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Una visionaria siria convierte una cochera en ruinas en un taller de artistas

Historias

Una visionaria siria convierte una cochera en ruinas en un taller de artistas

Raghad ha transformado un edificio en ruinas en un lugar donde artistas sirios refugiados en Líbano pueden crear y sentirse protegidos.
11 Julio 2013 Disponible también en:
La artista Reem trabaja en un cuadro dentro de una cochera convertida en el lugar de trabajo ideal, con altos techos, amplia y luminosa. Reem ahora sólo usa el blanco, el marrón, el negro y el gris en sus pinturas, ya que dice que son los colores que reflejan sus sentimientos de desesperación y desesperanza.

ALEY, Líbano, 11 de Julio de 2013 (ACNUR) – Cuando Raghad Mardini vio por primera vez la cochera de carruajes otomana en ruinas, en las montañas que asoman sobre Beirut, vio el potencial. Formada como ingeniero civil en su país, Siria, sabía cómo juntar las piezas y pasó todo un año remodelando de buen grado la estructura gravemente dañada durante la guerra civil libanesa de 1975 a 1990.

Raghad también conocía el potencial que tenían muchos jóvenes artistas sirios sin rumbo desplazados recientemente por la trágica guerra en su país y que necesitaban su ayuda para desenvolverse en Beirut, a donde habían huido. Cuando acabó de remodelar la cochera de carruajes y la dejó vacía, Raghad decidió establecer un vínculo entre esa cochera y los artistas sirios.

Con sus altos techos, su luminosidad, su amplio espacio y su pacífica ubicación en la ciudad de Aley, sabía que el viejo y bello edificio serviría como un perfecto taller y santuario para los artistas que lo necesitaban, así que puso en marcha la Residencia de Artistas de Aley (ARA por sus siglas en inglés).

Raghad vino a trabajar a Líbano en 2008, así que ella ya estaba en el país cuando comenzó el éxodo de sirios en marzo de 2011. Entre los que llegaron había muchos jóvenes artistas que huyeron de una guerra cada vez más brutal al otro lado de la frontera.

Sus escuelas y universidades fueron bombardeadas, sus casas y sus talleres saqueados o incendiados, así que su medio de vida y su sustento se vio interrumpido. Muchos de los artistas que Raghad ha conocido no habían podido producir o crear desde hacía mucho tiempo. Estaban viviendo en cuartos pequeños y hacinados, y además tenían obstáculos físicos y psicológicos que superar.

La Residencia de Artistas comenzó con un único artista. "Quería que esto fuera un taller sirio, en una ubicación geográfica distinta, pero con una atmósfera y ambiente sirios" explica la activa fundadora.

"Comencé a recibir nuevos artistas cada mes". Raghad dice que muchos no habían trabajado en más de un año y que estaban llenos de ideas y energía.

"Logísticamente, emocional y psicológicamente había barreras para ellos. Así que les ofrecí un alojamiento, materiales y algo de dinero. Un ambiente de protección donde se pudieran sentir libres y seguros para trabajar. Les dije que expresaran lo que habían visto y vivido del modo que quisieran".

Reem Yassouf y Hiba Alakkad son dos de los 24 artistas que han pasado un mes en ARA. Reem es una pintora cuyo trabajo previo se caracterizaba por la saturación de colores, pero ahora sólo pinta cuadros monocromáticos, con blanco, gris y negro. Pinta a los niños de Siria, cuyo futuro piensa que carecerá de colores y esperanza. A menudo los ojos de los niños están cerrados en sus cuadros, como si estuvieran durmiendo o muertos.

Hiba siempre ha trabajado con tela, hilo y papel, pero sobre lienzo. Fue criada en una familia de sastres y desde los 12 años ha hecho construcciones abstractas usando los materiales que tenía a mano. Cuando ella, su marido y su hijo huyeron de Siria, no había podido crear nada en más de un año. Creativamente estaba bloqueada, traumatizada por la violencia y la destrucción que había visto en su país.

La residencia de Aley le ha ofrecido una oportunidad única de expresarse y su trabajo ha cambiado radicalmente. Comenzó haciendo obras tridimensionales que reflejaban su experiencia de la guerra. Una de las más notables es la figura, probablemente de un niño, atada por un hilo dentro de lo que parece ser un ataud.

Raghad Mardini, con mirada pensativa, en el patio de su Residencia de Artistas, en las montañas que asoman por encima de Beirut. Esta ingeniera civil siria restauró una cochera de carruajes en ruinas para convertirla en un taller de artistas.

También tiene otros trabajos en marcha: delicadas esculturas con rostros y cabezas abstractas y muñecas enlazadas con hilos sobre recortes de prensa, con noticias sobre la guerra en Siria.

Raghad dice que muchos, si no la mayoría, de los artistas que han pasado un tiempo en Aley han dado pasos creativos importantes. Un artista empezó a pintar por primera vez en su vida, otro pasó de la pintura a las instalaciones al aire libre, mientras que otro comenzó a pintar a los muertos, reflejando así su experiencia. Todos, cree Raghad, están trabajando bajo la influencia de los efectos de la guerra y el desplazamiento.

A cambio de su tiempo en la residencia, los artistas donan uno de sus trabajos para la colección pública de la Residencia escriben unas palabras en el libro de invitados. "Estos han sido los meses más agradables. Gracias por confiar en nosotros" escribió un artista. "En este tiempo nunca me he sentido lejos de casa" escribió otro.

Raghad dice que el retiro en Aley favorece un ambiente especial. "Entre las paredes de la residencia no sentimos nostalgia. Es como si estuviéramos en Siria. Es un lugar donde comunicarte, intercambiar ideas, hacer amigos y construir puentes. Está abierto a todas las posibilidades para los artistas".

Por Elena Dorfman en Aley, Líbano