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Refugiados sirios encuentran seguridad en el Líbano, pero faltan alojamientos

Historias

Refugiados sirios encuentran seguridad en el Líbano, pero faltan alojamientos

As refugees continue to arrive in Lebanon from Syria, finding shelter is becoming increasingly difficult. [for translation]
4 Octubre 2012 Disponible también en:
Om Ali y su familia tuvieron dificultades para encontrar un alojamiento cuando llegaron a Líbano.

VALLE DE LA BEKAA, Líbano, 25 de setiembre (ACNUR) – Después de una caminata nocturna por las montañas, Om Ali llegó exhausta este mes a un pequeño poblado cerca de la frontera de Líbano con Siria. Ella, proveniente de la ciudad de Homs y madre de cuatro hijos, pensó que su familia, y aquellos viajando con ella, habían finalmente encontrado un lugar para descansar: una casa a medio construir sin agua, pero con un techo decente, y sobre todo alejada de los bombardeos que dejaban a los niños despiertos durante la noche.

Sin embargo, cuando el propietario de la casa llegó la mañana siguiente le pidió al grupo que se marchara. "Llegamos ayer y encontramos un lugar, pero ahora nos tenemos que ir", Om Ali le dijo a ACNUR horas después. "Estoy cansada, todos estamos cansados." Un niño pequeño dormía en la esquina mientras ella hablaba. "No sabemos a dónde nos dirigiremos".

Om Ali no está sola. En Líbano encontrar alojamientos adecuados para las familias sirias que huyen del conflicto es el mayor desafío que enfrentan las agencias de ayuda internacional como ACNUR. Más de 70.000 sirios han buscado seguridad en Líbano durante los últimos 18 meses. Ese número podría duplicarse en los siguientes meses si los combates continúan y se confirman las proyecciones actuales.

Cada día llegan nuevas familias. ACNUR y sus socios están trabajando estrechamente con las autoridades locales para encontrar lugares de alojamiento para ellos y asegurarse de que estén seguros y protegidos. Con el invierno en el horizonte, esta es una carrera contra el tiempo.

"El mayor problema que enfrentan los refugiados en el Líbano, ahora y en los próximos meses, es el alojamiento", comentó Anna Leer, Oficial de Protección de ACNUR en Trípoli. Ella y otros notan que mientras se están haciendo los esfuerzos necesarios para responder a este problema, las necesidades de alojamiento de familias individuales a menudo deben manejarse caso por caso. Además, los refugiados sirios se encuentran dispersos a lo largo de una extensa área en el norte del Líbano y en el valle de Bekaa, así como en zonas urbanas, lo que incrementa la complejidad de su situación.

Hasta ahora muchos de los recién llegados han encontrado alojamiento en casas de familias (especialmente en el norte del Líbano, donde los lazos familiares entre sirios y libaneses a través de la frontera son fuertes), en apartamentos y cuartos alquilados, o en sitios que funcionan como albergues, como el caso de algunas escuelas. Una minoría se aloja en tiendas de campaña o alojamientos improvisados.

A medida que la crisis siria llega a su segundo año, muchas familias que habían estado dispuestas a albergar nuevos refugiados se han quedado sin espacio disponible o ya no pueden recibir a más personas. El mercado de alquiler de viviendas en algunas localidades se está saturando, y los apartamentos disponibles son casi imposibles de encontrar. Los alquileres suben hasta cuatro veces en algunas áreas del valle de Bekaa, mientras que los sirios sin un trabajo se tienen que endeudar o corren el riesgo de ser desalojados.

Algunas escuelas en el valle de Bekaa que habían estado disponibles para acoger refugiados durante las vacaciones de verano están siendo desocupadas para hacer espacio para los estudiantes, dado que el año escolar está comenzando. Cerca de 100 familias están perdiendo sus hogares temporales y como consecuencia de ello muchos han tenido que ser reubicadas.

"Es un serio problema el que estamos enfrentando en el Líbano", dijo Sheikh Deeb Abed el Khalid, Director de Keras al Kir, una ONG local que ha estado organizando albergues en las escuelas. Le preocupa que las familias no puedan encontrar alojamientos adecuados cuando venga el cambio de estación. "Va a ser un invierno muy duro aquí en las montañas".

Un abuelo viviendo con su numerosa familia en un apartamento en Trípoli dijo que no tenía forma de pagar el alquiler. El hombre, agricultor de una región cercana a la frontera entre Siria y el Líbano, espera que más familiares sigan llegando. "Tenemos que encontrar ayuda para pagar el alquiler o moriremos", dijo. Otros refugiados que habían podido pagar un lugar donde quedarse, esperando que la guerra terminara pronto, están enfrentando ahora una nueva realidad.

"Estoy preocupado por lo que pasará si la situación continúa y tenemos que quedarnos fuera de nuestro país", dijo Yusra, una refugiada de Homs que está viviendo en Líbano con sus cinco niños. "¿Como sobreviviremos aquí? No lo sé. Cada día espero que regresemos a nuestro país, que mañana los hombres terminen esta guerra y podamos retornar a nuestro hogar."

ACNUR y sus socios internacionales, junto con autoridades locales y ONGs, han estado trabajando esforzadamente para encontrar nuevos lugares donde los refugiados puedan alojarse. Asimismo, vienen identificando y reacondicionando albergues colectivos, usualmente edificios públicos abandonados.

Veinte y siete albergues colectivos han sido renovados hasta el momento. El Consejo de Refugiados de Noruega está proporcionando materiales y mano de obra para ayudar a acondicionar hogares para el invierno en el valle de Bekaa. Y cerca de 60 casas prefabricadas de origen local, cada una por un costo de US$2.500, están siendo instaladas por ACNUR y el Consejo Danés para los Refugiados en el norte de Líbano, para familias que habían estado viviendo en tiendas de campaña o casas a medio construir.

A fin de ayudar a aliviar la presión sobre las familias que pagan alquileres, ACNUR y el Consejo Danés para los Refugiados también están lanzando un programa de subsidios en efectivo para el alquiler, para ayudar a las familias a pagar los altos precios. ACNUR está evaluando opciones con las familias que buscan albergue y también explorando alternativas con autoridades locales y nacionales.

Para refugiadas como Sahar*, de 25 años, que llegó a pie desde el poblado de Al Qusayr y ahora está viviendo en una tienda instalada bajo la sombra de una mezquita, las soluciones no pueden llegar demasiado pronto. Su pequeño hijo corre alrededor del polvoriento complejo con los pies descalzos, y ella teme a los escorpiones. "Estoy asustada por el invierno que se aproxima", decía mientras un viento frío soplaba ya por la ladera. "Es mucho más frío aquí que de dónde venimos. Temo por mis niños".

*Nombre cambiado por motivos de protección.

Por Andrew Purvis en el valle de Bekaa, Líbano.

Gracias al voluntaria de UNV Online Gerardo Arce Arce por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.