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Restablecer la estabilidad y la coexistencia pacífica en la República Centroafricana

Historias

Restablecer la estabilidad y la coexistencia pacífica en la República Centroafricana

Entrevista con Chaloka Beyani, Relator Especial de la ONU sobre los Derechos Humanos de los Desplazados Internos, quien realizó recientemente una visita en la República Centroafricana.
27 Febrero 2015 Disponible también en:
Chaloka Beyani, Relator Especial de la ONU sobre los derechos humanos de los desplazados internos.

BANGUI, República Centroafricana, 27 de febrero de 2015 (ACNUR) – La violencia y el sufrimiento en la República Centroafricana ya no centran la atención mundial. Pero, aunque la situación general en cuanto a seguridad no es tan mala como hace un año, el país continúa en un estado frágil. Cada día hay gente que huye de sus casas. Un recrudecimiento en la violencia ha forzado el desplazamiento de casi 50.000 personas desde principios de año. Unas 450.000 personas se encuentran desplazadas dentro de la República Centroafricana, incluidas 36.000 atrapadas en enclaves como Yaloke, y unas 430.000 han encontrado refugio en países vecinos. Más de 2,7 millones de personas necesitan ayuda humanitaria. El académico zambiano Chaloka Beyani ha visitado el país recientemente con el fin de evaluar las condiciones y necesidades existentes en su papel de Relator Especial de la ONU sobre los derechos humanos de los desplazados internos. Beyani, que depende directamente del Consejo de Derechos Humanos y de la Asamblea General de la ONU, se reunió con personas desplazadas internas así como con representantes del Gobierno, funcionarios de la ONU, cooperantes internacionales y diplomáticos de países donantes. Después comentó sus impresiones y sus ideas sobre el futuro de la República Centroafricana con Dalia Al Achi, oficial de información pública de ACNUR, en Bangui. Lo que sigue son fragmentos de esa entrevista:

¿Cuál es la situación actual en la República Centroafricana?

El país aún se encuentra en una situación de crisis . . . El país experimenta nuevos desplazamientos diariamente, mientras que la situación de los desplazados internos ya existentes con anterioridad todavía no se ha resuelto. Aún tenemos el tema de las principales milicias o grupos armados -es decir, el grupo Seleka, mayoritariamente musulmán y la milicia anti-Balaka, mayoritariamente cristiana- sin resolver. Algunos de estos grupos están exigiendo impuestos a la población, consolidando así su presencia y poniendo las bases de una actividad económica para perpetuar su existencia. Son conocidos y parece ser que se mueven libremente entre la población, incluyendo (y esto es muy preocupante), los campos para personas desplazadas internas. Esto significa que estos grupos armados son, a día de hoy, los que controlan a la población. Y esta situación hay que solucionarla.

Está claro que hay una gran división entre las comunidades que llevará un tiempo solucionar, pero se debe tratar el tema. El aspecto más significativo es la ausencia de autoridad gubernamental. Soy consciente de la existencia de un gobierno de transición, pero también está bastante claro que su presencia no se nota donde debería, al nivel de las comunidades, al nivel de las políticas y marcos nacionales, y en algo tan básico como proporcionar liderazgo sobre lo que es necesario hacer y cómo se debe hacer.

¿Cuáles cree usted que son las causas subyacentes de este conflicto?

La causa primaria es la falta de desarrollo en todo el país. Es un tema que no se ha abordado durante años y, como resultado, los habitantes de la zona este y nordeste del país se sienten ciudadanos de segunda clase. Cuando conversamos con comunidades o jóvenes musulmanes, nos hablaron de marginación. Se sienten excluidos de los procesos de desarrollo político. También hablan de falta de igualdad y de respeto. Así es que, si queremos promover la coexistencia, es importante atender estas percepciones.

En la República Centroafricana hay mucha desinformación. Es crucial poner en marcha mecanismos para recoger y distribuir información creíble. Se está describiendo esta crisis como un enfrentamiento entre cristianos y musulmanes, pero esta simplificación no refleja las dinámicas sobre el terreno. En realidad, la crisis tiene unas raíces mucho más profundas. Las etiquetas ex-Seleka y anti-Balaka han cobrado vida propia y se hace necesario desmitificarlas. En vez de ponerles una etiqueta, estas milicias deberían ser identificadas como grupos implicados en actividades criminales, que recaudan impuestos e imponen todo tipo de vejación a la población civil.

¿Qué se puede hacer para restablecer una paz y estabilidad duraderas?

En primer lugar, debería haber medidas para ayudar a las víctimas de la violencia. Son símbolos reales del sufrimiento. Si hablamos de encontrar soluciones para personas desplazadas internas (PDI), debemos estudiar sus patrones de movimiento, dónde han acabado y por qué; qué es necesario hacer en sus lugares de origen para que puedan volver a casa. No se puede considerar a las PDI de manera aislada respecto al contexto más amplio. Mis investigaciones reflejan que, hasta ahora, las PDI no han participado de manera significativa en la preparación de un diálogo nacional.

