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El proceso de reubicación interna llega a Minas Gerais; red se moviliza para acoger a personas refugiadas de Venezuela

Historias

El proceso de reubicación interna llega a Minas Gerais; red se moviliza para acoger a personas refugiadas de Venezuela

Sociedad civil, organizaciones religiosas, universidades, ONG y ACNUR componen la red Acolhe Minas, que estrenó sus acciones dando la bienvenida a 37 personas venezolanas este fin de semana.
20 Febrero 2019
El recibimiento a los venezolanos reubicados al llegar a la primera Casa de Migrantes y Refugiados de Belo Horizonte (Minas Gerais) fue caluroso a pesar de la lluvia.

El proceso de reubicación interna llegó este fin de semana a Minas Gerais cuando, el viernes pasado, desembarcaron 37 de las 226 personas venezolanas que llegarán en el marco de la estrategia del Gobierno Federal que cuenta con el apoyo de las agencias de Naciones Unidas en Brasil y de la sociedad civil. El trabajo de acogida fue coordinado por la red Acolhe Minas, liderada por el Servicio Jesuita a Migrantes y Refugiados (SJMR) y por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), con el apoyo de la Archidiócesis de Belo Horizonte, la parroquia de la Iglesia del Buen Viaje y el Ejército de Brasil, entre otros actores.

El proceso inicial de acogida duró todo el fin de semana. El viernes 15 por la noche, las personas venezolanas fueron trasladadas para pernoctar en la sede del 12º Batallón de Infantería del Ejército; al día siguiente se instalaron en las que serán sus casas durante los próximos tres meses.

Antes de que saliera el sol las familias ya estaban en pie para tomar un abundante desayuno y dirigirse a sus destinos finales. El cansancio del viaje no afectó al buen ánimo de las 11 personas que tenían por delante 7 horas más de carretera hasta la Casa Padre Pedro Arrupe, en Montes Claros (Minas Gerais). Las familias estuvieron acompañadas por el Padre Agnaldo Junior, del Servicio Jesuita; el Ejército las transportó de manera segura hasta el norte del estado.

26 venezolanos y venezolanas se quedaron en Belo Horizonte, en dos puntos distintos de la ciudad: las familias se quedaron en la Casa Alberto Hurtado, en el barrio de Campo Alegre, mientras que los hombres solos se instalaron en la Casa del Migrante, inaugurada en las cercanías de la histórica Iglesia del Buen Viaje, en el centro de la ciudad.

La creación y la organización de la Casa del Migrante y del Refugiado, la primera del estado, contó con el apoyo de ACNUR a través de la compra de electrodomésticos, camas, colchones y otros productos básicos para garantizar la comodidad de sus nuevos habitantes. A pesar de la lluvia, el equipo del Servicio Jesuita que gestiona los albergues les dio una calurosa bienvenida. Al llegar, los estaban esperando carteles de bienvenida y un café.

Durante la primera ronda de conversaciones, que tuvo lugar a la entrada de la casa, las declaraciones sacaron a la luz los complejos y enfrentados sentimientos de las personas venezolanas que se habían visto obligadas a dejarlo todo atrás: angustia, gratitud, dolor y esperanza. “La verdad es que muchos de nuestros amigos y familiares se están muriendo en Venezuela, bien por hambre o por falta de alimentos. Este gesto del Gobierno de Brasil de movilizarse para acogernos aquí será bien recompensado, porque estos 14 hombres que están aquí, y yo mismo, tuvimos que dejar atrás a nuestras familias, hijos, amigos, autos, casas… ¡todo lo que teníamos! Y lo único que queremos es vivir en paz. Trabajar, poder traer a nuestra familia y poder salir adelante”, nos dijo Roger, que en Venezuela trabajaba en el sector de la metalurgia.

El domingo, parte de la red de apoyo y algunos paisanos que ya vivían en la ciudad siguieron movilizados para ayudar a los recién llegados. Durante la misa de domingo en la Catedral del Buen Viaje, el Obispo Auxiliar de Belo Horizonte, Don Otacílio Ferreira Lacerda, acompañado del Padre Agnaldo Junior, el Padre Marcelo Carlos Silva, el Padre Jorge Alves Filho y el Teniente Coronel Capellán del Ejército Ivan Xavier, ente otros, oficiaron una ceremonia conjunta de bienvenida a venezolanos y venezolanas. También estuvo presente el Padre George Rateb Massis, párroco del Sagrado Corazón de Jesús (sirios católicos).

Fuera, un grupo de 20 personas procedentes de Venezuela que ya viven en Belo Horizonte acudió a conocer a los recién llegados. Algunos se encargaron de preparar, junto con voluntarios brasileños, arepas, empanadas y otras delicias para compartirlas con la comunidad local. La materia prima llegó desde Boa Vista junto con un grupo de personas reubicadas: 30 kg de harina de maíz tradicional. Al final, se vendió toda la comida y el dinero recaudado se donó a los recién llegados.

