Chile y el Golpe de Estado de 1973: La historia de solidaridad internacional que cambió la vida de una niña y su familia
Chile y el Golpe de Estado de 1973: La historia de solidaridad internacional que cambió la vida de una niña y su familia

Actualmente Vicky es funcionaria en la misma Embajada de Austria que les ayudó a encontrar protección en 1973.
SANTIAGO, Chile – Vicky Bown aún se emociona al hablar de su vida, especialmente cuando recuerda el dolor de sus padres quienes se vieron obligados a dejar Chile, meses después del Golpe Militar del 11 de septiembre de 1973.
Su padre, Guillermo Bown, acababa de ingresar a trabajar en la Cancillería chilena por lo que, inmediatamente tras el Golpe, supo que debía dejar el país urgentemente: “Fue una oportunidad de salir y que mi papá no fuera torturado o desaparecido”, recuerda Vicky. En esta travesía, la figura del Cónsul de Austria en Chile jugó un rol primordial, puesto que le dio la oportunidad de hospedarse durante dos meses en las dependencias de aquella representación diplomática: “Él lo fue a buscar, lo metió al maletero de su auto y lo ingresó a la Embajada”.

Algunas fotos de la infancia de Vicky en Chile.
“Yo sé que muchas familias en Austria llegaron gracias a ACNUR”.
Más tarde, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, también cumplió un rol fundamental en el proceso de salida y protección de esta familia. “Fue la organización que hizo posible la reunificación familiar y llevarnos a Austria. Costearon los pasajes, organizaron el encuentro en el aeropuerto y aseguraron de que gente en Austria nos recibiera. Yo sé que muchas familias en Austria llegaron gracias a ACNUR”, comentó.
Y como una increíble cadena de solidaridad, a su llegada, el Gobierno de Austria les ofreció apoyo psicológico, clases de alemán para los adultos y apoyo para encontrar trabajo, a modo de facilitar su inserción en el país, además de un lugar donde vivir, el que Vicky llama “el pequeño Chile”: una especie de barrio en donde vivían familias de distintas nacionalidades, entre ellas chilenas, sus miembros mantenían fuertemente las relaciones comunitarias, la solidaridad y remembranzas del país de origen.
El sufrimiento de sus padres
Si bien Vicky recuerda muchos momentos felices de su infancia en Austria, también recuerda la profunda tristeza que veía en sus padres. Su madre extrañaba a su familia, mientras que su padre escribía acerca de este dolor. “Mi padre es poeta, aparte de ser periodista y sociólogo. Él se dedicó mucho a la poesía y en los poemas se notaba lo fuerte que era para él todo eso, ahí expresaba sus sentimientos. En el día a día no se notaba mucho, pero en su poesía sí”.
Para los ojos de una niña, su infancia era feliz, pero ya de adulta la reflexión fue más compleja. “Ser refugiada suena fuerte. Es un sentimiento de estar en un lugar al cual tú no perteneces. Estar buscando siempre quién eres, cuál es tu país realmente. Refugiado significa tener que estar ahí sin querer, es una obligación, y el no poder regresar a tu país es terrible”, comenta.
Pese a todo Vicky recuerda: “Yo siempre decía que era chilena, pero no conocía Chile”. Esto cambió cuando finalmente el nombre de su padre apareció en la lista de las personas que, al fin, podían volver a Chile. Esto fue una tremenda alegría que se celebró en grande en el barrio en donde vivían, ya que varias familias refugiadas del sector también tenían la autorización para retornar.
Hoy Vicky – ya radicada en Chile – trabaja en la Embajada de Austria. “Sentí que era como cerrar un poco el círculo de esto. La primera vez que dije voy a trabajar en la Embajada, que bonito, porque así devuelvo la mano al país que nos acogió”.
“Ser refugiada suena fuerte. Es un sentimiento de estar en un lugar al cual tú no perteneces”.