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Personas refugiadas y locales etíopes reciben formación para el mercado laboral

Historias

Personas refugiadas y locales etíopes reciben formación para el mercado laboral

Un programa de formación profesional financiado por el Gobierno de Alemania imparte destrezas como cocina, carpintería y mecánica a personas refugiadas y sus anfitriones.
29 Octubre 2019 Disponible también en:
Refugiadas y sus compañeras etíopes elaboran platos juntas como parte de un curso de cocina en la Escuela Politécnica Nefas Silk de Addis Abeba (Etiopía).

Hanan Seif Hassan, refugiada yemení de 32 años, lleva toda la mañana con sus amigas cortando cebollas, pelando zanahorias, cociendo lentejas, haciendo arroz y preparando samosas que después venderán como populares tentempiés.


Se hicieron amigas durante un curso de formación profesional en la Escuela Politécnica Nefas Silk de Addis Abeba, la primera de su tipo en Etiopía en la que personas refugiadas y etíopes pueden estudiar juntas asignaturas que van desde cocina y carpintería hasta mecánica.

Al principio Hanan no sabía qué esperar. Le preocupaba encajar en el grupo como estudiante de más edad y como refugiada. Pero sus dudas se desvanecieron en cuanto conoció a sus compañeras de clase, entre ellas su mejor amiga etíope Yanchinew Gebeyehu, de 26 años.

“Somos muy amigas y nos ayudamos con los estudios”, dice Hanan. “Cuando algo no queda claro, siempre hay alguna que lo explica”.

Pasar tiempo junto a sus compañeras etíopes también ha ayudado a Hanan a comprender mejor y apreciar más su nuevo hogar.

“Con nuestras compañeras de clase aprendemos cosas sobre el lenguaje, la cultura y el modo de vida. También ha cambiado nuestra forma de pensar sobre la vida”, añade.

También Yanchinew valora mucho las amistades que ha trabado en la universidad.

“No tenemos un trato de favor para las personas refugiadas… las tratamos como a ciudadanos”

“Hanan es una buena persona. Es humilde. Me cuenta cómo se siente por dentro y somos muy cercanas, como hermanas. He aprendido mucho de ella”, dice.

La iniciativa en la Universidad Nefas Silk forma parte del programa “Cualificaciones y perspectivas de trabajo para la población refugiada y las comunidades de acogida”, encargado por el Ministerio Federal Alemán de Cooperación y Desarrollo Económico e implementado por la Agencia Alemana de Desarrollo, GIZ. Mejora las perspectivas de empleo en Etiopía tanto para personas refugiadas como para etíopes.

Melese Yigzaw, decano de la escuela, explica que es vital que personas refugiadas y etíopes tengan las mismas oportunidades para prepararse de cara al mercado laboral.

“El objetivo de esta formación integrada es el empleo. No tenemos un trato de favor para las personas refugiadas… las tratamos como a ciudadanos”, dice.

El decano añade que permitir trabajar a las personas refugiadas es un elemento clave para que prosperen mientras están en el exilio y contribuye a la economía de sus países de origen cuando sea seguro que regresen.

“Si alguien tiene una destreza que le permite cambiar la transmisión de un vehículo o cocinar, esa persona puede generar ingresos. Si se les da formación podrán crear empleos allá donde vayan, incluso cuando regresen a su hogar”, añade.

Etiopía acoge a una de las poblaciones refugiadas más numerosas de África. La mayoría de estas personas proceden de Sudán del Sur, Somalia, Eritrea, Sudán y Yemen.

En enero de 2019, el país aprobó una histórica nueva ley de refugiados. La Proclamación de Refugiados es considerada una de las políticas sobre refugiados más avanzadas de todo el mundo y concede a las personas refugiadas el derecho a obtener permisos de trabajo, acceso a educación primaria, inscripción legal de nacimientos y matrimonios y acceso a servicios financieros, tales como servicios bancarios.

“La Escuela de Formación Profesional de Nefas Silk es un ejemplo de cómo la inclusión de personas refugiadas en el sistema de formación profesional de Etiopía puede funcionar. La nueva ley allanó el camino para permitir que este experimento piloto se hiciera realidad”, dice Tobias Erbert, coordinador del programa “Cualificaciones y perspectivas de trabajo para la población refugiada y las comunidades de acogida” en la Agencia Alemana de Desarrollo, GIZ.

La iniciativa también ha permitido que el profesorado reciba formación adicional y que los estudiantes se beneficien de las formaciones ofrecidas por empresas en los sectores de la hostelería y el transporte. GIZ tiene además previsto apoyar a la Escuela para establecer un centro de emprendimiento que ayude a las nuevas empresas que vayan surgiendo.

Como parte de su estrategia, GIZ organizó una competición para animar a grupos de personas refugiadas y etíopes a que presentaran ideas de negocio ante un tribunal formado por jueces de la propia escuela y del mundo empresarial. Con su propuesta para un negocio de samosas, Hanan y sus amigas fueron uno de los dos grupos ganadores y recibirán asesoría de un tutor empresarial para ayudarlas a desarrollar su plan de negocio.

“Nuestra experiencia en apoyo del emprendimiento en Etiopía nos dice que no basta con enseñar a la gente a redactar un plan de negocio. Lo más importante es dar asesoramiento y un apoyo continuo a las personas emprendedoras”, añade Erbert.

Colaboraciones estratégicas como esta entre la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y el sector privado y socios para el desarrollo son un ejemplo de cómo una aproximación más inteligente e integral a las situaciones de refugiados pueden ayudar a aligerar la carga que pueden suponer las personas refugiadas para las comunidades de acogida, reforzar la autosuficiencia de las personas refugiadas e incrementar las oportunidades de reasentamiento.

“Aquí somos libres, podemos movernos, podemos pensar de forma independiente. En Addis me siento libre como un pájaro”

La educación y el acceso a un empleo digno y seguro son dos temas objeto de debate en el Foro Mundial sobre los Refugiados, una reunión de alto nivel que se celebrará este año en Ginebra. Estados, el sector privado y otros actores anunciarán contribuciones de alto impacto que darán a las personas refugiadas la oportunidad de utilizar y seguir desarrollando sus destrezas, así como de contribuir al crecimiento económico de sus comunidades de acogida.

Para Hanan, Etiopía le ha ofrecido oportunidades con las que nunca habría podido siquiera soñar en su país de origen.

“En Yemen no podemos ir a la escuela así ni salir solas. Aquí somos libres, podemos movernos, podemos pensar de forma independiente. En Addis me siento libre como un pájaro”, dice.