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Familia ucraniana encuentra hogar en Moldavia

Historias

Familia ucraniana encuentra hogar en Moldavia

Los empresarios Nadejda y Vitalie convirtieron su espacio de oficina en un albergue para personas refugiadas, entre ellas, Veronika (6 años) y su familia, quienes provienen de Odesa.
3 Junio 2022 Disponible también en:
Veronika, una niña refugiada de Ucrania de 6 años, fotografiada afuera de las oficinas de un negocio de fabricación de pallets en Moldavia, donde ella y su familia se resguardan.

Nadejda Grosu y Vitalie Ovcearenco apenas habían ocupado un espacio de oficina nuevo en Ialoveni, cerca de Chisinau, la capital de Moldavia, cuando los noticieros se llenaron de imágenes de personas refugiadas que huían de la guerra en Ucrania.

La empresa de la pareja fabrica pallets de madera para mercados locales y de exportación. Habían comenzado a ampliar su negocio cuando miles de personas – sobre todo mujeres, niñas y niños – empezaron a llegar a la frontera. Movidos por el sufrimiento que vieron, de inmediato decidieron dar acogida a tantas personas como les fuera posible.

“Ya no podíamos enfocarnos en ampliar el negocio mientras había personas sufriendo frente a nuestros ojos”, comentó Vitalie. “Por eso convertimos nuestra oficina en un centro de alojamiento para personas refugiadas”.

Aquella tarea implicaba mover todo el equipo de vuelta a una oficina pequeña que habían desalojado hacía poco para luego añadir muros divisorios en la oficina nueva, en la que también instalaron sanitarios y plomería; además, compraron camas y otros muebles para hacerlo tan cómodo y acogedor como fuera posible.

Menos de dos semanas después del inicio del conflicto el 24 de febrero, Nadejda Karpenko y sus hijas (Oleksandra, de 15 años, y Veronika, de seis) se convirtieron en las primeras inquilinas de la antigua oficina que, ahora, cumple un papel distinto. Su huida se dio tras días de bombardeos interminables cerca de su hogar en Odesa, una ciudad portuaria a orillas del Mar Negro. El esposo de Nadejda y su hijo de 20 años tuvieron que permanecer en Ucrania.

“El viaje duró dos horas, pero, una vez que llegamos a la frontera, no sabía a quién pedirle ayuda”, contó Nadejda. Sin embargo, gracias a la información compartida por voluntarios en redes sociales, Nadejda se puso en contacto con sus nuevos caseros y se dirigió a su nuevo alojamiento.

Desde que ella y su esposo comenzaron a dar acogida a madres e hijas de Ucrania, Nadejda Grosu (izquierda) y Nadejda Karpenko tienen una poderosa amistad.

“Es así como nos pusimos en contacto con Nadejda y Vitalie, y tuvimos la suerte de que esta generosa familia nos haya acogido”, indicó Nadejda con respecto a su tocaya y al esposo de esta.

Desde que comenzó la guerra, alrededor de 480.000 personas refugiadas han ingresado a la República de Moldavia. Muchas de ellas han seguido su camino, pero alrededor de 100.000 – principalmente mujeres, niñas y niños – aún se encuentran en el país; la mayor parte ha sido acogida por familias moldavas.

La respuesta de Moldavia se caracteriza por una movilización masiva – de la sociedad civil, las oficinas de gobierno, la ciudadanía y organizaciones de bases – para apoyar a las personas recién llegadas.

Las plataformas en línea se convirtieron en el punto de encuentro entre las personas que huyen de Ucrania y aquellas que ofrecen ayuda. Sin embargo, con la proliferación de redes de este tipo al inicio de la crisis, el gobierno creó una plataforma centralizada (dopomoga.gov.md) para brindar información sobre vivienda, transporte y atención médica, así como garantizar que las personas refugiadas reciban la mejor protección.

Las acciones de Nadejda y Vitalie representan la calurosa bienvenida que la población moldava le ha dado a las personas refugiadas de Ucrania desde el inicio”, apuntó Francesca Bonelli, representante de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, en la República de Moldavia. “Me gustaría dar las gracias al Gobierno y a la población de Moldavia por haber abierto sus fronteras, sus hogares y sus corazones para dar la bienvenida a las personas refugiadas de Ucrania”.

En Moldavia, además de brindar asistencia y servicios de protección, ACNUR ha estado distribuyendo subvenciones en efectivo a personas como Nadejda y su familia, lo cual les ha permitido cubrir las necesidades más apremiantes. Bonelli reafirmó que ACNUR tiene el compromiso de colaborar estrechamente con el Gobierno de Moldavia para garantizar que las personas refugiadas reciban el apoyo que necesitan.

De manera similar, el Programa Mundial de Alimentos está apoyando a familias como la de Nadejda y Vitalie para dividir costos. “Nuestros huéspedes recibieron su primer pago y nosotros hemos recibido una ayuda única en efectivo, que agradecemos”, confirmó Nadejda.

Si bien la familia ha recibido a 20 personas al mismo tiempo, Nadejda y sus hijas son las únicas que han permanecido en el lugar. Al respecto, comentan: “Nos gustaría estar cerca de casa, junto a nuestras amistades de toda la vida, hasta que podamos volver”.

Nadejda y Vitalie mencionaron que tienen la disposición de ayudar a las personas refugiadas “todo el tiempo que lo requieran”, pero añadieron que, conforme pasa el tiempo, será necesario hacer mucho más para entretenerlas. “Me gustaría recibir ayuda de alguien para que nuestros huéspedes se mantengan ocupados durante el día, mientras nos enfocamos en nuestra rutina”, indicó Nadejda.

ACNUR está colaborando con las autoridades para generar oportunidades socioeconómicas para que las personas refugiadas y la juventud moldava puedan obtener ingresos y contribuir a la economía nacional.

No obstante, Veronika, la hija de seis años de Nadejda, no tiene problemas en mantenerse ocupada, ya que pasa sus días jugando con Bars, el perro de la familia, con sus muchos juguetes y con un preciado telescopio que mostró con orgullo en una videollamada con Ben Stiller, Embajador de Buena Voluntad de ACNUR.

De cualquier forma, la madre de Veronika le hizo saber al actor, productor y director que es por las noches cuando Veronika resiente el impacto de la situación. “Extraña mucho a su hermano, a su abuela y a su padre. A veces llora por la noche”, explicó Nadejda.

“Quiero ir a casa”, añadió Veronika. “Extraño a mis compañeros de juego, Maxim, Andal, Vishnurat, y quisiera jugar con ellos otra vez”, expresó.

Hasta entonces, ella y su familia tienen un hogar seguro gracias a Nadejda y Vitalie, cuya respuesta a la crisis es un reflejo de la ayuda que tantas personas han brindado en toda Moldavia. Stiller lo resumió diciendo: “Su generosidad es una inspiración para muchas personas en todo el mundo”.

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