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"Si el COVID-19 llega al campamento, sería devastador"

Historias

"Si el COVID-19 llega al campamento, sería devastador"

El refugiado rohingya Saidul Hoque describe cómo ha cambiado la vida en el asentamiento de refugiados de Cox's Bazar desde que inició el aislamiento para evitar la propagación del coronavirus.
21 Abril 2020 Disponible también en:
El refugiado rohingya Saidul Hoque fotografiado en el asentamiento de refugiados de Kutupalong, Bangladesh.

Desde el 9 de abril, casi 860.000 refugiados rohingya en el distrito de Cox’s Bazar han vivido bajo un completo aislamiento impuesto por el gobierno con el fin de evitar la propagación del coronavirus. Solamente se permite la continuidad de actividades críticas dentro de los campamentos.


No se han confirmado casos de COVID-19 entre personas refugiadas, pero con la confirmación de un caso entre la comunidad local, las agencias de asistencia temen que la enfermedad podría propagarse rápidamente en los asentamientos, donde más de 40.000 personas están abarrotadas en unos pocos kilómetros cuadrados, con 40 veces más que la densidad poblacional promedio de Bangladesh. Desde septiembre de 2019 se impuso una prohibición de internet que ha dificultado la comunicación de información confiable sobre el virus.

Saidul Hoque nació en uno de los campamentos en Cox’s Bazar en 1996, cinco años después de que su familia huyera de Myanmar. Ahora vive en Kutupalong, el asentamiento de refugiados más grande del mundo. Sueña con convertirse algún día en periodista y cofundó la Escuela de Cine Rohingya con otros refugiados a principios de este año para capacitar a los jóvenes rohingya en fotografía y videografía. Ahora están usando sus habilidades para hacer videos en el idioma rohingya sobre cómo los refugiados pueden protegerse del virus.

Hablamos con él sobre cómo ha cambiado la vida en los asentamientos desde que comenzó el cierre y qué se debe hacer para aumentar la conciencia sobre la pandemia.


Antes del coronavirus, las calles de campamento estaban llenas. Las personas iban de casa en casa y se reunían en el mercado. Los niños y las niñas se reunían en los campos de futbol por las noches. Nuestras mezquitas estaban repletas de personas.

Pero desde que se declaró el aislamiento, todo ha cambiado. Ahora solo un par de personas asisten a la mezquita. Muchas de las tiendas y los mercados del campamento se encuentran cerrados y las calles están vacías. Las personas solo salen si necesitan algo urgente.

Los rohingya compramos nuestra comida cada día, no tenemos capacidad para almacenar comida para el futuro. Pero debido al aislamiento, no podemos ir al mercado a comprar lo que necesitamos, y las personas tienen dificultades para satisfacer sus necesidades diarias, especialmente las verduras y el pescado. Y con el paso de los días, será más difícil.

Después de la declaración del aislamiento, no hemos podido desplazarnos a diferentes lugares para hacer campañas de concientización, porque no se permite el tránsito de vehículos en las carreteras. Hablé con algunos refugiados en los últimos días y tienen miedo del COVID-19. Si llega al campamento, sería devastador. Por eso no salen de casa, por miedo.

Todos sabemos que todos enfrentan dificultades debido a la pandemia de COVID-19, incluso los países europeos con sus economías fuertes y sus instalaciones de tratamiento avanzado. Entonces, imagina qué sucederá si el virus llega al campamento de refugiados más grande y congestionado del mundo.

"Todos nos piden que mantengamos la distancia social, pero ¿cómo podemos hacerlo?"

Vivimos en casas muy pequeñas con demasiada gente. Siete miembros de mi familia comparten un alojamiento de ocho por diez pies. Todos nos piden que mantengamos la distancia social, pero ¿cómo podemos hacerlo? Es totalmente imposible para nosotros.

Para prevenir el coronavirus, todos necesitamos lavarnos las manos con frecuencia, pero no tenemos suficientes baños e instalaciones de lavado. Ni siquiera tenemos suficiente agua para satisfacer nuestras necesidades básicas.

Todos dependemos totalmente de las ONG y del Gobierno de Bangladesh porque no podemos protegernos de este virus. Las ONG internacionales y locales están trabajando estrechamente con el gobierno para prevenir la propagación del coronavirus en los campamentos.

Han hecho algunas campañas de concientización y de puerta a puerta. Han colocado carteles y distribuido folletos en los idiomas bengalí y birmano. Parte de la información se difundió a través de altavoces.

Sin embargo, no es suficiente para todos los refugiados rohingya. Muchos rumores circulan dentro de los campamentos y muy pocas personas tienen la información adecuada. Necesitamos trabajar juntos con imanes y líderes de la comunidad, porque nuestra gente los escucha y los respeta.

Las ONG y nosotros mismos estamos haciendo videos de concientización, pero debido a la prohibición de Internet, nuestros mensajes no llegan a ellos.

El internet es algo así como una campaña puerta a puerta: las personas pueden obtener información de sus hogares; pueden entender lo que deberían hacer y lo que no.

Pero en los últimos meses hemos estado separados del mundo y nuestra gente no está recibiendo suficiente información sobre el coronavirus.

Estamos grabando y documentando las noticias del campamento y haciendo algunos videos informativos sobre el coronavirus en el idioma rohingya e intentando subirlos a las redes sociales, pero nuestro equipo enfrenta un gran problema sin internet.