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Sobrevivir en Niamey: refugiados malienses luchan por seguir adelante en la ciudad

Historias

Sobrevivir en Niamey: refugiados malienses luchan por seguir adelante en la ciudad

There are some 6,000 urban refugees in the Niger capital, Niamey. UNHCR hopes that a registration exercise will help the agency pinpoint their needs. [for translation]
1 Noviembre 2012 Disponible también en:
Él utiliza una máquina de coser que pidió prestada a un familiar.

NIAMEY, Níger, 1 de noviembre (ACNUR) – A principios de este año, Omar estaba estudiando para llegar a ser profesor de Francés en Tombuctú. Hoy, es un refugiado en el vecino Níger y está trabajando como sastre para ganar suficiente dinero para mantener con vida a su familia en la ciudad.

Omar nunca imaginó un futuro fuera de Mali. Pero todo eso cambió cuando estalló el conflicto en enero en el norte del país entre las fuerzas del gobierno y el movimiento rebelde Tuareg, sumiendo a la nación del Oeste Africano en el caos y haciendo huir a más de 200.000 personas a los países vecinos, principalmente a Burkina Faso, Mauritania y Níger.

A los 23 años decidió salir con su familia, en abril, después de que las fuerzas islamistas tomaran el control de Tombuctú e impusieran unas normas muy rígidas y severas, incluyendo impedir a las mujeres trabajar con hombres y prohibir a la gente reunirse en grupos. "No podía permanecer en Tombuctú", dice Omar. "No es el mismo mundo. Yo quería venir a Niamey para escapar de eso, buscar un trabajo y ganarme la vida".

Muchos de los refugiados procedentes de Mali han encontrado cobijo en campos de refugiados en áreas apartadas y áridas de Níger. Omar está entre algunos de los 6.000 malienses que en cambio se han ido hacia Niamey, muchos con familiares en la ciudad y también atraídos como él por la oportunidad de encontrar empleo. Pero el lingüista en ciernes ha tenido que bajar sus expectativas de carrera y aceptar cualquier trabajo que pudiera conseguir.

Él comparte un alojamiento en el distrito Zabarkan de la ciudad con otros siete refugiados malienses, mientras su mujer, hijos y un tío viven cerca, en el patio de un garaje local. Su propietario les deja quedarse a cambio de vigilar las instalaciones. "No es ideal vivir en estas condiciones", apunta Omar.

Él dice que muchos de los que vienen a Niamey, incluyendo profesores, tenderos, estudiantes y granjeros de ovejas, se vieron obligados a buscar trabajos porque era difícil trabajar en el norte de Mali debido a la inseguridad y a la destrucción. Muchos de estos, en gran parte refugiados que viven en zonas urbanas en situación de invisibilidad, envían algo del dinero que ganan a sus familias en Mali, pero otros se enfrentan a los desafíos de empezar a ser autosuficientes.

Omar se gana la vida a duras penas trabajando como sastre. Utiliza una máquina de coser prestada por su prima Fatouma mientras ella está cuidando de su bebé recién nacido. En un buen día, él gana el equivalente a 10 dólares americanos.

Algunos de sus amigos se ganan la vida recogiendo agua en contenedores plásticos en un punto de distribución público y repartiéndolo a domicilio por una tarifa a empresas y familias del vecindario. Es un trabajo duro. Alassane, de 39 años, comienza a trabajar a las 5 am todos los días y recorre cerca de 8 kilómetros al día para un ingreso promedio de cerca de 5 dólares.

Es un trabajo que él conoce bien y tradicionalmente llevado a cabo por malienses en la región, pero él desearía tener algo más sustancial. En su ciudad natal de Gao en el río Níger, él trabajó para una ONG enseñando idiomas, pero la organización tuvo que abandonar por razones de seguridad.

"Sin embargo, necesito ganarme la vida y este negocio del agua me da la oportunidad de mantener a mi esposa y cuatro hijos de vuelta en Gao, y también de comprar comida aquí en Niamey para sobrevivir", explica.

Los refugiados en zonas urbanas constituyen más de la mitad de los más de diez millones de refugiados asistidos o protegidos por el ACNUR. Ellos se enfrentan a diferentes necesidades con respecto a aquellos que viven en campamentos o centros colectivos en otras partes del mundo.

Rahinatou Kanta Ibrahima-Daddy, una trabajadora de protección de ACNUR, dice que la agencia para los refugiados está preocupada por el bienestar de gente como Omar y Alassane y por su capacidad para sobrevivir en la jungla urbana. Algunos luchan para tener acceso a cuidados médicos y educación, así como protección e información sobre sus derechos. "Con una nueva operación de registro de ACNUR comenzando en noviembre, seremos capaces de identificar mejor y atender sus necesidades", dice de los refugiados en zonas urbanas.

A pesar de las dificultades, Omar dice que tomó la decisión correcta viniendo a Niamey. "La vida es un reto aquí, pero prefiero estar cerca de mi familia que en un campamento de refugiados: es más fácil adaptarse a un nuevo país cuando vives en una ciudad", dice. "Las perspectivas no son buenas de vuelta a casa así que quiero darle una oportunidad aquí en Niamey".

Niger alberga actualmente unos aproximadamente 61.900 refugiados malienses. La crisis también ha conducido a regresar a casa desde Gao a más de 3.100 nacionales de Níger. Estos desplazamientos han ocasionado un periodo difícil para Níger, que ya se enfrentó a escasez de comida y a devastadoras inundaciones en agosto.

Por Charlotte Arnaud en Niamey, Níger.

Gracias a la voluntaria de UNV Online Julia Ester De Paz Pérez por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.