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ACNUR aporta un rayo de esperanza en una región devastada en Japón

Historias

ACNUR aporta un rayo de esperanza en una región devastada en Japón

Unas 10.000 personas que perdieron sus hogares debido al devastador terremoto y tsunami de Japón se benefician de las lámparas solares del ACNUR para su albergue temporal.
1 Abril 2011 Disponible también en:
Antes de su distribución, un funcionario del gobierno local prueba la eficacia de una lámpara solar de ACNUR.

TOKIO, Japón 1 de abril (ACNUR) -- Cuando Shinji Kubo se unió al ACNUR hace 18 años, soñaba con ayudar a los refugiados en todo el mundo. "Nunca pensé que regresaría a mi ciudad natal para ayudar a mis vecinos," explica este responsable de relaciones externas de la Agencia de la ONU para los Refugiados en Tokio.

Allí es donde encontró a principios de esta semana Shinji Kubo, distribuyendo 1.800 lámparas de ACNUR, recargables con energía solar, a los habitantes de su ciudad natal de Ishinomaki. Esta ciudad está situada en la prefectura de Miyagi, en el noreste del país, una de las regiones más afectadas por el terremoto y por el posterior tsunami del 11 de marzo, que también provocaron un grave accidente en una central nuclear.

ACNUR llevó en avión las lámparas solares ecológicas desde las instalaciones de su proveedor en la India y las transportó en camión hasta Ishinomaki para aportar un rayo de luz -- y esperanza -- en los refugios de evacuación a cerca de 10.000 personas.

A pesar de las frías temperaturas y de la falta de agua y de electricidad, los tenaces residentes de las zonas más afectadas regresan a sus casas dañadas para limpiar durante el día, pero comen y duermen en los centros de evacuación por la noche.

Shinji Kubo se sorprendió al ver que, en su ciudad anteriormente en buen estado, los peces depositados tierra adentro por el tsunami ahora se estaban pudriendo, y que la mayoría de los habitantes llevaban máscaras para soportar el olor. El polvo se alterna con el barro, dependiendo del tiempo, pero los habitantes de Ishinomaki intentan mantenerse ocupados a pesar de esta difícil situación.

Funcionarios locales y residentes desplazados en el colegio elemental de Minato, un centro de alojamiento temporal para cerca de 2.700 personas, aceptaron con gratitud la entrega de las lámparas el miércoles. Estas lámparas recargables con luz solar son las que ACNUR normalmente distribuye en los campos de refugiados, ya que pueden funcionar durante horas por la noche.

Shinji Kubo, cuya propia familia se vio afectada por el terremoto y el tsunami, dijo que esperaba que las lámparas fueran tanto un consuelo como una ayuda concreta para las personas que habían sufrido tanto en tan poco tiempo.

"Han perdido sus casas, sus pertenencias y a sus seres queridos,"explicó. "Aunque la situación actual es desesperada, espero que esta pequeña luz les ayude a hacer frente a la realidad y superar las dificultades para encontrar una esperanza y reconstruir sus vidas."

Horas después del terremoto y del tsunami, ACNUR presentó sus condolencias y ofreció ayuda a Japón. En colaboración con el Ministro de Exteriores, ACNUR ha prestado su apoyo tanto en el marco de los esfuerzos emprendidos por el sistema de Naciones Unidas y por la Plataforma Japón -- una coalición de organizaciones no gubernamentales (ONG), empresas del sector privado y el gobierno -- en la gestión y recogida de información sobre la ayuda humanitaria aportada por las ONGs.

"Es el momento de demostrar nuestra solidaridad y de dar apoyo al pueblo de Japón,"dijo Johan Cels, representante de ACNUR en Japón. "Japón ha sido un fuerte defensor de los refugiados y de ACNUR durante muchos años, así que ahora es nuestro deber ayudar en lo que podamos."

En las primeras horas tras el terremoto-que también sacudió a Tokio-el personal de ACNUR hizo todo lo posible para garantizar que los refugiados en el país, que puede que no todos entendieran japonés, tuvieran información en otros idiomas y supieran los números de teléfono de emergencias donde llamar.

Actualmente algunos grupos de refugiados están devolviendo el favor recaudando dinero para su nuevo país en este momento de necesidad.

Por Yuki Moriya en Tokio, Japón