Cerrar sites icon close
Search form

Buscar el sitio de un país

Perfil de país

Sitio de país

Familia rohingya busca un hogar luego de 16 años huyendo

Historias

Familia rohingya busca un hogar luego de 16 años huyendo

Despite moving across five countries, surviving a near-death experience and years of exploitation, Karim has still not found a home for his young family. [for translation]
23 Octubre 2013 Disponible también en:
Mohammed Karim y su familia en su hogar temporario en una casa comunitaria cerca de Medan, Indonesia.

MEDAN, Indonesia, 23 de octubre (ACNUR) – Mohammed Karim*, de 36 años, no es un trotamundos; sin embargo, debido a las circunstancias, este refugiado rohingya se ha visto forzado a desplazarse continuamente durante casi la mitad de su vida.

A pesar de haber vivido en cinco países, sobrevivido una experiencia cercana a la muerte y años de explotación, él y su familia no han podido encontrar un lugar al que llamar hogar. Su desafortunada experiencia refleja la necesidad de tratar los factores de atracción y expulsión que ocasionan que las personas sean desplazadas muchas veces.

Nacido y criado en Maungdaw, en el norte del estado de Rakhine, Myanmar, Karim trabajaba como albañil. "En ese entonces, los militares estaban construyendo una gran torre en mi área y me eligieron para trabajar", relató. "Durante las dos semanas que estuve ahí, no me pagaron ni me dieron comida. Una noche, escapé. Intenté ir a casa, pero me encontré con mi padre en el camino. Dijo que los militares habían venido a buscarme. Me dio dinero y dijo que escapara".

En 1997, cuando Karim tenía 19 años, huyó a Cox's Bazar, Bangladesh, al otro lado de la frontera. Trabajó 3 meses en una tienda de té. Su empleador lo alimentó y le dio alojamiento, pero se negó a pagarle un sueldo. Karim vivió brevemente en la India y, luego, se dirigió a Yangón, antigua capital de Myanmar, donde no tardó en darse cuenta que no podía quedarse sin documentos. Entonces, tomó un bote a Tailandia y trabajó como mano de obra por varios meses. Con la ayuda de su empleador, fue a Malasia, donde se registró ante ACNUR y trabajó en construcciones durante cinco años en el sector informal.

Si bien tenía documentos de refugiado, declaró que sufrió un hostigamiento constante. "Una noche, me arrestaron y me golpearon en la espalda con una vara de ratán. Fue sólo una vez, pero el dolor fue insoportable, devastador", confesó. "Tras ocho meses, me liberaron y fui a Indonesia. Ahí, me enteré que salían botes hacia Australia".

En 2008, llegó a Indonesia y arregló para subirse a un bote de contrabando con destino a Australia, junto con otras 40 personas. "El bote volcó cerca de Kupang [en Timor Occidental, Indonesia]", relató. "Sólo nueve de nosotros sobrevivimos. Estuvimos a la deriva por 12 horas, sujetándonos a barriles de plástico de combustible. Llegamos a una pequeña isla indonesia y encontramos a algunos habitantes. Nos dieron comida, cobijo y llamaron a la policía".

Antes de ser enviado a un albergue en Medan, en la isla indonesia de Sumatra, Karim estuvo detenido en el centro de detención migratorio de Kupang. Luego de unos meses, retornó a Malasia en el marco de un matrimonio arreglado y se casó con una mujer rohingya, cuyo padre conocía.

Para junio de 2011, la pareja estaba de vuelta en Indonesia. En marzo de este año, tuvieron una bebé. Actualmente, se encuentran en una casa comunitaria manejada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Medan. Dijeron que se las están arreglando con documentos de refugiados suministrados por ACNUR y una asignación mensual otorgada por OIM. Sin embargo, saben que esto es temporario, y la incertidumbre del mañana los inquieta.

"Se hace difícil pasar el tiempo. Todos los días, comemos, dormimos y conversamos. Hablamos de nuestras vidas, nuestro futuro. Es inútil, hemos estado aquí mucho tiempo", comentó Karim, con un rostro de cansancio y frustración.

En una reciente conferencia regional que tuvo lugar en Jakarta sobre el movimiento irregular de las personas, la Agencia de la ONU para los Refugiados urgió a los países de la región que se comprometan a un plan de acción regional. Esto uniría a países de origen, tránsito y destino para colaborar en la respuesta a desafíos humanitarios y de protección. Dichos desafíos son los que afrontan los refugiados como Karim, que realizó un largo viaje a través de la región en busca de protección.

"A menudo, las situaciones sobre refugiados que no han sido resueltas, en particular cuando la autosuficiencia es nula o limitada, conllevan a un movimiento irregular innecesario", declaró Volker Turk, Director de Protección Internacional de ACNUR, durante la reunión en Jakarta. "La mejor manera de estabilizar a las poblaciones de refugiados y solicitantes de asilo donde se encuentran, y también concentrarse en las problemáticas prácticas de los países anfitriones, es mejorar sus condiciones de permanencia mientras se buscan soluciones".

Los países anfitriones pueden hacer esto si permiten que los refugiados y solicitantes de asilo tengan acceso a servicios básicos y puedan trabajar legamente. Cuando los países encuentren el punto de equilibrio entre la recepción y la permanencia, la necesidad que tienen los refugiados de seguir desplazándose disminuirá y, a su vez, los refugiados podrán contribuir a los países anfitriones. Al mismo tiempo, deben existir formas más seguras y predecibles para encontrar soluciones a largo plazo, como la repatriación voluntaria, el reasentamiento en otro país o las soluciones a nivel nacional en los países donde se encuentran los refugiados.

Para Karim, regresar a Myanmar no es una opción y, luego de dos años, sus esperanzas de reasentamiento empiezan a esfumarse. Sin embargo, intenta mantenerse positivo: "Después de haberme casado y tenido una hija, quiero vivir, sobrevivir. Estoy intentando encontrar el sentido de la vida".

Su esposa, Ranjani, de 22 años, agregó: "Espero que lleguemos a un país seguro donde vivir. Mi sueño es que mi hija pueda ir a la escuela y tener una vida digna".

* Nombre modificado por razones de seguridad.

Por Vivian Tan en Medan, Indonesia.

Gracias al voluntaria de UNV Online Mauro Javier Tallarico por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.