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La violencia en el Sahel desplaza a más de 700.000 personas en Burkina Faso en solo 12 meses

Notas de prensa

La violencia en el Sahel desplaza a más de 700.000 personas en Burkina Faso en solo 12 meses

21 Febrero 2020 Disponible también en:
Una mujer desplazada interna cocina en casa de un familiar en Kaya, en Burkina Faso.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y sus socios están afrontando grandes dificultades para acceder y dar respuesta a las necesidades de las personas desplazadas internas y refugiadas que se encuentran dispersas por toda la región del Sahel, en un contexto de aumento de la cantidad y frecuencia de los ataques contra la población civil.

En Burkina Faso, desde el día 1 de enero los últimos ataques perpetrados por militantes contra la población civil y las autoridades locales han forzado a una media diaria de más de 4.000 personas a huir de sus hogares en busca de un lugar seguro. Hasta el momento 765.000 personas se han visto forzadas a desplazarse, de ellas más de 700.000 durante los últimos 12 meses, una cifra 16 veces superior a la registrada en enero de 2019. Se estima que solo en las últimas tres semanas han huido unas 150.000 personas.

Las personas que huyen de la violencia denuncian que los grupos armados han atacado sus pueblos y cometido asesinatos, violaciones y saqueos. Aterrorizados por estos ataques, los vecinos han huido a toda prisa dejando todo atrás en busca de un lugar seguro.

Más de 4.400 personas refugiadas de Níger han llegado a Malí huyendo de la última ola de ataques perpetrados en las regiones de Tillaberi y Tahoua, entre ellos un atentado cometido a principios de enero en la localidad de Chinagodar. Los refugiados se encuentran ahora a salvo en las ciudades malienses de Andéramboukane y Ménaka. Estas últimas llegadas se suman a otras 7.700 personas desplazadas de Malí que ya se encontraban en esta zona. Además, hay más personas que continúan cruzando la frontera entre Níger y Malí.

En Níger, más de 11.000 personas han huido de la inseguridad en áreas fronterizas y han encontrado refugio en varias poblaciones situadas más al sur, donde se está distribuyendo ayuda. Las regiones de Tillaberi y Tahoua acogen en estos momentos a 58.000 personas refugiadas de Malí y a 82.000 personas desplazadas internas de Níger.

Más al norte, en el interior de Malí, tras el último atentado cometido el 14 de febrero en la ciudad de Ogossagou en el que 30 personas fueron asesinadas, la población se encuentra atemorizada y dispuesta a huir hacia un lugar más seguro. Una misión llevada a cabo por socios de ACNUR ha evaluado las necesidades más inmediatas de estas personas. Antes del ataque, ya había personas de poblaciones vecinas que habían llegado a Ogossagou en busca de seguridad, a pesar de que la localidad había sufrido un ataque en el mes de marzo del año pasado en el que 160 habitantes fueron masacrados.  

En los últimos diez días, y huyendo también desde la región central de Segú y Niono en Malí, 1.000 refugiados malienses han cruzado la frontera con Mauritania, lo que supone un incremento notable en comparación con la media semanal de unos 50 refugiados, que además generalmente proceden del norte de Malí.

Las personas supervivientes de los ataques en toda la región -tanto quienes se han visto obligadas a desplazarse dentro de sus propios países o a convertirse en refugiadas-, necesitan seguridad, cobijo, alimentos y agua potable. Además, se necesitan con urgencia ropa y otros artículos básicos, así como materiales de higiene personal para mujeres y niñas. El acceso a los sistemas de saneamiento y de salud -incluido el apoyo psicosocial para quienes han huido o presenciado atrocidades- también es un aspecto prioritario. En la respuesta se incluye también a las comunidades de acogida, ya que a menudo son las primeras en proporcionar asistencia a pesar de ser poblaciones empobrecidas.

Alarmado por el dramático aumento de los desplazamientos forzados en la región del Sahel, ACNUR reitera su llamada a la protección de la población civil y de quienes huyen de la violencia. El personal humanitario necesita poder acceder de forma segura para distribuir la asistencia. ACNUR está reforzando su respuesta ante esta crisis, proporcionando protección y asistencia humanitaria de emergencia para las personas forzadas a huir y para las comunidades que las acogen, prestando especial atención a cuestiones como el alojamiento, la educación y la lucha contra la violencia sexual y de género.

 

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