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El desarrollo desempeña un papel fundamental en el abordaje del desplazamiento forzado

Historias

El desarrollo desempeña un papel fundamental en el abordaje del desplazamiento forzado

La cooperación para el desarrollo puede ofrecer protección y soluciones duraderas para las personas refugiadas, desplazadas internas y apátridas, siendo decisivas las políticas de integración.
12 Diciembre 2022
Gabriela Dávila, una empresaria venezolana que llegó a Ecuador hace cinco años, dirige un negocio de café y panadería en Quito que da empleo a personas refugiadas, migrantes y locales.

GINEBRA – ACNUR y otras organizaciones humanitarias deben intensificar la cooperación con los socios de desarrollo para mejorar la vida y las perspectivas de las personas desplazadas por la fuerza y apátridas, según se señaló en un debate político de dos días celebrado en Ginebra.

Con tres cuartas partes de los 103 millones de personas refugiadas y desplazadas internas del mundo, y la mayoría de las personas apátridas viviendo en países de bajos y medianos ingresos, el desarrollo ofrece soluciones a muchos de los retos a los que ellas y sus comunidades de acogida se enfrentan y también puede prevenir futuros desplazamientos.

Durante el Diálogo bienal del Alto Comisionado sobre los Desafíos de la Protección, que concluyó el jueves, representantes de los sectores humanitario y de desarrollo, personas refugiadas, gobiernos, ONG, el sector privado y la sociedad civil debatieron sobre el papel del desarrollo en la protección, las soluciones y la inclusión de las personas desplazadas y sus comunidades de acogida.

“La inclusión es una de las mejores formas de protección”.

“La inclusión – la oportunidad – es fundamental para la vida de las personas refugiadas, desplazadas, retornadas y de quienes las acogen”, declaró a los participantes el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi. “La inclusión es una de las mejores formas de protección. Y la inclusión – en las sociedades, en los servicios, en la economía – a menudo se obtiene o se facilita mediante el desarrollo”.

Aunque ACNUR seguirá siendo siempre una organización humanitaria dedicada a proteger a las personas que se ven forzadas a huir, Grandi subrayó la importancia de colaborar con los socios de desarrollo para informar y dar forma a sus respuestas a las situaciones de desplazamiento forzado y apatridia.

En una conversación con el Alto Comisionado al comienzo del evento, Antoinette Sayeh, Subdirectora Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), respaldó tales planteamientos.

“La asociación para el desarrollo es una forma muy importante de abordar de manera sostenible los retos a los que se enfrentan las poblaciones desplazadas y los países que las acogen”, afirmó.

Sayeh se refirió a un reciente análisis del FMI sobre el impacto económico en los países de América Latina y el Caribe que han recibido a millones de personas refugiadas y migrantes venezolanas en los últimos años. Afirmó que estos movimientos pueden presentar tanto retos como oportunidades para el desarrollo, y que las políticas inclusivas para los refugiados son cruciales para ello.

“Sabemos que existen presiones considerables para que los países de acogida acojan a personas refugiadas, y algunos de ellos lo están haciendo con relativo éxito. Basta con ver Colombia y los esfuerzos realizados para acoger a la población refugiada venezolana, y las contribuciones que están haciendo a la economía”, afirmó.

Soukenya Kane, Directora del Grupo de Fragilidad, Conflictos y Violencia del Banco Mundial, coincidió en este punto y describió los desplazamientos forzados no solo como un asunto humanitario, sino también como un reto para el desarrollo.

En los últimos seis años, el Banco Mundial ha proporcionado financiación por valor de más de 5.000 millones de dólares (USD) para las personas refugiadas y sus comunidades de acogida, afirmó Kane, pero añadió que los esfuerzos deben ir más allá de únicamente la financiación.

“Algunos [países] de acogida han tomado la iniciativa para gestionar mejor las crisis mediante reformas políticas dirigidas a la inclusión de la población refugiada en los mercados de trabajo, la salud, la educación, la protección social y el sistema financiero”, señaló, y añadió que el Banco Mundial utilizaría sus mecanismos de financiación para animar a más países a seguir su ejemplo.

Durante los dos días del Diálogo también se celebraron animados debates sobre el desplazamiento interno, los retornos voluntarios y sostenibles, y la reintegración, y el papel de los municipios y los gobiernos nacionales.

Durante los dos días de debates, las personas refugiadas tuvieron un papel destacado. Entre ellos se encontraba Adriana Figueredo, refugiada venezolana y defensora de la juventud quien ahora vive en Saltillo, México, y que subrayó la necesidad de enfoques de desarrollo que fomenten la acción temprana para impulsar la capacidad de las comunidades locales de acoger a las personas desplazadas.

“Es sumamente importante que los gobiernos y las comunidades locales desarrollen la resiliencia necesaria, ya que serán los primeros en entrar en contacto con nuestras comunidades refugiadas”, apuntó Figueredo.

“Es esencial que las personas refugiadas [...] como yo, formemos parte de la agenda de desarrollo”.

Otra de las ponentes fue Nour, una joven siria de 20 años que ha huido del conflicto en dos ocasiones: la primera vez a los nueve años, cuando ella y su familia escaparon de la crisis y regresaron a Líbano, y la segunda en marzo, tras la invasión rusa de Ucrania, a dónde se había mudado a los 17 años y donde acaba de comenzar sus estudios universitarios de Logopedia.

Ahora reside en Alemania y afirma que involucrar a las personas desplazadas por la fuerza en el diseño de los enfoques de desarrollo es clave para conseguir resultados significativos.

“Es esencial que las personas refugiadas y otras personas desplazadas como yo formen parte de la agenda de desarrollo desde el principio [para que] puedan contribuir con su talento, sus habilidades y su visión”, manifestó Nour, y añadió: “Hasta que no encontremos la manera de poner fin a las guerras en nuestros países, no veremos el desarrollo que necesitamos”.

En la clausura del evento, Grandi instó a los participantes a llevar adelante los planteamientos debatidos y convertirlos en acciones y compromisos concretos en el segundo Foro Mundial sobre los Refugiados, que se celebrará en diciembre de 2023. La cuenta regresiva para el evento comenzó el jueves con el traspaso formal por parte de los co-convocantes del primer Foro en 2019 – Costa Rica, Etiopía, Alemania, Pakistán y Türkiye – a los próximos co-convocantes: Colombia, Francia, Japón, Jordania, Níger y Uganda.