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Más de 30.000 cameruneses buscan refugio en Nigeria huyendo de la violencia

Notas de prensa

Más de 30.000 cameruneses buscan refugio en Nigeria huyendo de la violencia

9 Noviembre 2018 Disponible también en:
Una familia refugiada de Camerún, sentada en la entrada de su refugio en el asentamiento de Adagom, en Ogoja, en septiembre de 2018.

El número de refugiados cameruneses que huyen de la violencia y buscan refugio en Nigeria ha superado esta semana la cifra de 30.000 personas. Los refugiados comenzaron a llegar al país en septiembre de 2017, huyendo de las regiones del suroeste y noroeste de Camerún; en la última quincena, se han contabilizado unas 600 llegadas a asentamientos de refugiados.

Cuatro de cada cinco  personas registradas hasta ahora son mujeres y niños, huidos de sus hogares cuando las protestas del año pasado comenzaron a tornarse violentas. Se encuentran acogidos en los Estados nigerianos de Akwa Ibom, Cross River, Benue y Taraba, la mayoría con la comunidad local.

Una gran parte de las últimas llegadas proceden de las provincias de Akwaya y Eyumojock. en Camerún. Cuentan que recibieron la orden de abandonar sus hogares en un contexto de aumento de la violencia en sus zonas de residencia.

Mientras los puestos fronterizos oficiales permanecen cerrados, ACNUR y sus socios están presentes en las zonas fronterizas del lado nigeriano, en los alrededores de los puntos de cruce informales más utilizados, para evaluar la situación y las necesidades de las nuevas llegadas.

ACNUR está facilitando la reubicación voluntaria de refugiados desde los puntos fronterizos hacia los asentamientos de Adagom (en el Estado de Cross River) y Anyake (Benue), que ofrecen una mayor seguridad y refugios de mayor calidad, así como acceso a servicios esenciales como alimentación, sanidad o educación.

Estamos trabajando con el gobierno de Nigeria, mediante su Comisión Nacional para los Refugiados (NCFRMI por sus siglas en inglés), y la Agencia del Estado para la Gestión de Emergencias (SEMA por sus siglas en inglés)

Esta crisis surgió el año pasado cuando las protestas se tornaron violentas, entre llamamientos a la secesión. Según grupos de derechos humanos, en lo que va de año unos 400 civiles han sido asesinados en la escalada de ataques entre grupos separatistas y fuerzas gubernamentales.

Más de 9.000 refugiados cameruneses han sido trasladados a nuevos asentamientos, donde reciben alimentos y utensilios básicos como colchones, mosquiteras, utensilios de cocina y hornillos, así como material para construir refugios. Con ladrillos, madera, clavos y paneles de chapa ondulada pueden empezar a reconstruir un lugar al que llamar hogar.

Los asentamientos permiten un mejor acceso a la ayuda de primera necesidad. Los socios de ACNUR sobre el terreno distribuyen kits de higiene personal para mujeres y niñas, que incluyen entre otros artículos, un cubo, jabón y toallas.

En algunos casos se proporciona ayuda económica en efectivo para permitir a los refugiados en asentamientos comprar alimentos directamente de los mercados en las comunidades locales, puesto que los asentamientos están pensados para facilitar la integración de aquellos obligados a huir en la población que les acoge.

A pesar de todo el esfuerzo de ACNUR y sus socios, aún queda mucho por hacer para cubrir las necesidades de los refugiados.

Otros 21.000 refugiados viven actualmente en comunidades de acogida en más de 50 localidades distribuidas en un área de 116.000 kilómetros cuadrados.

La temporada de lluvias y el difícil acceso por carretera a áreas remotas hacen muy difícil la asistencia a los refugiados fuera de los nuevos asentamientos, cuyas necesidades en materia de alimentación, refugio, agua y saneamiento son agudas.

La educación es también una de esas necesidades primarias, ya que el 48 por ciento de los refugiados registrados está en edad escolar pero sin escolarizar, y muchos de ellos desde hace más de dos años.

Dentro de Camerún, el acceso a las regiones afectadas del noroeste y suroeste es extremadamente limitado. Las agencias humanitarias están dialogando con el gobierno sobre la necesidad de mejorar el acceso a la población desplazada. Se estima que unas 436.000 personas podrían estar desplazadas en el interior del país. En colaboración con OCHA, que coordina la respuesta de la ONU en el país, ACNUR ha comenzado a desplegar personal en Buea para ayudar a responder a las necesidades de las personas desplazadas.