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De acuerdo con un estudio, los negocios de los refugiados juegan un papel vital en la economía local

Historias

De acuerdo con un estudio, los negocios de los refugiados juegan un papel vital en la economía local

La investigación realizada muestra las grandes oportunidades que tiene el sector privado en el campamento de refugiados de Kakuma en Kenia y en su ciudad vecina.
4 Mayo 2018
Esperanza es una diseñadora de modas refugiada proveniente de la República Democrática del Congo.

KAKUMA, Kenia, 04 de mayo de 2018 (ACNUR) - Esperanza Tabisha, una diseñadora de modas refugiada proveniente de la República Democrática del Congo, está organizando sus últimos diseños en su pequeña tienda de hierro corrugado en el campamento de refugiados de Kakuma, al noroeste de Kenia.

Allí llegaron dos clientes para dar una mirada a lo que está en venta. Una de ellas es refugiada y la otra trabaja en una organización no gubernamental local. La mayoría de la mercancía está hecha de Kitenge, una tradicional tela gruesa y brillante teñida en colores vibrantes.

Las mujeres se ven impresionadas. Una de ellas se prueba un vestido por 1.800 chelines de Kenia (18 dólares). La otra una falda larga y un top personalizado que costaría 2.000 chelines (20 dólares). Felices con sus compras, las mujeres se van, y Esperanza continúa organizando las prendas.

“No hay mejor sensación que el de hacer a un cliente feliz”.

La empresaria de 27 años es solo una de los miles de refugiados emprendedores y dueños de negocios que viven en Kakuma y en la ciudad vecina, que tiene una población de cerca de 250.000, combinada entre refugiados y locales.

Esperanza comenzó su pequeña marca de moda, Esperanza Fashion & Design, en 2011 con solo 22.000 chelines (220 dólares), después de huir de la violencia en la provincia de Kivu Norte de la República Democrática del Congo y llegar a Kenia.

Ella quería continuar con el diseño de moda, a pesar de encontrarse como refugiada en Kenia. Sus diseños únicos encontraron en poco tiempo un lugar en la próspera industria de la moda en el campamento de Kakuma, atrayendo clientes no solo de la comunidad de refugiados, sino también entre la gente local. Ella gana alrededor de 2.000 chelines (20 dólares) por mes vendiendo sus diseños.

“Me encanta mi trabajo”, dice. “No hay mejor sensación que el de hacer a un cliente feliz”.

Usando los ingresos que ha generado, Esperanza ha invertido en su propio negocio, comprando una nueva máquina de coser, una plancha de carbón para prensar la ropa y otras herramientas para desarrollar la calidad de su trabajo. A pesar de tener un negocio exitoso que la respalda  a ella y a su familia, Esperanza dice que hay desafíos.

“Yo soy muy feliz con lo que hago”, afirma. “Me encanta ser una diseñadora y hacer ropa. Pero el dinero que hago solo es suficiente para cubrir las necesidades más básicas. Para poder expandir mi negocio, necesito asistencia financiera que puedo pagar con el tiempo.

Esperanza apoya un estudio innovador de la Corporación Financiera Internacional (CFI)  y la ACNUR, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, publicado el 4 de mayo, que concluye que muchos refugiados no son sólo receptores pasivos de ayuda sino que están involucrados en la actividad económica. El informe muestra que hay oportunidades para que las organizaciones del sector privado realicen negocios en el campamento y su ciudad vecina.

Además, el estudio analiza a Kakuma desde la perspectiva de establecer un negocio privado. Encuentra que hay más de 2.000 negocios y pequeñas tiendas en Kakuma, y que la economía de la zona vale 6 mil millones de chelines (56 millones de dólares). Según el estudio, la mitad de los ingresos de los hogares se destina a productos de consumo, un mercado que vale más de 26 millones de dólares al año.

Durante la investigación se recopilaron datos sobre la propiedad de las empresas, los niveles de consumo, el acceso a las finanzas, las telecomunicaciones, la educación y el empleo. Estos datos muestran que la economía de Kakuma está prosperando y hay oportunidades para que el sector privado invierta en empresas refugiadas y locales para que estas promuevan la autosuficiencia, la independencia financiera y el empoderamiento de los refugiados, y que de esta manera, se reduzca la dependencia de la ayuda humanitaria y que se integren a los refugiados social y económicamente.

