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Kirguistán: Programa de vivienda del ACNUR ayuda a los desplazados

Historias

Kirguistán: Programa de vivienda del ACNUR ayuda a los desplazados

Un programa del ACNUR para la reconstrucción de las viviendas destruidas en la ola de violencia del pasado verano ayuda a los desplazados en el sur de Kirguistán.
23 Noviembre 2010 Disponible también en:
Los señoras mayores observan la labor de reconstrucción de su casa junto a su hogar provisional, una tienda del ACNUR.

JALALABAD, Kirguistán, 24 de noviembre (ACNUR) – Hace cinco meses, Gulmira* presenciaba como su vida se veía reducida a llamas después de que un grupo de hombres armados saqueara sus pertenencias e incendiara la casa que ella y su marido habían construido años antes.

El matrimonio de avanzada edad se encontraba cuidando a sus tres nietos cuando fueron víctimas de la ola de violencia que recorría Jalalabad y otras ciudades en el sur de Kirguistán el pasado junio. Esta ola de violencia forzaba a alrededor de 300.000 personas a refugiarse en zonas más seguras del país y a otras 100.000 a buscar protección en Uzbekistán.

Muchos han regresado a sus hogares pero miles de ellos permanecen desplazados. Gulmira y Murat,* por ejemplo, han estado viviendo desde el pasado junio en una tienda de campaña sobre los escombros de su antiguo hogar. Sus hijos y tres nietos – de tres, siete y nueve años de edad – huyeron a la Federación Rusa al considerar que su seguridad peligraba en el sur de Kirguistán.

No obstante, hace solo unos pocos días que el matrimonio fue trasladado a una nueva casa construida para ellos por el ACNUR. "Esta es la mejor sensación de todas, tener un techo sobre mi cabeza", expresaba Gulmira al equipo del ACNUR enviado a comprobar los avances del proyecto, y añadía: "No puedo creer que volvamos a tener un sitio en el que dormir".

Durante la ola de violencia unas 2.000 casa sufrieron daños y alrededor de 1.690 quedaron completamente destruidas. A pesar de todo, unas 500 familias (3.500 personas) de las provincias de Osh y Jalalabad han podido regresar a sus hogares, reconstruidos gracias a la financiación del AECID como parte de un programa de emergencia en transición aprobado por el gobierno y los donantes durante el último mes. Se tiene previsto el acomodamiento de otras 1.200 familias para finales de mes, antes de la llegada del invierno.

La labor de reconstrucción ha conllevado el transporte de grandes cantidades de escombros y desechos, incluyendo asbesto, procedentes de edificios dañados o completamente destruidos. Tanto el ACNUR como sus socios han tenido que adquirir y proporcionar grandes cantidades de material de construcción como arena, cemento, ladrillos y madera. Se ha necesitado alrededor de unos 300.000 ladrillos al día, por ejemplo.

Ha sido un gran logro, tremendamente apreciado por aquellos que perdieron sus hogares. La tristeza y la amargura, sin embargo, permanecen ante la destrucción gratuita del verano. "Hemos nacido aquí, trabajado toda nuestra vida en Jalalabad, construido nuestra casa, invertido todos nuestros ahorros y todo nos ha sido arrebatado en un solo día", señalaba Gulmira. "Lo hemos perdido todo".

Los malos recuerdos inundan a Gulmira mientras guía a los visitantes del ACNUR alrededor de su casa afectada por la ola de violencia. Se emociona al señalar el sótano donde se escondió con sus nietos cuando la casa fue atacada. Un hombre puso una pistola en su nuca durante el ataque pero su mayor preocupación eran sus nietos.

El programa de ayuda, mientras tanto, además de proporcionar alojamiento antes de la llegada del invierno, ha contribuido a restablecer el sentimiento de comunidad entre la población ofreciéndoles, además, esperanza para un futuro. Muchas familias han manifestado sus planes de mejorar y ampliar sus hogares en primavera.

Una trabajadora del ACNUR habla con una mujer desplazada en su hogar provisional al sur de Kirguistán.

Alentado por las autoridades locales, el ACNUR y sus asociados, entre ellos la ACTED (Asociación para la Cooperación y el Desarrollo), el Consejo Danés para los Refugiados y Save the Children, se han apoyado mutuamente en la construcción de las viviendas. Los barrios más afectados de Osh y Jalalabad han recuperado su vitalidad y vuelven a estar repletos de actividad.

"La restauración apropiada de las viviendas es un primer gran paso en la reconstrucción de comunidades destruidas", apuntó Hans Schodder, representante del ACNUR en Kirguistán. Pero añadió que todavía se necesita mucho más para poder garantizar la paz y la estabilidad.

"La confianza entre las comunidades y la autoridades se ha perdido y se necesitará mucho tiempo y esfuerzo para recuperarla. La restauración de la ley y del respeto por los derechos humanos debe ser la gran prioridad del nuevo parlamento, del gobierno y de todas las autoridades como también de la sociedad civil, de los líderes de opinión y de los medios de comunicación. El ACNUR seguirá apoyando este proceso", subrayó.

Gulmira, entretanto, espera el momento en el que toda su familia se vuelva a reunir en Jalalabad. "¿Cómo van a volver si no tienen un lugar donde vivir más que una tienda de campaña?", se preguntaba. "Esta casa me da la esperanza de volver a ver a mis nietos de nuevo", añadía con una cálida sonrisa en su cara.

*Los nombres se han cambiado por razones de protección

Por Natalia Prokopchuk en Jalalabad, Kirguistán