily tenía claro que tendría que buscar cómo sobrevivir y sacar a su familia adelante. Pensando que trataría de trasplantar ArteSol a su país de acogida, Heily metió lo que quedaba de manila—el hilo de algodón que es elaborado de forma casera - en su maleta.  

“Tener ArteSol en Panamá ha sido reconfortante, ha sido como no dejar ese lazo que todavía tengo en Nicaragua”, dice Heily, quien continúa trabajando de la mano con las cinco artesanas en Nicaragua y ha empleado a dos otras mujeres en Panamá—una de ellas, una solicitante de asilo de El Salvador. “Es mi terapia para ser resiliente”.

Poco a poco, Heily ha ido dando a conocer la marca en Panamá, a pesar de que su estatus de solicitante de asilo le ha complicado la tarea. A raíz de ese estatus, le ha sido difícil inscribir el negocio, y vive con el miedo de que le quiten todo lo que ha invertido.

Sin embargo, a pesar de los desafíos, ArteSol se ha beneficiado de un impulso inesperado. En junio de 2019, Heily fue seleccionada para formar parte de Canal de Empresarias, un programa que busca empoderar empresas lideradas por mujeres a través de capacitaciones y mentorías en temas como la creatividad e innovación, emprendimiento, desarrollo de negocio, mentorías y estrategias de mercadeo y financiamiento. Gracias a una alianza entre ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados y Fundación Ciudad del Saber, la quinta edición del programa incluyó a más de dos docenas de negocios liderados por mujeres refugiadas y solicitantes de asilo entre más de 400 emprendimientos participantes.

ArteSol acabó siendo seleccionado entre los 25 mejores - lo que a Heily le permitió reunirse con inversionistas en Panamá y continuar trabajando en su estrategia de negocios.

“Canal de Empresarias me ayudó a perder el miedo y me ayudó a llevar mejor mis finanzas y mi inventario para poder crecer”, dijo Heily, añadiendo que, gracias al programa, hoy cuenta con cuatro puntos de venta en Panamá. “El conocimiento que me dieron es invaluable”.

*Nombres cambiados por temas de protección.