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Necesidad urgente de terrenos ante la llegada de refugiados de Burundi

Notas de prensa

Necesidad urgente de terrenos ante la llegada de refugiados de Burundi

7 Febrero 2017 Disponible también en:
Albergues de ACNUR en el campo de Nduta, en Tanzania, entre la niebla matinal del bosque.

Cientos de refugiados burundeses continúan huyendo hacia países vecinos cada semana, por lo que ACNUR hace un llamamiento a los gobiernos de los países de acogida a proveer urgentemente más terrenos para asegurar el albergue de estas personas y prevenir un drástico empeoramiento de la situación.

El número de personas que huyen Burundi, donde las conversaciones de paz se encuentran estancadas, aumentó en las primeras semanas del año, provocando mayor presión sobre los terrenos disponibles para acogerlos en los países anfitriones, particularmente Tanzania, Ruanda y la República Democrática del Congo. La mayoría son mujeres, niños y personas con necesidades especiales.

A principios de febrero, el número de refugiados burundeses llegados a los países cercanos desde abril de 2015 era de 386.493. La proyección para 2017 indica que la cifra sobrepasará el medio millón. Actualmente Tanzania acoge a 222.271, Ruanda a 84.866 y la República Democrática del Congo a 32.650.

Sin la asignación de nuevos terrenos para extender la capacidad de los campamentos existentes o construir nuevos, los países de acogida tendrán problemas para disponer de alojamiento y servicios de primera necesidad suficientes en los campamentos. Las instalaciones de los campamentos también necesitan mejoras, como más viviendas, escuelas, centros de salud y mejores sistemas de saneamiento, para disminuir el riesgo de enfermedades.

Los desafíos y carencias derivados de la sobrepoblación en los campamentos incluyen el acceso a los servicios sociales básicos, provisión de protección para los menores, esfuerzos contra la violencia sexual o de género, aulas suficientes, prevención del absentismo escolar y ayuda a personas con necesidades especiales. La escasez de tierra y el número creciente de llegadas exacerban estos problemas.

ACNUR ha trabajado con los gobiernos de los países de acogida para hacer frente a la problemática del terreno y ha quedado impresionado por su compromiso y generosidad. No obstante, es necesaria mayor acción para evitar una peligrosa caída en los estándares y condiciones de vida, incluyendo el problema de alojar a un número creciente de refugiados en un espacio menguante.

Al mismo tiempo, los países donantes deberían colaborar con mayor impulso de asistencia y financiación. El año pasado, ACNUR recibió $96,1 millones de dólares para la situación de Burundi (el 53% de la cantidad requerida), que resultaron vitales.

Tanzania

La presión es mayor en Tanzania, país que ha acogido a más refugiados que ningún otro. El número de llegadas continuó siendo elevado en enero, con una media de 600 diarias. Los 3 campamentos que alojan refugiados están bajo una importante presión, por lo que tanto ACNUR como sus colaboradores están instando al gobierno a asignar terrenos para nuevos campamentos de forma urgente.

Nduta, el único campamento que acepta nuevas llegadas, superó recientemente su capacidad máxima de 100.000 personas y sufre la mayor presión. Las organizaciones humanitarias proveen con dificultad un mínimo de servicios básicos y temen la aparición de emergencias sanitarias si el hacinamiento empeora y las instalaciones no logran copar con ello.

ACNUR y la comunidad humanitaria continúan llamando al gobierno de Tanzania para asignar urgentemente campamentos adicionales (con agua suficiente) para facilitar y permitir condiciones dignas de recepción, así como la provisión adecuada de asistencia humanitaria y protección a los refugiados.

República Democrática del Congo

La República Democrática del Congo se enfrenta a la escasez de terreno en el campamento de Lusenda, donde la población casi se multiplicó por dos el año pasado, hasta las 25.000. En enero se registró a alrededor de 1.040 burundeses. Mientras tanto, cada vez más gente espera en los centros de tránsito para ser trasladados a los campamentos.

La mayoría de los refugiados burundeses en el este de la RDC vive en Lusenda, a 70 kilómetros de Burundi. El campamento se amplió varias veces en 2016, pero ya está casi lleno. Los albergues se encuentran muy apiñados y a ACNUR le preocupa el riesgo de incendio si se añaden más. La falta de tierra ha hecho imposible proporcionar parcelas agrícolas a los refugiados, lo que les ayudaría a ser autosuficientes.

Ruanda

El campamento de Mahama en Ruanda ha sobrepasado su capacidad de 50.000 refugiados (aloja a 53.000). Un número cada vez mayor de los 38.000 refugiados burundeses en zonas urbanas solicitan ser transferidos al campamento ya que no pueden gestionar su situación en las ciudades. Con más de 160 llegadas semanales en enero (el doble que el año anterior), muchos viven bajo plásticos en los atestados hangares comunales, esperando el traslado a un albergue familiar. Además de la falta de higiene de estos hangares, existen en ellos graves riesgos de protección debido a la falta de privacidad.

Otros desafíos importantes incluyen la degradación del terreno, la falta de iluminación y un pobre sistema de saneamiento, lo que conlleva problemas de seguridad y de salud. Las fuertes lluvias provocan la formación de barrancos, lo que dificulta el saneamiento y entraña riesgos para la salud, además de posibles daños físicos a niños y albergues. ACNUR planea implementar el diseño de los alojamientos, pero se necesitan de manera urgente más tierras.

Uganda

Uganda, con alrededor de 44.000 refugiados burundeses en total, administra la gestión y protección de los refugiados con un enfoque de asentamientos progresivo. Tras la llegada, se provee a los refugiados de parcelas de terreno para construir sus nuevas viviendas, cultivar la tierra y vivir entre la comunidad anfitriona. El gobierno ha delimitado terrenos específicamente para acoger a refugiados, pero son necesarias inversiones significativas en la infraestructura local para asegurar que los refugiados accedan a los servicios básicos.