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Un joven afgano supera numerosas dificultades en el camino hacia un futuro mejor

Historias

Un joven afgano supera numerosas dificultades en el camino hacia un futuro mejor

Farouk, de 15 años, huyó de Afganistán y sufrió un difícil viaje por tierra en 10 países. Ahora está reunido con sus hermanos en Londres, gracias en parte a la ayuda de ACNUR.
17 Octubre 2019 Disponible también en:
Farooq* mira a Génova, Italia, desde una instalación de recepción donde fue alojado antes de mudarse a Londres bajo un programa de reunificación familiar.

A la edad de 16 años, la mayoría de los adolescentes han sobrevivido a la escuela, han hecho amigos y han practicado algún deporte. Farouk * ha hecho todo eso. También caminó 10 días a través de un bosque, cruzó Irán en el maletero de un automóvil, desafió el mar por la noche en un bote y soportó meses detenido.


En el camino, ha aprendido cinco idiomas.

Farouk huyó de la guerra en su país natal, Afganistán, a principios de 2018. Cruzó 10 países por tierra, durmió bajo puentes y finalmente terminó en Italia. Allí, le preguntó al personal de protección infantil de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, cómo reunirse con su hermano y hermana que viven en el Reino Unido.

Ahora, en un giro vertiginoso de los acontecimientos, se está formando en Londres para ser fontanero. Está listo para dejar atrás un pasado difícil.

“La vida es así: si haces algo, hazlo de verdad”, dijo.

De alguna manera, la historia de Farouk es típica. Según un informe de ACNUR, más de una cuarta parte de las personas refugiadas y migrantes que llegaron a Europa por las rutas del Mediterráneo en lo que va del año son niños.

Los Estados europeos deben intensificar sus esfuerzos para proteger a las niñas y niños solicitantes de asilo que han sufrido no solo viajes difíciles y peligrosos, sino que continúan enfrentando riesgos y dificultades una vez en Europa, incluido el alojamiento inseguro, el registro incorrecto como adultos y la falta de atención adecuada, dijo ACNUR en un informe el lunes.

Muchos de esos solicitantes de asilo llegaron sin sus padres. Esos niños enfrentan dificultades adicionales a la hora de obtener la ayuda que necesitan en Europa.

Farooq* en clases de italiano en Génova, donde vivía antes de completar el proceso de reunificación familiar.

ACNUR aboga por que esos menores sean alojados en centros de alojamiento apropiados para su edad. También dice que deberían tener información accesible sobre los procedimientos de asilo, el apoyo de tutores capacitados o trabajadores sociales, un mejor acceso a la educación y una transferencia más rápida cuando sea apropiado para unirse a miembros de la familia en Europa.

“Mi madre me dijo: ‘Ve. Salva tu vida'".

Sentado en un café en el este de Londres, Farouk es reacio a describir la violencia que lo obligó a abandonar su ciudad natal de Kunduz, en el noreste de Afganistán.

“Mi vida estaba en peligro ... Mi madre me dijo: ‘Ve, salva tu vida’”. Ella esperaba que él pudiera unirse a su hermano y hermana, que se habían ido años antes al Reino Unido.

Tomó una camioneta a Pakistán y caminó hacia Irán por una montaña. Tenía calor y sed. Le rogó a otro hombre que le diera un trago de su botella de agua. Al final, solo consiguió una tapa de botella llena. Era mejor que nada, pero solo justo.

Cruzar Irán tomó 10 días, mayormente en el maletero de los automóviles con otras personas para evitar ser detectados.

“Fue horrible. Una vez estuve a punto de morir”, dijo.

Pasó tres meses detenido en una celda con adultos. La comida de la prisión era verduras hervidas y arroz.

Una vez liberado, fue a la costa del mar Egeo y tomó un bote inflable por la noche a Grecia. La experiencia fue aterradora, dijo. Caminó con un grupo por una parte de los Balcanes, pasó 10 días durmiendo mal, bebiendo agua donde pudo encontrarla y comiendo plantas del bosque para sobrevivir.

En Italia, las cosas mejoraron. En octubre de 2018, un oficial de protección infantil de ACNUR lo recibió en Ventimiglia. Había estado durmiendo en la calle durante cinco días.

“Este camino legal es el mejor”.

“Había estado viviendo en los agujeros del puente debajo de las vías del tren. Era invierno y hacía frío ... Todos los días a las 5 pm iba al estacionamiento donde algunos voluntarios daban comidas gratis. Era mi única comida al día”, dijo.

El equipo de ACNUR en la frontera noroeste de Italia proporciona información a niños como él y trabaja para identificar necesidades específicas, remitiéndolas a las autoridades italianas para su seguimiento. En ese momento no tenía idea de que tenía derecho a solicitar la reunificación familiar con sus hermanos en el Reino Unido.

Su única guía a lo largo del viaje había sido proporcionada por otros refugiados. Aceptó ser transferido a una instalación de recepción para niños no acompañados mientras esperaba que se completara el procedimiento.

Farooq* juega tenis de mesa en las instalaciones de recepción en Génova donde vivía antes de completar el proceso de reunificación familiar.

Los tiempos de espera para la reunificación familiar a veces pueden ser largos. Es una de las principales razones por las que muchos menores no acompañados deciden abandonar sus instalaciones de recepción y continuar su viaje solos. La falta de servicios de información dirigidos específicamente a la niñez amplifica su frustración y crea desconfianza en el sistema que se supone que los protege.

“Al principio no estaba seguro de si debía creer lo que me decían, pero finalmente llegó el boleto para que volara y supe que era real. Ahora les he dicho a todos mis amigos que deben ser pacientes. Esperé siete meses para poder volar al Reino Unido, pero este camino legal es el mejor”, dijo.

Llegó a Londres en mayo y se reunió con su hermano y hermana. Fue una reunión llena de llanto. Ahora vive en una parte de Londres tan cosmopolita que encaja perfectamente. Rapidamente agregó a su lista de urdu, hindi, pashto e italiano, el inglés, idioma aprendió en parte viendo videos de películas en YouTube.

“Todos me dicen que soy fuerte porque hice este viaje, pero ... cuando tú ... estás en peligro, encuentras la fuerza dentro de ti”, dijo.

También tiene un nuevo deporte: el cricket, que se juega con niños locales en un parque en las noches de verano. Farouk ha tenido un largo viaje para llegar a Londres, pero recién está comenzando.

 

* El nombre ha sido cambiado para proteger su identidad.

(Informe adicional de Matthew Mpoke Bigg en Londres)