Entre estas personas se encontraba la ingeniera Isabel Vásquez, que vive en la ciudad hace cuatro años y que, en cuanto se enteró de la llegada, convocó enseguida a sus conocidos para ir a ayudar. “Como ya tengo una panda de amigos venezolanos aquí, pedimos voluntarios para la feria. Cada uno hizo algo y así pudimos compartir un poco de nuestra cultura. Comprendemos muy bien la situación, conocemos la desesperación que sienten y sabemos lo importante que es ayudar”,  nos contó.

Liz Helena, estudiante de relaciones internacionales en la Pontifica Universidad Católica de Minas Gerais, también ayudó en la preparación y venta de comida. Según ella, se trata de “una oportunidad increíble para que estas dos culturas se encuentren, los brasileños intentan hablar español y viceversa. Es una ocasión para que las personas se conozcan, se integren”, afirma.

Además de comida típica, también estuvo presente la música tradicional. Las interpretaciones con el cuatro, el instrumento de las canciones típicas venezolanas, provocaron la emoción y la nostalgia tanto de venezolanos como de brasileños. Al término de la misa se invitó a la música Marcelis García a cantar una composición propia que habla sobre Venezuela y los desafíos de dejarlo todo atrás. Al final, recibió el aplauso en pie de una catedral atestada.

Trabajo en red

Con más de 4.700 personas reubicadas a diversas partes del país, resulta evidente que la estrategia de reubicación interna es un medio eficaz para que las personas solicitantes de asilo y refugiadas puedan volver a empezar. Según la coordinadora de la oficina del SJMR en Belo Horizonte, Juliana Rocha, “conociendo la realidad de Roraima, sabemos que trasladar a las personas procedentes de Venezuela hacia otras partes del país representa la posibilidad de que ellas mismas se responsabilicen de traer a sus familiares y estabilizar el flujo”. “Creo que Brasil, a través del Gobierno, el Ejército, agencias de Naciones Unidas como ACNUR y socios implementadores, realiza una elección colectiva acertada al apostar por la reubicación interna, ya que se trata de una solución duradera. No queremos limitarnos a resolver la emergencia: lo que queremos es proponer soluciones que promuevan la independencia y la autonomía de estas personas. Sabemos que Boa Vista no es capaz de absorber esta mano de obra valiosísima, y sus servicios públicos están sobrecargados. Por eso, pensamos que la reubicación interna es la mejor opción”, concluyó.

El trabajo que se inicia en la frontera se consolida en cada una de las ciudades de destino. En Belo Horizonte, por ejemplo, el Servicio Jesuita organizó reuniones de coordinación para establecer una red de apoyo que se subdividió en seis Grupos de Trabajo con objeto de realizar campañas de recaudación, apoyar la gestión de las casas y la integración de las personas. En la actualidad, la red está compuesta por ACNUR, Cáritas Minas Gerais, la Pontificia Universidad Católica de Minas Gerais, CEFET (clases de portugués), técnicos del ámbito de la sanidad y los servicios sociales, el Colectivo de Mujeres Migrantes Cio da Terra, el Instituto Felix Guatarri, la Defensoría Pública, la ONG Providence (vinculada a la Archidiócesis), Casa Chico, profesionales venezolanos y venezolanas que ya vivían en la ciudad hace más tiempo, otras personas refugiadas procedentes de Venezuela, estudiantes y personas interesadas.

Para la Asistente Sénior de Protección de ACNUR Silvia Sander, esta colaboración múltiple es un ejemplo de cómo la implicación de actores diversos resulta clave para una acogida sostenible. En su opinión, este tipo de estrategia es la que aparece establecida como modelo en la Declaración de Nueva York para los Refugiados y los Migrantes. “En ese sentido, el objetivo de ACNUR es trabajar para que otras redes dialoguen con el objetivo común de ayudar a las personas refugiadas. Este es un ejemplo de éxito que demuestra cómo la colaboración local, con el respaldo técnico y el apoyo de organismos internacionales, garantiza una acogida completa a través de una responsabilidad compartida”, afirma.

Al término de esta etapa, 226 venezolanos acogidos en Boa Vista (Roraima) fueron reubicados en ocho ciudades brasileñas el viernes 15 y el sábado 16. Fueron acogidos por 11 albergues dirigidos por seis instituciones de la sociedad civil localizados en: Porto Alegre (Río Grande del Sur), Caixas do Sul (Río Grande del Sur), Goioerê (Paraná), Curitiba (Paraná), Río de Janeiro (Río de Janeiro), São Paulo (São Paulo), Guarulhos (São Paulo) y Belo Horizonte (Minas Gerais).