Es necesario que se les consulte y se les facilite representación para descubrir qué funciona para ellos y cómo se ven a ellos mismos como parte del proceso nacional de reconciliación. Es necesario que sean inscritos para votar, para participar en las elecciones. Se deben hacer disposiciones electorales especiales para las PDI, para que así se sientan parte del proceso, y no sean excluidas como parece que pasa ahora.

El proceso de transición debe también afrontar de manera efectiva los importantes problemas de los ex-Saleka y los anti-Balaka. No podemos ir a unas elecciones pensando que estos temas se resolverán solos, porque no lo harán. Y sin una representación proporcional en estas elecciones, los resultados solo se sumarán a las quejas de agravios sufridos por la población musulmana.

Profundizando en el tema de las PDI, el Gobierno tiene previsto cerrar el asentamiento de Mpoko, en el aeropuerto de Bangui, que ofrece refugio a 20.000 personas, aunque habían llegado a ser 100.000 en diciembre de 2013, en el momento álgido de la crisis. ¿Qué piensa usted de este proyecto?

A las PDI no se les ha consultado sobre este plan y es imperativo que se oigan sus voces. Se ha propuesto un emplazamiento alternativo, Avicom, para realojarlas, pero PDI con las que me he reunido me han explicado que este nuevo emplazamiento no es apropiado. Agentes que intervienen en el desarrollo coinciden en esta opinión. Mi experiencia me dice que los gobiernos, por comodidad para ellos, a menudo escogen emplazamientos inhóspitos, económicamente inviables, sin considerar si son adecuados y son los que quieren las PDI.

En vez de realojar a estas personas temporalmente, que, de hecho, daría lugar a un desplazamiento secundario, es esencial apoyar una solución duradera. La mejor solución sería reconstruir y rehabilitar sus lugares de origen, restableciendo la seguridad allí, ya sea a través de MINUSCA [la fuerza de paz de la ONU en la República Centroafricana] u otras fuerzas. Solo entonces se les ayudaría a ejercer su libertad de elección sobre su futuro.

Muchas personas están atrapadas en ciudades como Yaloke, donde la MINUSCA está protegiendo a unas 400 personas de la etnia peuhl que aún no han podido alcanzar un lugar seguro. ¿Qué debería hacerse por este pueblo nómada?

Es necesario poner más énfasis en su derecho a la libertad de movimientos, y que puedan así tener opciones de dónde quieren ir en última instancia, y sobre qué tipo de apoyo deberían recibir. Es importante entender que se trata de un pueblo autóctono con un estilo de vida diferenciado basado en la ganadería y que proteger ese estilo de vida es primordial.

Miembros de este pueblo [nos] mostraron sus quejas porque sus niños estaban malnutridos y no habían comido ternera ni bebido leche desde hacía mucho tiempo. Su dieta es muy importante para ellos, para su supervivencia física pero también para su sustento espiritual. La gente tiene que comer los alimentos que son parte de su cultura. No se les pueden dar alimentos que no se comerán.

En segundo lugar, este es un grupo nómada que se traslada constantemente en busca de pastos para sus animales y se debe garantizar su libertad de movimientos. Esto implica comprender sus patrones de movimiento para facilitarles seguridad cuando se desplazan y protegerles de posibles ataques, tanto dentro de los límites de un mismo país como a través de las fronteras de los países vecinos. Debemos asegurarnos de que grupos que se dedican a la agricultura no expandan sus actividades y ocupen las rutas usadas por los nómadas, porque si esto ocurre, se producirán enfrentamientos. Es necesario que todas las partes implicadas sepan que las soluciones duraderas para PDI nómadas se basan en asegurarse de que pueden ejercer su libertad de movimientos, y esto se logra protegiendo sus rutas tradicionales y restaurando su sustento, en este caso, su ganado.

¿Qué papel pueden jugar los líderes religiosos en la reconciliación?

El papel de los líderes religiosos es esencial. En la fase inicial de la crisis, los líderes religiosos de ambos lados lucharon por promover la unidad entre comunidades y para condenar la violencia como algo inaceptable y como un instrumento en el mal uso de la religión con fines políticos. Como figuras de autoridad y de fe, pueden guiar a sus congregaciones para promover la reconciliación y el diálogo entre las comunidades. Es necesario apelar al alma de la gente. Debería trabajarse al nivel de base, donde hay comunidades que trabajan en favor de la construcción de la paz. Como he comentado con los líderes religiosos con los que me he reunido, la gente está sufriendo y necesitan curarse.

¿Tiene usted un mensaje sobre la situación en la República Centroafricana?

El mensaje más importante para enviar al mundo es que existe un riesgo de radicalización en la RCA, dados las quejas de agravios expresadas por la población musulmana, que se siente marginada, que manifiesta una falta de desarrollo durante décadas en las áreas del país donde vive y que siente que no se la trata en igualdad de condiciones con otros ciudadanos, así como que no se la respeta. Si no se tratan estos asuntos, veremos aquí como se abre otro frente del grupo Boko Haram de Nigeria o de otro grupo similar. Esto es lo que debe centrar nuestra atención y lo que debería llenar los titulares de la prensa. Debemos tomar medidas ahora.

Gracias a la Voluntaria en Línea Esperanza Escalona por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.