Cerrar sites icon close
Search form

Buscar el sitio de un país

Perfil de país

Sitio de país

Superviviente eritrea de la tragedia de Lampedusa se reúne con el Papa Francisco

Historias

Superviviente eritrea de la tragedia de Lampedusa se reúne con el Papa Francisco

Un año después de estar a punto de perder la vida frente a las costas de la isla italiana de Lampedusa, la refugiada eritrea Letebrhane volvió a la isla para honrar a las víctimas.
2 Octubre 2014 Disponible también en:
La refugiada eritrea Letebrhane y otros supervivientes de la tragedia marítima del 3 de octubre de 2013 en Lampedusa, en su encuentro con el Papa Francisco antes de volver a la isla italiana para recordar a los muertos, un año después.

ISLA DE LAMPEDUSA, Italia, 3 de octubre de 2014 (ACNUR) – Casi un año después de estar a punto de perder la vida frente a las costas de la diminuta isla italiana de Lampedusa, Letebrhane, de Eritrea, superó su miedo al mar y volvió para recordar a los miles de personas que han muerto al intentar alcanzar Europa cruzando el Mediterráneo en barcos de traficantes de personas.

La joven de 24 años dice que no quería volver a ver el mar después de que la vieja embarcación a la que subió en Libia se hundiera cuando ya tenía Lampedusa a la vista el 3 de octubre de 2013, dejando tras de sí 368 personas muertas y sólo 155 supervivientes.

"Cuando tuve noticias de la posibilidad de volver a Lampedusa para la conmemoración, sentí miedo y todas las imágenes en mi memoria volvieron de repente", dice la joven, que ahora vive en Noruega, con el estatus de refugiada reconocida. La conmemoración a la que se refiere es una ceremonia oficial que tendrá lugar el viernes en el territorio más meridional de Italia.

"No quería volver a ver el mar nunca más. Entonces, me di cuenta de cuan importante era para mí estar allí. Doy gracias a Dios porque, para mi, sobrevivir el 3 de octubre fue como volver a nacer". Asistirá a la conmemoración de mañana en Lampedusa con otros supervivientes. El grupo tuvo una audiencia privada con el Papa Francisco en Roma el miércoles.

Leterbrhane dejó Eritrea en 2012 para evitar hacer el servicio militar, obligatorio en ese país. Ni siquiera pudo despedirse de su familia, temiendo preocuparles demasiado. Sólo su mejor amiga, Senait, viajó con ella, y juntas tenían la esperanza de alcanzar Europa y con ello, la seguridad.

Les llevó un año y medio llegar a la costa de Libia, después de cruzar Sudán y viajar a través del Sahara en camionetas abarrotadas, vendidas de traficante en traficante por el camino. Letebrhane dice que a menudo, a lo largo de su periplo, fueron amenazadas y golpeadas y que muchas mujeres sufrieron abusos sexuales. Algunos de sus compañeros de viaje murieron de sed y de agotamiento.

Después de sobrevivir a este calvario y llegar a Libia, decidieron que nunca podrían deshacer el camino andado. "Sabía que el mar [el viaje a Europa] era peligroso, había oído muchas historias terribles, pero no tenía otra salida. No podía ir a ningún otro sitio", subraya Letebrhane.

Añade que antes de que la embarcación zarpara, ella y Senait fueron encerradas en un edificio en un área remota, con cientos de personas más, hasta que se reunieron las suficientes para llenar un barco. Las condiciones eran terribles y apenas tenían para comer.

Las dos amigas eritreas subieron al barco de los traficantes cerca de Trípoli el 2 de octubre de 2013. Después de 24 horas en el mar, finalmente vieron las luces de Lampedusa a las cuatro de la madrugada. Estaban tan cerca que podían ver las luces de los coches que circulaban.

Entonces alguien prendió fuego a una manta para intentar llamar la atención de otros barcos cercanos. Pero esta acción desató el pánico a bordo, recuerda Letebrhane, y la gente corrió hacia un lado del barco para escapar de las llamas, provocando que este se llenara de agua y se fuera a pique.

La mayoría de los que sobrevivieron estaban en cubierta mientras que muchas mujeres y niños se encontraban por debajo del nivel del agua y no pudieron escapar a tiempo. Letebrhane dice que se aferró al barco y sólo se soltó cuando este se hundió bajo las olas en su viaje mortal y trágico hasta el fondo marino. Senait estaba entre los muertos.

La magnitud del desastre conmocionó a toda Italia y llenó titulares en todo el mundo. En Lampedusa hubo un gran duelo y rabia por el fracaso a la hora de afrontar el tema del creciente número de travesías desde el Norte de África y los peligros que conllevan.

A raíz de esta tragedia y de un segundo naufragio que causó la muerte de 268 refugiados sirios el 11 de octubre del mismo año, el Gobierno italiano lanzó la operación "Mare Nostrum", que hasta ahora ha salvado a más de 140.000 personas.

Pero las travesías continúan y el número de personas que pierde la vida va en aumento. Desde ese día aciago de hace un año, más de 3.600 personas, muchas de ellas refugiados huyendo de la guerra y de la persecución, han muerto o desaparecido en el mar.

ACNUR ha instado a los Estados europeos a facilitar alternativas legales a las travesías irregulares y ayudar así a salvar vidas. Mientras tanto, Letebrhane estará de nuevo en Lampedusa mañana, feliz de estar viva pero desolada por el recuerdo de los que murieron en el mar.

Por Iosto Ibba y Barbara Molinaro desde Roma, Italia.

El informe de ACNUR sobre el tema de los emigrantes que cruzan el Mediterráneo para llegar a Europa: "So close, yet so far from safety", se encuentra disponible en inglés en la dirección http://www.unhcr.org/542c07e39.html

Gracias a la Voluntaria en Línea Esperanza Escalona por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.