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Madre sudanesa obtiene la ciudadanía de sus hijos después de una batalla legal de siete años.

Historias

Madre sudanesa obtiene la ciudadanía de sus hijos después de una batalla legal de siete años.

Su victoria llega inmediatamente después de las recientes sentencias positivas de la corte y allana el camino para que sus hijos continúen su educación, encuentren un empleo y pertenezcan a su país.
6 Marzo 2020 Disponible también en:
Hanan Jaber Abdallah (abajo a la izquierda) se sienta con sus cinco hijos mientras sostienen sus documentos de ciudadanía sudanesa.

Cuando Sudán del Sur se separó de Sudán en 2011, Hanan Jaber Abdallah no tenía idea de que el movimiento histórico haría invisibles a sus cinco hijos, dejándolos apátridas. Pero al igual que miles de niños cuyos padres eran una mezcla de descendencia sudanesa y sursudanesa, sus hijos perdieron su nacionalidad inmediatamente después de la separación.

Hanan es sudanesa, pero la legislación del país no le permitía a las madres transmitir, de forma automática, la ciudadanía a sus hijos. Su esposo, que originalmente provenía del Sur de Sudán, no pudo obtener la nacionalidad de ninguno de los países. Así que sus hijos, que tenían certificados de nacimiento de Sudán, quedaron apátridas.

"No podía transmitirles mi nacionalidad", dijo Hanan. "No pensamos que necesitarían otro documento de identidad".

“No podía dormir por la noche. Tenía miedo de no completar mi educación”.

Fue Benazir, la hija mayor de Hanan la que inicialmente cayó en cuenta del hecho de que ella y sus hermanos ya no eran ciudadanos. En 2012, Benazir estaba lista para tomar los exámenes nacionales de secundaria, pero no tenía una tarjeta de identidad. Su madre intentó obtener un número de identificación nacional, pero el Registro Civil rechazó su solicitud. 

Benazir estaba devastada. “No podía dormir por la noche. Tenía miedo de no completar mi educación”.

Benazir continuó la escuela, pero tuvo que registrarse como extranjera, al igual que sus hermanos menores. Sus cuotas escolares eran más de diez veces más altas que las de los estudiantes sudaneses, y su familia se vio obligada a pedir dinero prestado a sus familiares.

"Incluso me retiré por un año porque mis padres no podían pagar las tarifas", dijo Benazir. "Perdí una oportunidad de pasantía como investigadora en un laboratorio del gobierno".

Después de enterarse por un voluntario de la comunidad que ACNUR brindaba asistencia legal a las personas apátridas, Benazir instó a su madre a buscar ayuda. Por los siguientes siete años, la única misión de Hanan sería asegurar la nacionalidad de sus hijos, y así, asegurar su futuro. Gracias a su determinación, y con el apoyo del ACNUR, comenzó a navegar el complejo sistema legal, reuniéndose regularmente con un abogado para prepararse para comparecer ante el tribunal. Ella visitó el Registro Civil por lo menos diez veces durante esos años. Todos los viajes y el tiempo afectaron sus finanzas y su salud. Sus hijos también sufrieron.

"Mi corazón está lleno de alegría y siento que hay un nuevo amanecer en mi vida”.

El 15 de diciembre de 2019, Hanan finalmente recibió el certificado de nacionalidad por el que tanto había luchado. La vida de sus hijos cambió de inmediato. Benazir, que había ingresado a la universidad, pudo estar en paz, sabiendo que podría obtener un empleo cuando se graduara. Su hermana podría ingresar a la universidad sin pagar tarifas exorbitantes. Una hermana menor, que estaba en la escuela primaria, ya no tenía que preocuparse por el costo. Toda la familia parecía tranquila y feliz durante una visita reciente con un miembro del personal del ACNUR, a quien dijeron que sentían que su dignidad había sido restaurada.

"Mi corazón está lleno de alegría y siento que hay un nuevo amanecer en mi vida”, dijo Hanan. A pesar de su victoria, Hanan dijo que continuará abogando por madres en circunstancias similares. Ella compartie su historia cuando puede, esperando inspirarlas a luchar por la documentación y un futuro para sus hijos.

"La perseverancia de Hanan y la asistencia legal y la representación en los tribunales por parte de nuestros socios originaron este cambio", dijo Eman Awad Naser, oficial de protección del ACNUR con sede en Jartum. Eman agregó que la resolución de Hanan impresionó a los funcionarios del Registro Civil de Sudán, que desde entonces ha ayudado a unas 1.300 mujeres sudanesas a transferir la ciudadanía a sus hijos desde 2018. ACNUR, por su lado, ha brindado asistencia legal a más de 500 familias mixtas que perdieron su nacionalidad sudanesa y no pudieron obtener la nacionalidad sursudanesa posterior a la independencia de Sudán del Sur en 2011.

Al enterarse de que sus hijos eran apátridas, Hanan Jaber Abdallah, de 43 años, se embarcó en una lucha de siete años para asegurar su nacionalidad sudanesa. El apoyo legal del ACNUR y su socio, y un cambio en la ley de nacionalidad, la ayudaron a tener éxito.

Sudán ha avanzado en el cambio de sus leyes de nacionalidad. Sin embargo, sigue estando entre los 25 países que aún no permiten a las mujeres transmitir la nacionalidad a sus hijos en igualdad de condiciones que los hombres. El caso de Hanan ilustra cómo, las barreras legales, administrativas y procedimentales pueden frustrar a madres como ella durante años. 

Igualmente Sudán es signatario de la Declaración de Brazzaville de 2017 sobre la erradicación de la apatridia en la región de los Grandes Lagos, que contiene once compromisos para eliminar la apatridia, incluida la reforma de las leyes y políticas relacionadas con la nacionalidad para garantizar la compatibilidad con los principios internacionales sobre apatridia, adhesión a las convenciones de la ONU sobre apatridia y la eliminación de elementos de discriminación de género en las leyes y políticas de nacionalidad.

La discriminación de género en la transferencia de nacionalidad es una de las principales causas de apatridia. Cuando los padres no pueden, o no quieren, transmitir su nacionalidad a sus hijos, las madres en estos países no tienen opciones. Hay más de diez millones de apátridas en el mundo que carecen de acceso a derechos fundamentales como la educación, la atención médica y el empleo. Casarse, abrir una cuenta bancaria o incluso viajar es imposible para ellos. La niñez apátrida a menudo se enfrenta a la discriminación no solo de las instituciones y del estado sino incluso de sus propias familias.

Hace cinco años, ACNUR lanzó la campaña #IBelong para acabar con la apatridia en todo el mundo para 2024.