“Necesitamos cambiar la mentalidad de que los refugiados están sentados en el campamento, sin hacer nada más que recibir asistencia”, dice Raouf Mazou, representante de ACNUR para Kenia.

“Muchos de ellos están, de hecho, dirigiendo negocios, creando empleos para otros, y haciendo otras cosas importantes para formalizar sus empresas.

“Tendemos a ver el sector privado como algo más sofisticado, que viene del exterior, pero la mayoría de las veces se basa en iniciativas de las personas que quieren ganar dinero utilizando lo que mejor conocen, por ejemplo como un refugiado que hornea pan”.

“Yo soy muy feliz haciendo lo que hago”.

Los investigadores encontraron más de 2.100 tiendas pequeñas en el campamento Kakuma, sirviendo a una población mixta. De los refugiados encuestados, el 12% se identificaron como dueños de negocios.

De esta manera, se llegó a la conclusión de que los hallazgos son positivos teniendo en cuenta que la mayoría de los refugiados llegan a Kenia con poco más que la ropa que llevan puesta. También que tienen derechos limitados para moverse por el país, o poseer negocios o propiedades registradas.

La buena conectividad a internet y la buena penetración de la telefonía móvil en la mayor parte de Kakuma han abierto oportunidades para potenciales inversionistas del sector privado, señala el estudio. Aproximadamente el 69% de los refugiados y el 85% de la comunidad local tienen acceso a teléfonos móviles.

Es así como la conectividad ha ayudado a Esperanza a expandir su negocio. Sus clientes eligen un diseño de un rango que ella ha publicado en línea.

“El internet, las redes sociales, especialmente Facebook e Instagram, están jugando un papel muy importante en atraer clientes potenciales a mi negocio, ya que yo publico allí”, afirma.

De igual manera, el estudio descubrió que las inversiones del sector privado en Kakuma no solo permiten a los propietarios de negocios refugiados mantenerse a sí mismos, sino que también tiene beneficios para la comunidad local. Los refugiados a menudo contratan personas locales para que trabajen con ellos y además les compran ganado, madera, carbón y otros productos básicos. “El conflicto, la violencia y la persecución están alejando a más personas de sus hogares que en cualquier otro momento desde la Segunda Guerra Mundial”, dice el director ejecutivo de CFI, Philippe Le Houérou.

“La ayuda del gobierno para enfrentar el desafío es limitada. La inversión del sector privado podría marcar una diferencia importante al crear empleos y oportunidades para los refugiados. Pero los inversores a menudo carecen de la información crítica que necesitan para aventurarse en estos mercados. Este estudio es un primer paso clave para impulsar a la inversión privada en un mercado sin explotar”.

La CFI y ACNUR esperan que el estudio genere conciencia sobre Kakuma como una oportunidad de mercado en áreas del sector privado como telecomunicaciones, salud, educación, vivienda y energía.

El informe conjunto concluye que atraer al sector privado y las empresas sociales al área de Kakuma y apoyar a los empresarios locales y refugiados, desarrolla el potencial de ampliar las oportunidades de trabajo, mejorar los servicios, proporcionar más opciones y reducir los precios para todos.

"A su vez, esto podría mejorar la autosuficiencia de ambas comunidades y su integración socioeconómica, al tiempo que contribuye al desarrollo de la región. Esto está en el espíritu de la agenda global del Marco de Respuesta Integral para los Refugiados", indica el informe.

Además, requiere que se alcancen tres objetivos clave:

• Atraer empresas privadas, incluidas firmas comerciales y empresas sociales, para ingresar al mercado y brindar oportunidades para ampliar las operaciones de las empresas que ya están presentes en el área

• Desarrollar el potencial empresarial de los refugiados y las comunidades de acogida, con un enfoque en los jóvenes y las mujeres, mediante el apoyo a sus negocios para crecer y proporcionar capacitación vocacional, servicios de desarrollo empresarial y oportunidades de microfinanzas

• Apoyar el diálogo sobre políticas y los esfuerzos de promoción centrados en la creación de un entorno empresarial más propicio y la atracción de empresas del sector privado al área.

Gracias a la Voluntaria en Línea Paula Cantor por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.