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Repatriación a Angola: Antonio vuelve a casa tras 40 años de exilio en la RDC

Comunicados de prensa

Repatriación a Angola: Antonio vuelve a casa tras 40 años de exilio en la RDC

"Siento alegría cuando pienso que me iré a casa. Es mejor ser ciudadano de su país que refugiado en otro país", dice un retornado de 66 años.
28 Agosto 2014 Disponible también en:
Antonio, expatriado desde hace 40 años en la RDC, espera el control de documentos en la frontera para reingresar a Angola.

KINSHASA, República Democrática de Congo, 28 de agosto de 2014 (ACNUR) – Cuando Antonio dejó su aldea natal de Kwilu, Angola era una colonia portuguesa a punto de independizarse.

Los últimos enfrentamientos de la guerra de independencia lo obligaron a cruzar la frontera para refugiarse en la RDC. "Todos escapábamos", recuerda. "Yo me fui solo y volví a reencontrarme con mis padres en Congo". Esa fuga fue hace 40 años, después vino la guerra civil a prolongar el exilio.

Ahora, a 12 años del fin de la guerra civil y dos años después de que con la pacificación, los angoleños que viven en la RDC y en otros países han perdido el estatus de refugiados, Antonio está finalmente en condiciones de acogerse al tercer y último programa de repatriación voluntaria organizado por ACNUR. No tener un trabajo fijo lo ha ayudado a decidirse, mientras que para muchos otros el plan es la última oportunidad de recibir ayuda para volver.

Henchido de patriotismo, está convencido de que Angola ha pasado página. "La idea de volver me llena de alegría. Es preferible ser ciudadano de tu país que refugiado en tierra extranjera", dice. "Es una liberación, mis orígenes están en Angola, allí nacieron mis antepasados. Regresar es mejor".

Antonio tiene 60 años y es uno de los 30.000 ex refugiados en RDC que han optado por volver a Angola. Forma parte del primer grupo de más de 400 repatriados con los que a principios de agosto inició el operativo que cerrará una de las campañas más prolongadas de África. Otros volverán a través de la provincia de Katanga y unos 18.000 han optado por quedarse e integrarse.

El día antes de comenzar la primera etapa del viaje (siete horas en tren hasta Kimpese, en la provincia de Bajo Congo) Antonio habla con ACNUR en el living vacío de su casa de Kinshasa. Lo rodean su esposa, su cuñada y su nieta, listas para desplazarse con él hasta la provincia angoleña de Uige, una de las más afectadas por la guerra civil que asoló al país entre 1975 y 2002, y todo el equipaje: varias valijas, recipientes de plástico y un colchón. Los demás enseres han sido regalados a los vecinos y parientes que se quedan en la RDC.

Antonio explica que tiene pensado llegar a la aldea de Kimpese por autobús para poder quedarse con un tío que vive en la provincia de Uige antes de ir a Kwilu. "Lo primero que haré será buscar casa y trabajo", dice. Como muchos otros repatriados, no puede volver enseguida a su hogar y necesitará ayuda para rehacerse una vida. El gobierno angoleño está de acuerdo en colaborar.

Durante los catorce años que duraron la guerra de liberación y la sucesiva guerra civil abandonaron Angola unas 550.000 personas. Muchos refugiados comenzaron a volver en 2002 y entre los 73.000 que siguen en el exilio se encuentran los que en los próximos meses serán repatriados de la RDC con el apoyo de ACNUR.

Como Antonio, tienen claros los retos pero están decididos a contribuir al crecimiento del país, afligido por dramáticos problemas sociales y económicos pese a la abundancia de recursos naturales y a una economía que desde 2002 no para de crecer.

"Voy a trabajar por mi país", insiste Antonio, quien fue obrero en una empresa textil de Kinshasa antes de ofrecerse como vidriero. Reconoce la necesidad de ayuda inicial: "El estado nos va a entender y nos va a ayudar para la casa y otras cosas materiales", dice.

Lo que su esposa Albertine desea con más fuerza es reunirse con los miembros de su familia que fueron repatriados antes, entre los que están sus ancianos padres. "Llevo mucho tiempo soñando con volver", confiesa. María, la hermana de Albertine, ha hecho una promesa: "Al llegar a la frontera me pondré a bailar", repite. Faria, once años, nació en RDC y perdió a su madre en el exilio. Quiere reencontrarse con sus bisabuelos y estudiar: "Quiero ser médico como mi tío y mi tía que viven en Angola. En mi familia hay muchos doctores".

Por Céline Schmitt desde Kinshasa, RDC

Gracias a la Voluntaria en Línea Delia Tasso por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.