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Personas refugiadas ayudan a productores de vino en Francia a cubrir la escasez de mano de obra

Historias

Personas refugiadas ayudan a productores de vino en Francia a cubrir la escasez de mano de obra

Un destacado enólogo francés une fuerzas con una asociación de exprofesionales del rugby para ofrecer trabajos temporales y capacitación sobre la industria del vino a las personas refugiadas.
25 Marzo 2021 Disponible también en:
Zakaria de Sudán, y Edward de Rusia, forman parte del equipo de personas refugiadas que trabajan en los viñedos de Château de Pedesclaux en la zona de Pauillac de Burdeos.

Cuando Zakaria llegó a Francia como refugiado de Sudán, no imaginó que su nueva vida incluiría recoger uvas y jugar rugby.


Sin embargo, forma parte de las docenas de personas refugiadas empleadas como trabajadoras temporales por Château Pédesclaux, en el suroeste de Francia, proporcionando un servicio vital a una industria que sufre de escasez de mano de obra en la época de cosecha.

“Encontré un trabajo, mis hijos están en la escuela. Me siento seguro aquí”.

Una mañana del pasado mes de octubre, Zakaria se sentó al sol después de una mañana de trabajo, con otras 30 personas recolectoras de uva en el viñedo, a discutir el entrenamiento de rugby de la noche anterior.

“Encontré un trabajo, mis hijos están en la escuela. Me siento seguro aquí”, expresó.

Vino y rugby son una combinación perfecta en el suroeste de Francia, lugar famoso por sus vinos y por ser el corazón del rugby francés.

El Château Pédesclaux, que recibió la prestigiosa Clasificación Oficial del Vino de los Grand Cru Classé en 1855, se encuentra en el municipio de Pauillac, en la región vinícola de Grands Crus de Burdeos.

Para satisfacer la demanda de mano de obra, el Château unió fuerzas con Ovale Citoyen, una asociación que utiliza el rugby y otros deportes como una forma de promover el trabajo en equipo y la inclusión.

Desde el comienzo de la crisis de COVID-19, la asociación también ha ofrecido trabajo temporal a personas necesitadas, incluidas las personas refugiadas, en un proyecto llamado Drop dans les Champs.

“El potencial de empleo en los viñedos es enorme. La vinicultura, como todo en la agricultura, tiene escasez de mano de obra y esta falta ha sido exponencial desde que comenzó la crisis de la COVID-19”, señaló el fundador de la asociación, Jean François Puech.

Para Zakaria, fue un salvavidas ya que una vez que se le otorgó el estatus de refugiado en 2017, comenzó a reconstruir su vida junto a su esposa y sus dos hijos.

Aun así, la pandemia de COVID-19 dificultó el proyecto de recolección.

“Había mucha incertidumbre sobre nuestra capacidad para tener gente entre las vides. Pero las vides no nos esperarán. Seguimos el ciclo de las estaciones”, dijo Vincent Bache-Grabielsen, director técnico de Château Pédesclaux.

“Lo bueno de Ovale Citoyen es la energía que pusieron para que esto sucediera”, compartió.

Noventa personas refugiadas ayudaron a recolectar las uvas durante la cosecha o la venta. Otras 15 personas participaron en la capacitación para otros trabajos de la vinicultura, como conducir tractores, que ofrece la posibilidad de empleo durante todo el año. Ovale Citoyen también brinda capacitación para una amplia gama de carreras en la industria del vino, así como apoyo social y legal.

Francia, como muchos otros países de Europa, ha tomado la iniciativa de poner en marcha proyectos para integrar a las personas refugiadas y ahora ayudan a cubrir la escasez de mano de obra en varias industrias.

El deporte juega un papel central, en parte porque Ovale Citoyen fue creado por exjugadores profesionales del club de rugby francés Union Bordeaux Bègles. De hecho, la palabra ovale (óvalo) se refiere a la forma de una pelota de rugby. El grupo también promueve el fútbol y el box.

“El rugby tiene valores sociales, valores del corazón y nos parecía muy importante que las personas refugiadas pudieran beneficiarse de el”, expresó Puech.

Ovale Citoyen avanza en la integración social y en la idea de que todas las personas tengan un lugar en el campo sin importar su condición social, sus estudios o su físico, señaló.

“El rugby me ha dado algunas cosas muy importantes: contacto con la comunidad, contacto con nuevos amigos, y esperanza”, dijo Hussam, un refugiado sirio.

El objetivo final es la inclusión. El lema de los fundadores Jean-François Puech y Christian Lacini es: “Cualquiera que sea el origen, la religión, la orientación sexual o incluso su historia, todo ser humano tiene derecho a la felicidad”.