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Jordania: los combates y la desesperación disparan el número de refugiados

Historias

Jordania: los combates y la desesperación disparan el número de refugiados

Durante esta semana, una media diaria de 250 refugiados sirios han cruzado la frontera con Jordania. Esta cifra es la más alta desde el verano pasado.
19 Marzo 2015 Disponible también en:
Refugiados sirios que han huido del conflicto en su país esperan en la zona de acogida del campo de refugiados de Azraq, en Jordania. Durante la semana pasada, unos 250 refugiados han pasado cruzado a Jordania cada día. Esta cifra representa un drástico aumento en las llegadas en comparación con las cifras de los meses anteriores.

CAMPO DE REFUGIADOS DE AZRAQ, Jordania, 19 de marzo de 2015 (ACNUR) – En los últimos días, muchos sirios han buscado refugio en Jordania. Entre ellos, un número creciente proviene de la sureña provincia de Dara'a, habiendo sido expulsados de allí por un incremento de los combates que, según ellos mismos explican, no les ha dejado otra opción que la de huir.

Durante esta semana, una media diaria de 250 refugiados sirios han cruzado la frontera con Jordania. Esta cifra es la más alta desde el verano pasado y representa un brusco incremento en comparación con los últimos meses. Las estadísticas de ACNUR sobre Jordania muestran que, en los últimos cuatro días, 1.014 personas han entrado al país desde Siria, de ellas más de 160 procedían de Dara'a. En los cuatro días anteriores las llegadas habían sido 412, y sólo un pequeño número procedía de Dara'a.

El representante de ACNUR en Jordania, Andrew Harper, dice que estos últimos datos subrayan la necesidad de incrementar la ayuda internacional a las víctimas del conflicto en Siria y a los países que las acogen.

"Hemos visto un aumento en el número de personas que cruzan la frontera hacia Jordania en los últimos días. Se trata de familias que, después de cuatro años de conflicto, han llegado al límite y todos nosotros, como comunidad internacional, tenemos una responsabilidad hacia ellos", subraya.

Junto con un gran número de personas que huyen del largo conflicto en la ciudad norteña de Alepo y en sus alrededores, así como en las afueras de Damasco, muchas de las personas que acaban de llegar proceden de Dara'a, en la frontera sur de Siria con Jordania. Han traído con ellos historias de los pueblos destruidos, miembros de sus familias atrapados por el conflicto y vecinos muertos que han dejado atrás.

Los recién llegados al campo de refugiados de Azraq, en Jordania, han explicado a ACNUR que habían permanecido en Dara'a los cuatro años del conflicto de Siria porque habían preferido quedarse allí -a pesar de los peligros- a convertirse en refugiados. Pero añaden que la creciente concentración de grupos armados en la provincia, el fuego de artillería y los bombardeos aéreos diarios finalmente han hecho de la permanencia allí algo demasiado peligroso.

En una zona de acogida dentro del campo, decenas de refugiados exhaustos están postrados en colchones tras su llegada nocturna ayer en autobuses procedentes de la frontera. Muchos de ellos han sufrido peligrosos viajes en automóvil en mitad de la noche, tras pagar a traficantes de personas, evitando puestos de control y zonas de combate antes de ser abandonados a su suerte y tener que caminar por horas a través del desierto para llegar a Jordania.

"Las cosas empezaron a ir mal en noviembre, cuando más grupos armados de todos los bandos llegaron a Dara'a, y el fuego de artillería y los combates en zonas pobladas fueron de mal en peor", dice Ismaael, de 44 años, que ha llegado al campo con su esposa. "Siempre decíamos que esperaríamos un mes más, pero ahora la mayoría de las personas de nuestro pueblo o ha huido o ha muerto, así es que nos marchamos", añade Ismaael.

A pesar de haber alcanzado la seguridad, Ismaael continúa traumatizado por los meses de inseguridad y por la dolorosa decisión de dejar en su pueblo a su madre, de 65 años, que no puede caminar, y a sus hermanos y los hijos pequeños de estos, que no quisieron arriesgarse al peligroso viaje.

"En Siria no había seguridad. De noche no dormíamos, estábamos tendidos en la cama con los ojos abiertos", dice Ismaael. Y añade: "Así es que cuando llegamos a Jordania, me sentí algo aliviado por estar a salvo, pero aún estoy muy preocupado por mi familia allí y no tengo manera de contactar con ellos".

Otro refugiado que acaba de llegar a Azraq, Mohannad, de 24 años, tomó la decisión de venir a Jordania con su esposa Nermin que está embarazada, después de quedarse sin opciones en Dara'a. "Antes, se podía vivir allí, era un lugar bastante seguro, pero en los dos últimos meses, la cosa empeoró mucho. Cada vez que el lugar donde estábamos se volvía inseguro, encontrábamos otro, pero al final nos quedamos sin un sitio seguro donde ir".

Con un incierto futuro ante sí en un campo de refugiados, el joven futuro padre parece resignado a su suerte: "No esperábamos nada más que esto. Somos refugiados que venimos a otro país, así es que no esperábamos vivir en un castillo. Aceptamos que así es como son las cosas".

Charlie Dunmore, desde el campo de refugiados de Azraq, Jordania

Gracias a la Voluntaria en Línea Esperanza Escalona Reyes por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.